La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Las Causas del Golpe Militar
Primo de Rivera (PDR) y los sectores que le apoyaron (militares, políticos monárquicos y parte de las clases dirigentes decimonónicas) defendieron su acción como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social. Las razones que justifican la necesidad de cambiar la situación fueron:
- La inestabilidad y el bloqueo del sistema político parlamentario, con un continuo fraude electoral.
- El miedo de las clases acomodadas a una revolución social ante el auge de la conflictividad obrera y campesina.
- El aumento de la influencia del republicanismo y de los nacionalismos periféricos.
- El descontento del ejército tras el desastre de Annual.
El dictador justificó el golpe militar a través de un discurso con pretensiones regeneracionistas e incluso moralistas. En su manifiesto inaugural, anunció su firme voluntad de limpiar el país de caciques y de acabar con el bandidaje político, la indisciplina y las amenazas a la unidad nacional.
Algunos historiadores apuntan que PDR pretendía evitar que el régimen político acabara por democratizarse. La dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la posible reforma del sistema, que podía resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.
La Reorganización del Estado
Hasta 1925 gobernó el Directorio Militar, cuyos miembros eran militares, pero a partir de ese año, el gobierno dictatorial incluyó entre sus ministros a personalidades civiles. Se pasó entonces al Directorio Civil, aunque el peso de los militares continuó siendo importante.
Las primeras medidas del Directorio Militar fueron: suspender el régimen constitucional, disolver las cámaras legislativas, prohibir las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos, todo ello acompañado por la militarización del orden público y por una represión del obrerismo más radical. Para eliminar el caciquismo, se elaboró un Estatuto Municipal y otro Provincial. La regeneración prometida quedó en una gran farsa, ya que se suspendieron todos los mecanismos electorales y la renovación política se limitó a sustituir unos caciques por otros.
El conflicto de Marruecos centró el interés de PDR, que asumió personalmente el Alto Comisionado de Marruecos (1924). Al año siguiente, con la colaboración de Francia, se organizó el desembarco de Alhucemas, que se saldó con gran éxito.
El modelo e influencia del fascismo italiano fue muy claro. El camino hacia un régimen autoritario comenzó con la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva, de carácter corporativo, pues sus miembros no serían elegidos por sufragio sino por designación entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones públicas.
Para promover la adhesión al nuevo sistema se creó un partido único, que se llamó Unión Patriótica, cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del poder.
La Política Económica y Social
La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional. En ese contexto, el régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía española en el terreno industrial y en las infraestructuras. La idea rectora fue la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal. Se fomentaron las obras públicas.
El Gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional. También se concedieron grandes monopolios: en telefonía, a Telefónica Nacional de España; en petróleo, a CAMPSA. Todo ello fue financiado mediante los llamados Presupuestos Extraordinarios, pero iba acumulando una gran deuda extraordinaria. El mundo agrario siguió en manos de los propietarios.
En el terreno social, la dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado. Se creó la Organización Corporativa Nacional, que regulaba los conflictos laborales a través de los Comités Paritarios. Su misión era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo, así como la mediación y arbitraje en caso de conflicto.
La Oposición a la Dictadura
Los antiguos partidos del turno criticaron la excesiva duración del régimen y varios dirigentes participaron en conspiraciones militares como el complot de la «Sanjuanada» (1926). Otra intentona similar fue la dirigida por el político conservador José Sánchez Guerra.
Con respecto a los intelectuales y el mundo universitario, la dictadura pretendió controlarlos férreamente mediante la censura y limitando su libertad, llegando a cerrar universidades. El conflicto derivó en algaradas y protestas estudiantiles y fue el origen de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española.
La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la Alianza Republicana, que logró unir a las diversas facciones del movimiento y desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña, PDR prohibió el uso público de la lengua catalana y del baile de la sardana. Esto provocó un notable distanciamiento incluso entre los sectores que, como la Lliga Regionalista de Cambó, habían acogido la dictadura con cierta simpatía. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida.
