La España de Franco, La consolidación del regimen. El desarrollo de los años sesenta,

Fundamentos político-institucionales


El poder dictatorial, personal y vitalicio de Francisco Franco como Jefe del Estado, Presidente del Gobierno, líder del partido único y generalísimo de los ejércitos fue el eje del régimen político surgido tras la Guerra Civil. Su único mérito: haber ganado la guerra. Tan sólo dos personas, Ramón Serrano Suñer hasta 1942 y, posteriormente, Luis Carrero Blanco, tuvieron una cierta relevancia en el sistema. Otros rasgos que caracterizaron al régimen: • El fuerte autoritarismo • La anulación de libertades• El rechazo de los principios democráticos • La negación del sufragio universal• La supresión del pluripartidismo• El absoluto centralismo y control  de  mandos  militares, jueces, alcaldes, obispos, rectores  y directores de periódicos.El proceso de institucionalización del régimen fue lento, abarcando su legislación entre 1940 y 1967, y nunca consistió en un texto constitucional escrito, sino en un conjunto de textos legislativos que fueron promulgados según las necesidades del país lo precisaban.

La Ley de Unidad Sindical (1940)

Tras la anulación de las libertades sindicales, el derecho de huelga y las actividades de las organizaciones de obreros de izquierdas (UGT y CNT) en los primeros meses de la Guerra Civil, en 1940 se crea un organismo, el Sindicato vertical que englobaba a trabajadores, gerentes, ingenieros, empresarios y propietarios de negocios, dentro del partido único (FET de las JONS) y dirigido por falangistas; para reforzar la disciplina y el control sobre los obreros e impedir cualquier conflicto laboral, aunque no tenía capacidad para negociar salarios, que era de exclusiva competencia gubernamental. Nunca gozó de la confianza de los trabajadores.

La Ley de Cortes (1942)

Por esta ley el parlamento fue restablecido, a la vez que despojado de sus funciones legislativas, ya que Franco siempre tuvo la potestad de dictar normas con rango de ley. De esta manera, su único función consistía en colaborar en la preparación de las leyes, debatir los proyectos legislativos presentados por el gobierno, aprobarlos y aplaudir los discursos del dictador. Sus representantes procuradores eran elegidos por el gobierno o en representación de los Sindicatos verticales y de las Cámaras de Comercio.

El Fuero de los Españoles (1945)

La caída de los fascismos, tras la IIª Guerra Mundial, obligó a Franco a moderar el régimen para desmarcarse del bando de los perdedores, intentando ofrecer una apariencia democrática ante los países vencedores. El Fuero de los Españoles pasaba por ser una declaración de derechos, aunque en realidad sólo incluía una declaración doctrinal oficial del régimen, que confirmaba las restricciones a las libertades de expresión y de asociación y se prohibían las ceremonias y manifestaciones religiosas públicas no católicas. Ensalzaba la figura del dictador y el principio básico de lealtad que le debían rendir todos los españoles.

La Ley de Referéndum Nacional (1945)

Paralela a la anterior, se promulgó para establecer un procedimiento de voto directo para la ratificación popular de aquellos textos legislativos que fueran considerados de extraordinaria trascendencia.

La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947)

Daba poderes vitalicios a Franco, definía a España como reino y regulaba el mecanismo de sustitución para garantizar la continuidad del régimen a la muerte del dictador. Franco se reservaba el derecho a designar al sucesor a título de rey y, en ese momento, no se pensaba en ninguna restauración borbónica. Pero si se planteaba que la nueva monarquía debía ser tradicional y no parlamentaria y fijaba las condiciones que debía reunir el sucesor (varón y español, mayor de 30 años, católico y jurar lealtad a las leyes fundamentales y principios del Movimiento Nacional). También otorgaba a Franco la potestad de conceder títulos nobiliarios. La ley fue aprobada en referéndum popular (manipulado y sin garantías) con el 82% de votos afirmativos.

La Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (1958)

El término Movimiento Nacional pasó a sustituir en el lenguaje oficial franquista a FET de las JONS como partido único, porque éste contenía resonancias fascistas no bien vistas una vez que fueron firmados los acuerdos bilaterales con los EE.UU. La ley apenas contenía novedades, puesto que refrendaba los valores antiliberales, antimarxistas y nacionalcatólicos de los inicios del franquismo. La construcción del entramado institucional fue completada con la aprobación de la Ley Orgánica del Estado (1967). Con respecto a la legislación de contenido social hay que destacar la implantación, a partir de 1943, de un sistema de seguros de enfermedad y de pensiones de vejez, así como la puesta en marcha de un conjunto de prestaciones y subvenciones económicas para los más necesitados en caso de invalidez, accidente laboral o maternidad.


