La España del siglo XIX: De la Regencia a la Revolución de 1868

Fin de la Regencia y Década Moderada (1844-1854)

Tras la muerte de Fernando VII en 1833, España se vio sumida en una inestabilidad política marcada por las regencias. Para acabar con la inestabilidad política asociada a las regencias, las Cortes reconocieron la mayoría de edad de Isabel II en 1843, aunque solo tuviera 13 años. El regente Baldomero Espartero fue sustituido por Salustiano Olózaga, quien puso en marcha una reforma progresista. Sin embargo, los moderados, que eran mayoría en el Congreso, se opusieron y forzaron su salida del gobierno y su marcha a Inglaterra.

A partir de este momento se inicia un periodo denominado la década moderada (1844-1854): González Bravo formó un nuevo gobierno que abrió camino a la consolidación del moderantismo. Gobernó de modo autoritario y sus principales medidas fueron:

  • Disolución de la Milicia Nacional.
  • Aumento de la censura de la prensa.
  • Conformación de una comisión para reformar el sistema tributario presidida por Javier de Burgos.
  • Creación de un nuevo cuerpo de seguridad, la Guardia Civil.

En mayo de 1844, Narváez asumió la presidencia del gobierno y hasta 1854 fue el protagonista político. Durante este periodo, España vivió una etapa llena de convulsiones y conflictos políticos en las que se sucedieron hasta 12 gobiernos con distintos presidentes.

Se promulgaron numerosas leyes que reafirmaron el carácter oligárquico del régimen:

  • Constitución de 1845: El liberalismo moderado emprendió la tarea de construir una estructura de Estado liberal bajo los principios del centralismo y la uniformización.
  • Reforma fiscal y de la Hacienda en 1845 para racionalizar el sistema recaudatorio.
  • Unificación y codificación del sistema legal, aprobando el Código Civil en 1851.
  • Ley de Administración Local en 1845: establecía que los alcaldes serían nombrados por la Corona. Solo el País Vasco y Navarra mantuvieron sus derechos forales por el temor al resurgimiento del carlismo.

Se establecieron relaciones con la Iglesia, frenando el proceso desamortizador. El gobierno firmó un Concordato con Roma en 1851 por el cual el Papa reconocía a Isabel II como reina legítima de España y, a cambio, el Estado se comprometía a financiar la Iglesia en España y a entregarle el control de la enseñanza y la censura.

La Segunda Guerra Carlista estalló entre 1846 y 1849 debido al fracaso del matrimonio entre Isabel II y Carlos Luis de Borbón y Braganza. Este conflicto se focalizó en Cataluña a través de guerrillas.

Crisis del Moderantismo y Bienio Progresista (1854-1856)

A partir de 1849, el panorama político español se fue deteriorando a causa del autoritarismo del gobierno. Bravo Murillo, presidente del gobierno entre 1851 y 1852, quiso iniciar una reforma constitucional para transformar el Estado en una dictadura tecnocrática, pero su estrategia política fracasó y la reina pidió su dimisión. Los moderados siguieron en el poder aunque con escasos apoyos, lo que desembocó en un estallido revolucionario iniciado el 28 de junio de 1854 con el pronunciamiento del general Domingo Dulce en el Campo de Guardias. El general O’Donnell se unió a este levantamiento militar, produciendo el 30 de junio un enfrentamiento entre fuerzas gubernamentales y sublevadas en Vicálvaro, Madrid.

Bienio Progresista (1854-1856): Después de la Vicalvarada, los sublevados redactaron el Manifiesto de Manzanares en el que solicitaban el respeto a la Constitución de 1845, la reforma de la ley electoral y una reducción de los impuestos. El alzamiento contó con el respaldo popular y de diversos jefes militares. Isabel II se vio forzada entonces a quitar el poder a los moderados y entregárselo nuevamente a Espartero, quedando O’Donnell como ministro de guerra. Se convocaron unas elecciones ganadas por los unionistas de O’Donnell y por los progresistas, que gobernarían durante estos dos años.

Las Cortes salientes elaboraron una nueva constitución en 1856 que ofrecía una declaración de derechos más detallada que la de 1845 e incluía límites de poder a la Corona y al ejecutivo. Sin embargo, esta constitución no tuvo tiempo de entrar en vigor y de ahí que se conozca como la non nata.

Los gobiernos de esta época desarrollaron una legislación encaminada a modernizar la economía del país. Entre las leyes, cabe destacar:

  • Nueva Ley de Desamortización, conocida como Desamortización de Madoz de 1855.
  • Ley de Ferrocarriles (1855).
  • Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias (1856).

El bienio transcurrió en un clima de conflictividad social acentuado por la epidemia de cólera en 1854, la subida de precios, las malas cosechas y los enfrentamientos entre patronos y trabajadores. Las clases populares retiraron el apoyo a los progresistas y, en julio de 1856, Espartero presentó su dimisión y la reina encargó a O’Donnell formar un nuevo gobierno.

La Crisis del Moderantismo (1856-1868)

Esta etapa estuvo controlada por la Unión Liberal de O’Donnell. Este restauró el régimen…

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