La Era de las Revoluciones: De Napoleón al Movimiento Obrero

La Era Napoleónica (1799-1815)

En 1799, el joven general Napoleón Bonaparte, aprovechando su prestigio militar, dio un golpe de Estado, disolviendo el Directorio e instaurando el Consulado. Su poder se consolidó hasta coronarse emperador en 1804, gobernando de forma autoritaria y sentando las bases de la Francia moderna. Sus acciones más destacadas incluyen:

  • Códigos Legales: Elaboró varios códigos, incluyendo el Código Civil.
  • Centralización del Estado: Creó la figura de los prefectos como representantes del Estado en las provincias.
  • Reforma Hacendaria: Reformó la hacienda pública y reforzó el sentimiento nacional.
  • Concordato con la Iglesia: Firmó un concordato con la Iglesia Católica.
  • Expansión Territorial: Formó un imperio anexionando territorios, desmantelando el absolutismo y propagando el liberalismo.

Las Revoluciones Burguesas

La Revolución de 1830

Entre 1830 y 1835, una ola revolucionaria protagonizada por la burguesía, con el apoyo de las clases populares, recorrió Europa. La revuelta más significativa fue la de Francia en julio de 1830, conocida como «Las Tres Gloriosas», donde estudiantes, diputados y obreros se levantaron contra la monarquía absoluta. El rey abdicó y se instauró una monarquía constitucional bajo Luis Felipe de Orleans. La revuelta se extendió a otros países como Polonia, Italia y Bélgica, con éxito solo en este último.

La Revolución de 1848

Una grave crisis económica, las malas condiciones de vida del proletariado industrial y el descontento político desembocaron en la revolución de 1848. Las reivindicaciones liberales de la burguesía se unieron a las demandas sociales de las clases medias y el proletariado. En Francia, la insurrección llevó a la proclamación de la Segunda República y a la presidencia de Luis Napoleón Bonaparte, quien posteriormente se autoproclamó emperador Napoleón III en 1852. La revolución se extendió por Europa, combinando demandas liberales y nacionalistas.

El Nacimiento del Movimiento Obrero

Las Revueltas Luditas

La introducción de maquinaria en la producción industrial generó desempleo y protestas. Los luditas, obreros y campesinos, se rebelaron contra la tecnología, destruyendo máquinas e incendiando fábricas.

El Sindicalismo

En el Reino Unido, a principios del siglo XIX, surgieron asociaciones obreras de socorro mutuo, muchas veces en la clandestinidad. Tras la derogación de leyes antiasociativas, se formaron uniones de oficios, culminando en la creación del Grand National Consolidated Trades Union en 1834. El sindicalismo se extendió por Europa a partir de la década de 1830.

El Cartismo

En 1838, la Working Men’s Association presentó la Carta del Pueblo al Parlamento británico, demandando el sufragio universal masculino, la abolición del requisito de propiedad para ser parlamentario y un salario para los diputados. El movimiento cartista, con líderes como Robert Owen, William Lovett y Feargus O’Connor, se dividió entre moderados y radicales. Las demandas fueron ignoradas, lo que llevó a huelgas y protestas, reprimidas por el gobierno. El movimiento se disolvió hacia 1848.

Las Corrientes Ideológicas del Movimiento Obrero: El Socialismo Utópico

Pensadores británicos y franceses, herederos de la Ilustración y la Revolución Francesa, se preocuparon por la situación de la clase obrera. Propusieron reformas legislativas, la participación política del proletariado y la integración de los obreros en el poder. Algunos de los socialistas utópicos más destacados fueron:

  • Henri de Saint-Simon: Propuso una organización social dirigida por científicos e intelectuales.
  • Robert Owen: Creó cooperativas, redujo la jornada laboral, limitó el trabajo infantil y promovió la educación de los trabajadores.
  • Charles Fourier: Ideó los falansterios, comunidades autosuficientes.
  • Louis Blanc: Defendió la igualdad salarial y la cooperación para el bien común.

Estos pensadores sentaron las bases para el desarrollo posterior del movimiento obrero y las ideas socialistas.

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