Ideología y apoyos sociales del franquismo


La ideología


Ya mencionados anteriormente, los valores del franquismo fueron el anticomunismo, el antiliberalismo, el nacionalcatolicismo, el autoritarismo derechista, el corporativismo y la defensa del orden y de la propiedad privada. Acusado el marxismo de haber planificado la destrucción de los valores patrios, de haber instigado la violencia anticlerical, de haber propagado el ateísmo y del avance del separatismo, de estar detrás de los conflictos sociales, de los problemas económicos, de la proclamación de la República y de la misma Guerra Civil, se le consideraba el gran enemigo del régimen. En 1940, el gobierno creó el llamado Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo con el propósito de perseguir, depurar, encarcelar y sancionar a todos los individuos que hubieran tenido alguna vinculación en el pasado con grupos políticos u organizaciones sindicales izquierdistas. El liberalismo también fue perseguido, acusado de egoísta, individualista, librepensador, materialista e insolidario. Se le consideraba extranjerizante y debía ser erradicado de España. El nacionalcatolicismo afirmaba la necesidad de estrechar lazos entre patria y religión, siendo el catolicismo esencial al concepto de nación española. Aunque no era nuevo, se empleó para justificar la catolicidad oficial del Estado español. Así la retórica oficial del régimen franquista repetía que la tarea mesiánica de España renacida el 18 de julio consistía en convertirse en faro de Occidente y en la salvadora de la civilización europea por medio de la afirmación de la espiritualidad cristiana. De este modo fue ensalzado el periodo imperial de los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II como modelo a seguir. Y la Ley de Ordenación Universitaria (1943) definía a la Universidad como el ejército teológico para combatir la herejía y la creadora de la falange misionera que debe afirmar la unidad católica. La represión nacionalista fue brutal en los primeros años de la posguerra, llegando a prohibir el uso de las lenguas catalana y vasca, pero a partir de 1947 cambió el discurso y el régimen permitió la utilización de la lengua vasca en emisiones radiofónicas y a mediados de los 50 se puso en funcionamiento la Academia de la Lengua Vasca.

Los apoyos sociales

Contó con amplio respaldo social de muy distinta procedencia, en parte explicable por:• El recuerdo de los desastres de la guerra• La resignación y el temor a la represión• La efectividad de la propaganda oficial y la influencia de los medios de comunicación controlados por el régimen que exaltaron la figura del Franco como un caudillo.
En cualquier caso, los sectores que más colaboraron con el régimen fueron:• Los militaresConvencidos, tras su victoria contra la República, que su tarea consistía en defender la dictadura de Franco contra sus enemigos políticos internos (todos los que se alinearon en el bando republicano), jamás cuestionaron la autoridad del dictador. Entre 1939 y 1952 el 43% de los altos cargos del Estado (ministros, subsecretarios y directores generales) fueron desempeñados por militares designados por Franco, como Luis Carrero Blanco, Juan Antonio Suanzes, Camilo Alonso Vega, Eduardo González Gallarza, Agustín Muñoz Grandes y Salvador Moreno Fernández. • Los católicos Además del respaldo diplomático del Vaticano, que concedió a Franco el privilegio de designar obispos, el régimen recibió el total apoyo de los eclesiásticos y católicos españoles, del Opus Dei y de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP). La Iglesia prestó una decisiva colaboración propagandística e ideológica al régimen que, en compensación, cedió al clero católico el control casi exclusivo de la educación, de la censura y de gran parte de los medios de comunicación. Hubo notables ministros católicos como Martín Artajo, Fernando María de Castiella (Asuntos Exteriores), Ibáñez Martín (Educación entre 1939 y 1951), Arias Salgado (que dirigió la censura oficial durante 11 años) y Joaquín Ruíz Jiménez (Educación).• Los falangistas Convertida en FET de las JONS, su colaboración fue total. Hacia 1940 su estructura había quedado definida con la puesta en marcha de la Sección Femenina, el Frente de Juventudes, el Sindicato Español Universitario (SEU) y el Auxilio Social, con el objetivo de encuadrar a las mujeres, los jóvenes y los estudiantes universitarios en el partido único franquista. Sin embargo, estaba lejos de ser una organización poderosa e influyente. Por el contrario, su impopularidad era evidente y siempre ocupó una posición secundaria subordinada a Franco y al Ejército. Y las quejas fueron constantes por el escaso papel que representaba. Además, la derrota fascista en la IIª Guerra Mundial perjudicó notablemente a Falange y a mediados de los cincuenta había perdido influencia dentro del régimen, aunque continuaron beneficiándose del reparto de puestos y cargos en todos los niveles de la administración, de la organización sindical vertical y de los organismos educativos y culturales. • Los carlistas Como recompensa a sus servicios durante la Guerra Civil sus dirigentes (Antonio Iturmendi, Estaban Bilbao, Antonio Maria de Orio y el conde de Rodezno) ocuparon distintas carteras ministeriales y lograron acaparar los cargos municipales en los ayuntamientos de la mayoría de las localidades vascas, navarras y riojanas durante los años 40 y 50. • El empresariado Resultó favorecido por su legislación. Sus ganancias aumentaron gracias a los grandes pedidos para la construcción de infraestructuras y obras públicas. Destacaron financieros e industriales vascos y catalanes como José María Aguirre Gonzalo (Banesto, Acerinox, Agroman), Félix Huarte, Isidoro Delcalux Aróstegui y José María de Oriol Urquijo (Hidroeléctrica Española). Otro conocido empresario franquista fue el catalán José Banús (Costa del Sol, Valle de los Caídos, barrio del Pilar, la Concepción y San José de Valderas). Hacia 1965 una tercera parte de los escaños de procuradores en Cortes estaban ocupados por empresarios. • Los monárquicos  Casi todos los monárquicos derechistas y antiliberales, como el duque de Alba, Eduardo Aunós, Pedro Saínz Rodríguez, Gonzalo Fernández de la Mora y el escritor José María Pemán, apoyaron también al régimen.El propio Don Juan, hasta los años cincuenta, elogió al régimen franquista, manifestando su repulsa contra la monarquía de tipo democrático y constitucional, justificando la sublevación antirrepublicana por salvar a España en una gran Cruzada Nacional. Sin embargo, las relaciones entre estos grupos no siempre fueron buenas, mereciendo destacarse la reyerta que tuvo lugar en 1942 entre falangistas y carlistas a la salida del santuario de la Virgen de Begoña en bilbao, que se saldó con 3 muertos y 70 heridos. Y por otro lado, el sector monárquico y empresarial sostuvo una continua pugna contra los dirigentes falangistas por su ideología totalitarista


