De la Unidad Islámica a la Crisis del Siglo XI
1) Los Problemas de la Conquista
A lo largo del siglo VII, los musulmanes se extendieron por el Próximo Oriente y el norte de África. En 711, llegaron a la orilla sur del estrecho de Gibraltar, dirigidos por un califa que residía en Damasco y pertenecía a la familia Omeya. Tenían un origen étnico variado, con una minoría árabe y siria que los dirigía y una mayoría de beréberes recientemente islamizados.
Fueron llamados por visigodos en contra del rey Rodrigo y cruzaron el estrecho dirigidos por Tarik ibn Ziyad, venciendo a los visigodos en la batalla de Guadalete. El reino visigodo se derrumbó y recibieron refuerzos del walí de África del Norte, Musa ibn Nusayr, con los que se apoderaron de los puntos clave del reino visigodo estableciendo guarniciones y negociando con la población civil su entrega a los nuevos amos: a cambio de su sumisión y de pagar impuestos, recibían autonomía para sus asuntos y no les obligaban a abandonar el cristianismo. Llamaron a la península Al Andalus, con sus límites en los Pirineos cuando los francos los derrotaron en Poitiers en 732.
A partir de la conquista, se divide la España musulmana en 4:
A) Emirato dependiente (711-756) B) Emirato independiente (756-929) C) Califato (929-1031) D) Reinos de Taifas e invasiones beréberes (1031-1492)
A) Emirato Dependiente
Al Andalus sólo será una provincia dependiente del califato de Damasco, gobernada por un emir o walí, que estableció la capital en Córdoba. Estos asegurarán el poder musulmán dividiendo el territorio en coras, imponiendo los impuestos a los sometidos, repartiendo tierras a los guerreros islámicos, y creando tres grandes zonas defensivas (Mérida, Toledo y Zaragoza) frente a los núcleos de cristianos insumisos que van a aparecer en el norte.
Los musulmanes divididos por sus grupos étnicos tendrán frecuentes roces y guerras civiles, sobre todo por el reparto de las mejores tierras. Esto facilitó la creación y consolidación de los núcleos de resistencia cristianos en el norte de la Península.
En Damasco, se produjo un golpe de estado en 750 y los Omeyas fueron exterminados por los Abasidas, que trasladaron su capital a Bagdad. Sólo se salvó el príncipe Abd al-Rahman, que consigue llegar a Al Andalus y hacerse con el poder.
1.2) Unidad e Independencia
B) Emirato Independiente
Abd al-Rahman se convierte en el emir I, que se libera de sus lazos políticos con el califato, ahora de Bagdad, pero mantiene los religiosos, reconociendo al califa de allí como el jefe supremo de los musulmanes. Su reinado fue difícil y tuvo que enfrentarse a muchas rebeliones internas, a los intentos de los abasíes por recuperar el control de Al Andalus y contra los cristianos del norte.
Le sucederán sus descendientes Hisham 8, Al-Hakam I, Abd el-Rahman II, Moahmed I, Al-Mundir y Abd Allah. Tratan de reforzar el poder del Estado para fortalecer Al-Andalus, donde las cosas estaban revueltas sobre todo por los mozárabes (Cristianos hispano-visigodos que habían perseverado en su religión y que fueron mayoritarios en Al Andalus hasta principios del siglo XII. Estaban sometidos a los musulmanes, quienes cada vez los presionaban más para que se convirtieran al islam) y los muladíes (Antiguos hispano-godos que se habían convertido al islam pero que se sentían postergados también por árabes y sirios). Todas estas tensiones sociales provocaron frecuentes revueltas. La más importante fue la del muladí Omar ibn Hafsún, dominada en 928, después de su muerte, que, refugiado en la Serranía de Ronda, amenazó desde allí el poder de los emires, llegando a atacar los alrededores de Córdoba.
C) Califato
Periodo de máximo esplendor económico, político y cultural proclamado por Abd al -Rahman III, que rompió el vínculo religioso con Oriente, y se autoproclamó califa en un intento de superioridad frente a los reinos norteafricanos nacidos de la ruptura de Bagdad. Durante esta etapa las relaciones con los cristianos fueron intensas, e incluso periodos de estabilidad. Abd al-Rahman III reforzó el aparato militar e hizo campañas contra los reinos cristianos del norte.
Su sucesor al -Hakam II, hizo de Córdoba el centro cultural más destacado de Occidente. Su sucesor, Hisham II era un niño cuando heredó la corona, y su tutor fue Almanzor, que llevó a cabo muchas campañas contra tierras cristianas y extendió su autoridad a los bereberes del Zagreb.
A partir de 1008 pasó por una etapa de grave agitación política por culpa de los enfrentamientos entre los aspirantes al califato, las presiones fiscales y los intereses de los grupos sociales más importantes. También contribuyeron los cristianos apoyando a alguno de los bandos rivales y saqueando sus ciudades. Como consecuencia de todo esto, en 1031 se decretó la abolición del califato, que se dividió en pequeños reinos independientes llamados taifas.
ntes llamados taifas.