Antecedentes
La desamortización, considerada fundamentalmente un proceso liberal progresista, ya había comenzado a aplicarse en el siglo XVIII. Existen ejemplos de políticas desamortizadoras en Inglaterra y Francia. En España, también se llevaron a cabo durante el siglo XVIII.
Sin embargo, algunos historiadores consideran que el fenómeno desamortizador en España comienza en el siglo XIX y se prolonga hasta el Estatuto Municipal de José Calvo Sotelo en 1924.
Etapas
- Medidas desamortizadoras de Godoy y Carlos IV (1798): Se vendieron bienes pertenecientes a instituciones piadosas para financiar la deuda pública generada por las guerras con Francia e Inglaterra.
- Medidas de las Cortes de Cádiz (1811-1813): Se intentó desamortizar los bienes comunales de los municipios para auxiliar las necesidades públicas, apoyar a los defensores de la patria y socorrer a los ciudadanos no propietarios. En cuanto a los bienes eclesiásticos, durante la Guerra de la Independencia, José I había suprimido numerosas comunidades religiosas, cuyos bienes pasaron a la Hacienda Pública. Las Cortes de Cádiz decretaron la venta de los bienes de dichos conventos, añadiendo los procedentes de las Órdenes Militares y la Inquisición. Todo esto quedó derogado con el regreso de Fernando VII y durante el Sexenio Absolutista. No obstante, el monarca continuó con la enajenación de baldíos para sanear la deuda pública, respetando los bienes de las instituciones religiosas.
- Trienio Liberal (1820-1823): Volvieron a entrar en vigor las medidas de las Cortes de Cádiz y se adelantó la gran desamortización de los bienes de la Iglesia con el Decreto de supresión de monacales, que disolvió numerosos monasterios, conventos y órdenes religiosas, incorporando sus bienes al Estado para el pago del crédito público. Sin embargo, en 1823, con la vuelta del absolutismo, Fernando VII obligó a restituir los bienes incautados.
- Desamortizaciones de Mendizábal (1836-1837) y Madoz (1855): Estas medidas tuvieron la mayor repercusión en la historia de España.
Consecuencias
A. Producción Agraria
Con la desamortización aumentó el volumen general del producto agrícola, ya que los nuevos propietarios trabajaron tierras que antes no se cultivaban, aumentando la superficie agraria de 10 a 16 millones. Las mejoras técnicas fueron escasas y continuaron atrasadas respecto a algunos países europeos, con rendimientos agrícolas mediocres. La escasa productividad fue el punto clave del atraso agrícola español. Se mejoraron y especializaron los cultivos gracias a nuevas inversiones de los propietarios. A finales de siglo, el sector agrícola entró en crisis (Crisis finisecular): los precios agrícolas se redujeron por la invasión de productos provenientes de las colonias y el sector vitivinícola sufrió la plaga de la filoxera. Las estructuras agrarias españolas, pese al inicial impulso desamortizador, se habían quedado obsoletas para una economía agraria cada vez más especializada y mecanizada.
B. Aspectos Sociales
Se pueden destacar dos cuestiones: la consolidación de un proletariado agrícola, formado por más de dos millones de campesinos sin tierra (jornaleros sometidos a duras condiciones de vida y trabajo estacional), y el beneficio que obtuvieron de la desamortización los campesinos ricos y acomodados, la aristocracia terrateniente y una burguesía urbana especuladora y absentista que, con la adquisición ventajosa de tierras y propiedades, pretendía emular a la vieja aristocracia.
C. Estructura de la Propiedad
Apenas varió la situación desequilibrada de predominio del latifundismo en el centro y sur de la Península y el minifundio en extensas áreas del norte y noroeste.
D. Pérdida de Patrimonio Cultural y Artístico
Muchos cuadros y libros de monasterios se vendieron a precios bajos y acabaron en otros países. También quedaron abandonados numerosos edificios de interés artístico, con la consiguiente ruina de los mismos. Otros se transformaron en edificios públicos y se conservaron para museos o para el uso de otras instituciones.
E. Transformación del Modelo de Ciudad
La desamortización de fincas urbanas contribuyó a la transformación del modelo de ciudad. Se generaron grandes plusvalías. La clase burguesa fue la más beneficiada por las compras de inmuebles, lo que produjo un cambio en el centro de las ciudades, de ciudad conventual (caserío amortizado) a ciudad burguesa (crecimiento en altura, apertura de nuevas vías, grandes edificios públicos y ensanches).