Estancamiento económico y autarquía


La necesidad de reconstruir el país tras la guerra, el comienzo de la IIª Guerra Mundial y el posterior aislamiento internacional y la decisión de configurar un nuevo régimen llevó al franquismo a adoptar una serie de medidas económicas de carácter intervencionista y autárquico. Los objetivos principales eran: • Prescindir de todos los intercambios comerciales con el exterior • Garantizar el pleno autoabastecimiento agraria e industrial • Producir todo lo necesario de las propias fronteras Por consiguiente, la totalidad de las actividades productivas del país pasó a estar controlada por el gobierno, quedando los intereses individuales y colectivos subordinados al régimen. Algunas de las principales medidas fueron:
Limitación de las importaciones Únicamente se facilitaron las importaciones mínimas de aquellos productos que eran imprescindibles e imposibles de obtener en el interior (algodón, petróleo, caucho, por ejemplo). El rígido proteccionismo se completaba con la concesión de subvenciones estatales y ventajas fiscales. En 1946 también se prohibió la actuación de entidades extranjeras en España y el gobierno llegó a rechazar los planes de inversión de las fábricas automovilísticas norteamericanas en nuestro país.

La organización de la producción, comercialización y distribución de cereales

Obligaba a vender a los agricultores toda la cosecha a un organismo oficial de nueva creación, denominado Servicio Nacional del Trigo. El control se extendió también a otros productos, como patatas, arroz, legumbres, azúcar, aceite o leche.

El racionamiento de los productos de consumo de primera necesidad

Para evitar el hambre, garantizar el abastecimiento a la población e impedir las subidas incontroladas de precios. Se realizó por medio de cartillas individuales o familiares, funcionando desde 1939 hasta 1952.

La fundación en 1941 del Instituto Nacional de Industria (INI)