La Caída de Primo de Rivera
La creciente oposición a PDR se intensificó cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro. El rey optó por retirarle su confianza y PDR acabó dimitiendo el 30 de enero de 1930.
El general Berenguer fue el encargado de sustituirle. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (1930), un programa para presentarse a las elecciones y constituir un comité revolucionario que debería convertirse en el gobierno provisional de la futura República. Berenguer fue sustituido por un gobierno presidido por el almirante Aznar. El gobierno decidió convocar en primer lugar elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Se intentaba volver a la normalidad como si nada hubiera pasado, pero Alfonso XIII se había comprometido excesivamente con la dictadura y las elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.
La Proclamación de la República y el Período Constituyente
Las Elecciones y el Gobierno Provisional
El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en España. La participación fue muy alta y las candidaturas republicano-socialistas triunfaron en las grandes ciudades. Se hizo evidente que una parte del electorado había apostado por un cambio de signo. El 14 de abril, los concejales electos de la localidad de Éibar proclamaban la República y, a lo largo del día, lo hicieron los concejales de Valencia, Sevilla, Oviedo, Zaragoza, Barcelona, etc. Ante la nueva situación, el rey Alfonso XIII decidió renunciar a la potestad real y ese mismo día abandonó el país.
En Madrid, los representantes de los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián constituyeron un gobierno provisional, que se presentó en el Ministerio de Gobernación y proclamó oficialmente la Segunda República Española. El gobierno provisional convocó inmediatamente elecciones a Cortes Constituyentes para el día 28 de junio.
El gobierno decretó una serie de medidas de extrema urgencia: un indulto general para los presos políticos, la proclamación de las libertades políticas y sindicales y la designación de altos cargos de la administración. Tareas urgentes fueron: la reforma del ejército, el inicio de negociaciones con catalanes y vascos para pactar una solución autonómica, así como actuaciones para afrontar la crisis económica. Las promesas de cambio contaron con un amplio apoyo popular, pero también con la animadversión de los grandes propietarios agrícolas, la oligarquía financiera, parte del ejército y la Iglesia.
Las elecciones generales del 28 de junio tuvieron una alta participación. La victoria fue para la coalición republicano-socialista.
La Constitución de 1931
Los diputados electos formaron las nuevas Cortes republicanas y el ejecutivo quedó en manos de la coalición vencedora, que ratificó en sus cargos al jefe del gobierno, Niceto Alcalá Zamora. Las Cortes nombraron inmediatamente una comisión encargada de elaborar un proyecto de Constitución, que fue aprobado en diciembre de 1931.
La Constitución tenía un marcado carácter democrático y progresista. La Constitución agrupaba los siguientes principios:
- El Estado se configuraba de forma integral, pero se aceptaba la posibilidad de constituir gobiernos autónomos en algunas regiones.
- El poder legislativo residía plenamente en las Cortes.
- El poder ejecutivo recaía en el gobierno.
- El poder judicial se confiaba a unos jueces independientes.
La Constitución incluía también una amplia declaración de derechos y libertades. Garantizaba la igualdad absoluta ante la ley, la educación y el trabajo y la no discriminación por razón de origen, sexo o riqueza. Definía el trabajo como una obligación social. Por primera vez concedía el voto a la mujer. Hacía una clara afirmación de la laicidad del Estado y reconocía el matrimonio civil y el divorcio.
Existían profundas discrepancias entre la izquierda y la derecha, sobre todo en lo referido a la religión y la autonomía. La aprobación de los artículos religiosos de la Constitución provocó la dimisión de los sectores católicos del gobierno, por lo cual Manuel Azaña sustituyó a Niceto Alcalá Zamora, que pasó a ser presidente de la República.
T10.
Evolución económica: Cuba, sustitución de productos, llegada de dinero. Estallido de guerra. Crisis después de la guerra.
Sectores económicos: Agricultura – Industria – Comercio exterior y Banca