Con el objetivo de impulsar la industrialización del país creando un grupo de empresas estatales, con capital público, y gestionadas directamente por el gobierno, en diferentes sectores: siderurgia (ENSIDESA), energía (Endesa, Butano), construcción naval (Astilleros de Cádiz), transportes (ENASA, Elcano), comunicacio-nes aéreas (Iberia, AVIACO), construcción automovilística (Pegaso, SEAT), material aeronáutico (CASA), minería (HUNOSA, ENCASUR), refinado de petróleo (Repesa), explotación de recursos naturales (ENCASO), armamento militar (Bazán), y fabricación de aparatos receptores de radio (Marconi). En 1951, el INI había impulsado la constitución de 15 empresas (10 en plena propiedad) y participación en otras 25. Diez años más tarde, controlaba un total de 61 empresas y nada menos que 7 de las 10 mayores compañías existentes en España pertenecían al Estado.
La creación de RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles). 1941. Tras la nacionalización de todas las redes de ferrocarriles peninsulares como consecuencia del mal estado en que habían quedado tras la guerra y la imposibilidad de las compañías privadas de sacarlas a flote. El desarrollo fue lento: para 1960, el 80% de las locomotoras españolas eran todavía máquinas de vapor. Las principales consecuencias de esta política autárquica fueron:• El estancamiento económico del país y el retroceso de la producción industrial por la falta de energía y de materias primas, capitales, maquinaria y tecnología.• El aumento de la inflación (en torno al 35% anual) como consecuencia de los obstáculos a la libre competencia entre empresas privadas y de las excesivas emisiones de moneda para costear las deudas y los gastos estatales• La reducción de los intercambios comerciales con el exterior y el incremento del déficit comercial• El descenso de la renta per cápita, la proliferación del chabolismo y el hambre. Entre 1939 y 1945, más de 100.000 españoles murieron a causa de la desnutrición y de las enfermedades asociadas a ella como el tifus y la tuberculosis.• La disminución de los salarios, el incremento del desempleo (400.000 en 1949) y deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores• La aparición de un ilegal «mercado negro»• El aumento de la corrupción, el favoritismo y el tráfico de influencias, enriqueciéndose unos pocos.• La acumulación de los beneficios en manos de los más poderosos grupos bancarios, de los mayores latifundistas y de los grandes empresarios, que vieron rebajar sus impuestos y tener mano de obra dócil y barata.Hacia 1945 el gobierno destinaba el 35% del presupuesto anual a gastos militares, mientras que el invertido en educación no superaba el 5% y el destinado a obras públicas un 8%. Todavía, en 1955, el gasto educativo español por habitante era menor que el de Egipto y veinte veces inferior al de Suecia.


La política exterior


Durante la IIª Guerra Mundial


En 1939 la identificación con los países fascistas era total; España abandonó la Sociedad de Naciones, se adhirió al Pacto anti-Komintern y firmó un tratado de amistar con el gobierno nazi. Pero cuando comenzó la guerra, Franco se apresuró a proclamar la neutralidad española. Las espectaculares victorias alemanas de 1940 predispusieron al dictador a apoyar a las potencias del Eje, concediendo apoyo logístico para el aprovisionamiento de barcos, aviones o submarinos. Ese mismo año tuvo lugar el encuentro en Hendaya entre Hitler y Franco, en el que éste ponía como condición para entrar en la guerra el envío de suministros, material de guerra y alimentos y reclamó Gibraltar, todo Marruecos, parte de Argelia y la ampliación de las colonias españolas en Guinea y el Sahara. Hitler se negó a atender tan exageradas peticiones para la escasa aportación del ejército español y Franco se mantuvo neutral. En 1941 Hitler comienza la invasión de la Unión Soviética y el gobierno de Franco promueve la preparación de un cuerpo expedicionario, la División Azul, de unos 20.000 voluntarios para combatir al comunismo (casi 5.000 murieron y otros 8.500 resultaron heridos). Con oportunismo y cautela, Franco fue variando su posición respecto al conflicto, así, cuando cae Mussolini y los aliados desembarcan en Italia, en 1943, ordena el regreso de la División Azul. Un año más tarde suspende los envíos de wolframio a Alemania y en abril de 1945 rompió las relaciones diplomáticas con Japón.

El aislamiento internacional (1945-1953)

Los países vencedores de la IIª Guerra Mundial, consideraron al régimen franquista como un residuo del fascismo contra el que habían combatido y rechazaron la admisión de España en la recién creada ONU, llegando este organismo a condenar el régimen de Franco con varias resoluciones del año 1946. El gobierno francés decidió clausurar la frontera pirenaica hasta 1948, los EE.UU excluyeron a España del Plan Marshall y únicamente 5 estados (Argentina, Portugal, Irlanda, Suiza y el Vaticano) mantuvieron sus embajadores. Sin embargo, el bloqueo comercial nunca fue total y además sirvió a Franco para ensalzar el patriotismo en su propio beneficio. La paulatina reinserción de España a la comunidad internacional se produjo durante los años 50, en el contexto de la Guerra Fría que enfrentara de forma silenciosa al bloque capitalista con el comunista.

Los acuerdos con los EE.UU

De repente España pasó a ocupar una importante posición geoestratégica en este conflicto soterrado y EE.UU. vieron el territorio español como un punto de partida para una hipotética contraofensiva antisoviética. En 1953 se produce la firma de los acuerdos bilaterales entre España y EE.UU, rompiéndose el aislamiento español y consolidando indirectamente al régimen franquista. Según este acuerdo, España concedía a EE.UU la apertura de 4 bases militares (Zaragoza, Torrejón de Ardoz, Morón de la Frontera y Rota, en donde instalaron una base de submarinos nucleares). En compensación, España recibió suministros de material bélico y ayuda económica que alcanzó a un total de 1.500 millones de dólares, el 60% en créditos a devolver y el 40% en donaciones.  La ayuda material bélica no superó los 550 millones de un armamento de baja calidad. En conjunto la asistencia norteamericana fue mediocre y además el tratado incluía una serie de cláusulas adicionales secretas que ponían en serio riesgo al territorio español por permitir la introducción de armas atómicas y Franco no recibió ninguna garantía de auxilio inmediato en caso de confrontación militar con una tercera potencia. La paulatina ruptura del aislamiento se completó con la firma de un Concordato con el Vaticano en 1953, la entrada en la ONU en 1955 y la admisión en el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1958. Pero los intentos por entrar en la OTAN o en la recién creada Comunidad Económica Europea resultaron un fracaso. Por otro lado, España se vio obligada a reconocer la independencia marroquí en 1956, pero aún mantuvo el Sahara Occidental, Guinea Ecuatorial (declarada provincia española a todos los efectos en 1959) y Sidi Ifni (un enclave costero de 80 kms de longitud habitado por unas 50,000 personas y que fue reclamado por el nuevo gobierno de Marruecos, llegando a producirse enfrentamientos armados entre 1957 y 1958 contra partidas guerrilleras separatistas.


Evolución económica


El Plan de Estabilización


Reconocido el fracaso del autarquismo y tras la llegada de la ayuda norteamericana y la salida del aislamiento, se inicia la apertura española al comercio internacional, favoreciendo la importación de productos industriales y reduciendo las intervenciones estatales innecesarias. El crecimiento económico se acelera, pero seguía siendo España el país más atrasado y subdesarrollado de la Europa occidental, junto con Portugal. A pesar de ello, en 1957 el país estaba al borde de la suspensión de pagos. Ese mismo año, Franco dio un giro a su política nombrando ministros a dos tecnócratas del Opus Dei, Navarro Rubio y Alberto Ullastres, quienes entre 1957 y 1959 impulsaron una reforma económica conocida con el nombre de Plan de Estabilización, que supuso la plena reinserción de España en el ámbito comercial y financiero internacional, junto con la modernización, liberalización y saneamiento de la economía nacional. Para ello: • La peseta fue devaluada en un 42% con relación al dólar (para fomentar las exportaciones y reducir el déficit comercial) • Se concedieron facilidades para la entrada de capital extranjero • Se incrementaron los impuestos, se contuvo el gasto público y se limitaron los salarios De este modo se evitó la bancarrota del Estado, pero tuvo sus costes en la disminución del consumo interior y en el aumento de parados al cerrar muchas empresas que se habían beneficiado de la protección estatal. Sin embargo, saneó la economía española y sirvió de base para el espectacular desarrollo de los 60. Además, la aprobación de la Ley de Convenios Colectivos (1958) provocó una profunda transforma-ción en las relaciones laborales, mejoró las condiciones de trabajo de los asalariados y facilitó la negociación directa entre empresarios y representantes obreros.

Los Planes de Desarrollo

El régimen franquista intentó orientar este proceso expansivo mediante los llamados Planes de Desarrollo, que estaban inspirados en los tomados por el gobierno francés tras la IIª Guerra Mundial. El máximo responsable de estos proyectos fue Laureano López Rodó. El I Plan de Desarrollo se inició en 1964 con el objetivo de aumentar los intercambios comerciales con el exterior, incrementar las exportaciones españolas, subir el PIB, estimular el consumo de la población e impulsar las inversiones empresariales. Para ello el estado realizó fuertes inversiones y concedió diversas ayudas estatales a las empresas privadas. Paralelamente incluía la creación de los llamados Polos de Desarrollo para atenuar los desequilibrios regionales. Se establecieron 12 polos entre 1964 y 1972 (Burgos, Huelva, La Coruña, Sevilla, Valladolid, Vigo, Zaragoza, Córdoba, Granada, Logroño, Oviedo y Villagarcía de Arosa) con un balance desigual. En 1967 se formuló el II Plan de Desarrollo y cinco años después sus previsiones cuantitativas fueron superadas por los datos reales. El resultado fue que, durante los 60, el proceso de modernización del aparato productivo y la plena industrialización fueron un hecho. La renta per cápita pasó de 300 dólares en 1960 a 2.000 en 1973, siendo la tasa media del crecimiento del PIB de un 7%. España dejó de ser un país atrasado, agrario y rural, para convertirse en industrial y urbano. Este crecimiento evitó tensiones sociales y reforzó el poder de Franco, que aseguraba así la continuidad del régimen. Entre los factores que más contribuyeron al rápido desarrollo económico fueron: • La favorable coyuntura económica internacional • Las masivas inversiones de capital extranjero y la fuerte presencia de multinacionales extranjeras • Los ingresos procedentes del turismo (de 6 millones de turistas en 1960 a 24 millones en 1970) • Las remesas de los emigrantes • Los reducidos costes laborales, pues los salarios se mantuvieron bajos • Las enormes inversiones estatales destinadas a obras públicas y viviendas de protección oficial No obstante quedaron problemas sin resolver y el crecimiento resultó desequilibrado, desordenado e insuficiente. Las limitaciones más evidentes de este desarrollismo económico franquista fueron: • El desigual crecimiento de los diferentes sectores productivos, pesando más la industria y el sector terciario.• La masiva emigración de trabajadores a los países más prósperos de Europa. Así se evitó que la tasa de paro superara el 2% de la población activa durante este periodo. Paralelamente se produjo una fuerte emigración rural hacia las ciudades, afectando a unos 5 millones de campesinos que dejaron sus pueblos abandonados y aliviando los problemas del campo español. • La persistencia de los desequilibrios interregionales, acentuándose la tendencia hacia la concentración del crecimiento económico y la riqueza en torno a determinadas zonas: Cataluña, País Vasco y Madrid • El mantenimiento de un sistema insuficiente de prestaciones y servicios sociales, del que quedaron fuera un 35% de españoles • La expansión desordenada de las principales ciudades • El mantenimiento de un sistema fiscal regresivo e injusto en beneficio de la minoría social adinerada • Los desastres ecológicos como consecuencia de los vertidos descontrolados en los ríos y la construcción de enormes edificios hosteleros cerca de las costas.


La evolución política


El inmovilismo será la nota predominante, por temor del régimen a perder su continuidad, convirtiéndose en una rareza en el plano internacional europeo. No obstante, el régimen continuó sumando apoyos a lo largo de los años 60 debido a: • La consolidación de Luis Carrero Blanco y Laureano López Rodó, que contribuyeron a moderar al régimen. • La incorporación a los puestos de mayor responsabilidad dentro del gobierno de los llamados «tecnócratas», con la voluntad de fortalecer el régimen mediante una eficaz actuación gubernamental que garantizara el orden y la mejora del nivel de vida material de los españoles. • La aprobación de nuevas medidas legislativas  como la Ley de Bases de la Seguridad Social (1963), la Ley de Prensa (1966) y la Ley Orgánica del Estado (1967). Con la primera se aumentan las prestaciones sociales y los servicios de asistencia médica, multiplicándose por 4 el número de centros hospitalarios públicos entre 1960 y 1970. La segunda, impulsada por Fraga, contribuyó a rebajar el rigor de la censura y permitió la publicación de nuevas revistas más críticas con el régimen como Cuadernos para el Diálogo o Triunfo. La tercera reconoció la libertad religiosa, introdujo la separación de los cargos de Jefe del Estado y Presidente del Gobierno y modificó la composición de las Cortes para que una parte los llamados «procuradores familiares» procedieran del voto directo de los ciudadanos. • La designación en 1969 de Juan Carlos de Borbón, como sucesor de Franco a la Jefatura del Estado con el título de rey.
Problemas internos:
• A finales de los sesenta se producen  las  primeras  grandes huelgas, coincidiendo con el movimiento del 68 francés. • Se producen los primeros desencuentros entre la Iglesia  y Franco  como  consecuencia  de las decisiones aperturistas del Concilio Vaticano II. • Inicio del terrorismo de ETA • Lucha por el poder entre las distintas familias del régimen (católicos, tecnócratas, opusdeistas, conservadores aperturistas de Fraga y falangistas inmovilistas) • La repercusión del incidente de Palomares, 1966, cuando 4 bombas atómicas cayeron sobre la costa de Almería después de chocar dos aviones norteamericanos. • El escándalo MATESA, una estafa de 10.000 millones  de pesetas  al Estado, falsificando pedidos de venta al extranjero para recibir subvenciones  públicas  y créditos oficiales. El escándalo desgastó especialmente al sector opusdeísta, pues  Vila  Reyes, el  catalán  presidente  de esta empresa de maquinaria textil, pertenecía al Opus Dei. También estuvieron implicados otros tres altos cargos gubernamentales que fueron procesaros y 4 ministros fueron cesados. • Política exterior:
• Aproximación a los gobiernos conservadores de Francia y Alemania presididos  por Charles de Gaulle y Honrad Adenauer, respectivamente, firmando acuerdos comerciales favorables. • Enfriamiento con el Vaticano y malas relaciones en general con el papa Pablo VI• Distanciamiento con Gran Bretaña a causa de la solicitud de devolución del Peñón de Gibraltar ante la ONU, forzando el cierre de la frontera de La Línea• Reanudación de relaciones comerciales con los países del Este• Solicitud de ingreso denegada en la Comunidad Económica Europea (CEE)• Concesión de una amplia autonomía a Guinea Ecuatorial en 1963 y posterior independencia en 1968, siendo Macías Nguema su primer dictador antiespañol.• Entrega del territorio de Sidi Ifni a Marruecos en 1969

Evolución social • Incremento notable de la población: de 30 millones en 1960 a 33 millones en 1970.  Dándose un paralelo incremento de las clases medias urbanas (casi un 50% hacia 1970), del sector servicios (representaba un 39% de la población activa, superando al sector industrial, 37%). Fuerte descenso de la población rural • La llegada masiva de turistas extranjeros contribuyó a modernizar y europeizar la sociedad española de tal manera que la retórica del régimen ya era rechazada por la mayoría de los españoles a finales de los sesenta, por considerarla anacrónica.• Las mujeres comenzaron a romper su subordinación con respecto a los hombres, accedieron masiva-mente a la enseñanza universitaria, se atrevieron a conducir automóviles y fueron incorporándose paulatinamen-te al mercado laboral (2,5 millones en 1970)• Decadencia de los sentimientos católicos, disminución de la asistencia a las misas dominicales y brusco descenso de las vocaciones religiosas (en 1973 había menos de 2.700 seminaristas en todo el país).• La tasa de analfabetismo descendió al 1,5% de la población en 1970 y la cifra de estudiantes universi-tarios se multiplicó por 10 desde 1960. La duplicación del presupuesto en enseñanza entre 1960 y 1970 (un 2,6%) permitió la creación de miles de plazas de primaria y secundaria, se inauguraron centenares de institutos públicos y nuevas universidades técnicas.


Los últimos años de la Dictadura (1970-1975)


• Caracterizados en primer lugar por el irreversible deterioro físico de Franco (en 1970 tenía 78 años), que impulsó al almirante Carrero Blanco, Presidente del Gobierno, hacia el poder, con la idea de apuntalar los fundamentos políticos del régimen para asegurar su continuidad a la muerte del caudillo, aunque dentro del régimen se escucharan voces como las de Fraga, Pío Cabanillas o José María de Areilza, propugnando una limitada ampliación de libertades.• Activación de los grupos antifranquistas que veían cerca la muerte del dictador, formándose frentes de oposición entre los que destacaron la Junta Democrática (compuesta por los comunistas, los sindicalistas de CCOO, los socialistas de Enrique Tierno Galván y algunos carlistas) y la Plataforma de Convergencia Democrática (impulsada por el PSOE, la UGT, el PNV y varios grupos católicos de izquierdas)• ETA, creada en la clandestinidad, rompió con el tradicionalismo independentista vasco representado por el PNV, defendiendo la lucha armada para conseguir la liberación de Euskadi. En 1962 celebra su primera Asamblea, tres años más tarde adopta como ideología los principios revolucionarios marxistas-leninistas. Su primera acción fue una bomba colocada en una comisaría de policía en Bilbao (1959) y en 1968 cayó su primera víctima, el inspector de policía Melitón Manzanas. Entre 1968 y 1974 hubo 27 víctimas, entre ellos la más importante fue el propio Presidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco, en 1973. Además aparecieron otras organizaciones terroristas de extrema izquierda como el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y el GRAPO (Grupo de Resistencia Antifascista Primero de Octubre).• La muerte de Carrero Blanco dejó el gobierno en manos de Carlos Arias Navarro, que pronto demostró su incapacidad para asegurar el régimen y para hacer frente a las sucesivas crisis surgidas al amparo de la enfermedad progresiva de Franco: terrorismo etarra, reivindicaciones marroquíes sobre el Sahara, distanciamiento del Vaticano, presión antifranquista dentro y fuera de España. Su respuesta fue autoritaria: sentencia de muerte contra el joven anarquista Salvador Puig Antich, arresto domiciliario del arzobispo antifran-quista Antonio Añoveros. Por otro lado la revolución portuguesa de abril de 1974 que acabó con la dictadura de Salazar en el vecino país, debilitó notablemente la posición del régimen. • Sobre esta situación actuará de forma decisiva la crisis económica mundial de 1973, provocada por la imprevista subida de los precios del petróleo decidida por la OPEP (de 3 a 12 dólares pasó a valer el barril de crudo en menos de 6 meses). Las repercusiones en España fueron notables: • Vulnerabilidad de la economía española puesto que el 67% de la energía  consumida  procedía del exterior. • Disminución del número de turistas y, por tanto, caída de los ingresos de este sector • Descenso de las exportaciones• Interrupción del flujo migratorio y regreso de miles de trabajadores desde Europa • La crisis afectó especialmente al sector siderúrgico, al textil y de calzado, a la  construcción  naviera, la vivienda y la banca. El PIB cayó en picado, aumentó rápidamente la tasa de paro, la inilación, el déficit público y la caída de las inversiones extranjeras. El remedio fue político, se subvencionó el petróleo, manteniéndose los precios internos a costa del presupuesto, para que la crisis no se trasladara de forma brutal a los consumidores. • Por último, el gobierno marroquí de Hassan II, aprovechando la debilidad del régimen, recrudeció sus demandas sobre el Sahara, Ceuta y Melilla. En 1975 puso en movimiento la Marcha Verde, que finalizó con la ocupación pacífica del Sahara español. Pocos meses después y tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 las autoridades ordenaban la retirada del ejército español de dicho enclave, quedando un contencioso aún por solucionar pese a la intercesión de la ONU que ordenó un referéndum en el Sahara que todavía no se ha celebrado pese a los años transcurridos.

La oposición antifranquista • Hacia 1943 algunos grupos de excombatientes del ejército republicano formaron las primera partidas guerrilleras del maquis, para ofrecer una resistencia armada al nuevo régimen. Durante la IIª Guerra Mundial, 4.000 guerrilleros, organizados por anarquistas y comunistas, cruzaron la frontera, se dispersaron por territorio español y se refugiaron en las zonas escarpadas de Andalucía, Levante, La Mancha, Galicia y Asturias y realizaron ataques nocturnos contra cuarteles militares, ayuntamientos y locales falangistas. Su actuación, descoordinado y precaria, tuvo escasa efectividad y jamás representó una amenaza para Franco. En 1952 cayeron los últimos maquis. • El movimiento obrero pasó a la acción ya en los años 40, cuando se produjeron las primeras huelgas en las zonas más industriales del país (Barcelona, Madrid y Vizcaya), sofocadas con gran dureza. Pero el movimiento renació en los años 60 y se prolongó hasta la muerte del dictador. Al sector obrero se unió el mundo estudiantil y algunos grupos eclesiásticos que suscribieron manifiestos en contra del régimen, así como la propia Conferencia Episcopal, presidida por el cardenal Vicente Enrique y Tarancón que hizo pública una declaración a favor de las libertades. En los primero años 70 las huelgas no dejaron de aumentar. Las jornadas de trabajo perdidas pasaron de las 4.500.000 en 1968 a 9.000.000 en 1973, superando los 14.000.000 en 1974. La respuesta fue la represión y el despido masivo de trabajadores. • El gobierno republicano en el exilio, creado en 1945 con representantes liberales, socialistas, comunistas, anarquistas y nacionalistas catalanes y vascos, mantuvo la errónea esperanza de que los países aliados forzaran la caída de Franco, pero la realidad fue otra y no tuvo apenas repercusiones su existencia ya que careció de representatividad y respaldos sociales dentro de España.• Los monárquicos se organizaron en torno a la figura de don Juan de Borbón, quien desde su exilio en Lausana firmó un manifiesto antifranquista. Pero poco después cambió de actitud, cambiando el enfrenta-miento con el régimen por el inicio de una serie de contactos que forzaron el entendimiento al permitir que don Juan Carlos se trasladara a España en 1948 para completar sus estudios universitarios y militares bajo la supervisión de las autoridades franquistas. No obstante, hasta finales de la dictadura, mantuvo su candidatura a la sucesión a costa de su hijo.• De los grupos de izquierda tradicionales, los anarquistas desaparecieron progresivamente, el PSOE perdió buena parte de su prestigio y fueron los comunistas quienes más empeño pusieron dentro y fuera de España para hacer caer al dictador, ayudados por las subvenciones soviéticas. Con Santiago Carrillo a la cabeza se convirtieron en el grupo opositor más fuerte, actuación que no tuvo cumplida respuesta tras la muerte del dictador. • El llamado Contubernio de Munich, fue resultado de la reunión celebrada en 1962 en la ciudad alemana de Munich, donde acudieron representantes del socialismo (con su líder Rodolfo Llopis al frente), antiguos azañistas (como Salvador de Madariaga), nacionalistas vascos del PNV (Manuel de Irujo), antiguos falangistas desengañados (como el escritor Dionisio Ridruejo) e incluso José María Gil Robles que había liderado la CEDA. Don Juan de Borbón se negó a secundar esta iniciativa y los comunistas tampoco acudieron al acto. El propósito era encontrar una estrategia común que acelerara la caída del régimen y prepara el futuro.• El movimiento nacionalista catalán de carácter conservador comenzó su oposición al régimen a comienzos de los años 60. Jordi Pujol fue detenido y encarcelado en 1966 por redactar un escrito antifranquista.

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