5.3/ LA EXPANSIÓN DE LA CORONA DE ARAGON POR EL MEDITERRÁNEO
Durante el siglo XIII y XIV la corona de Aragón conoció una notable expansión tanto territorial como económica y comercial. Una vez finalizada la Reconquista (Valencia y Baleares) por Jaime I y no teniendo frontera con los musulmanes por donde proseguir el expansionismo peninsular, sus sucesores se lanzaron a una fructífera expansión por el Mediterráneo.
Esta expansión territorial iba a completar el interés comercial de los catalanes y mallorquines que comerciaban activamente en el Mediterráneo Occidental e incluso oriental. La base del poder de la Corona de Aragón fue la flota, cuyos armadores eran los burgueses. El dinero necesario para levantar ejércitos, adquirir buques y mantener la guerra salía del comercio y, al mismo tiempo, la posesión y dominio de los territorios mediterráneos constituía la mejor garantía para asegurar rutas, mercados y capitales.
La expansión por el Mediterráneo fue el cauce que dio salida al ímpetu guerrero de la nobleza y de otros grupos sociales, como ios rudos mercenarios conocidos como almogávares (los que entran en tierra enemiga), a la vez que encajaba en las aspiraciones comerciales de Cataluña; mientras, el reino de Aragón, que había quedado encerrado tierra adentro sin comunicación con el mar, se decantaba en sus intereses económicos y en su estructura social por un modelo más parecido al castellano, con un claro predominio de la nobleza y una débil burguesía.
El primer episodio de conquista lúe Sicilia (1282) que tras el episodio de las Vísperas Sicilianas (levantamiento de la población siciliana contra el dominio francés de los Anjou) vio la sustitución del poderío francés por el de Aragón, luego la isla de Ordeña (1324) y ya durante el s. XV el reino de Ñapóles (1443). En esta expansión la mayor dificultas estuvo en la oposición de Francia y el Papado.
En el Mediterráneo Oriental los aragoneses sirvieron como mercenarios de Bizancío en sus luchas contra los otomanos y otros principados. Finalmente se instalaron en territorios de Grecia, creando los ducados de Atenas y Neopatria en la segunda mitad del XÍV, que se perderían pronto ante el empuje de los turcos que proseguirían la construcción de su Imperio.
5.4/ LAS RUTAS ATLÁNTICAS: CASTELLANOS Y PORTUGUESES DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA. LAS ISLAS CANARIAS.
La corona de Castilla fue, en los siglos XIV y XV, el Estado más fuerte de la Península y una de las mayores potencias de la Europa Occidental. En la base de este poder está el dominio de un extenso territorio en la península y el convertirse en una importante potencia marítima en el Atlántico, entrando en competencia con Portugal.
Se inicia la expansión por el Atlántico, como prueba el interés por el control del Estrecho de Gibraltar y el inicio de la ocupación de Canarias en los primeros años del siglo XV.
El control del Estrecho de Gibraltar. El interés por arrebatar al reino de Granada el control del estrecho estaba en que tradicionalmente había sido la vía de penetración de las invasiones musulmanas en la península (Almorávides, Almohades…) y ahora podía convertirse en cabeza de puente de una posible llegada de refuerzos norteafticanos en ayuda del reino Nazarí. El control del Estrecho de Gibraltar se logró durante el reinado de Alfonso XI, que en 1.340 venció a los benimerines (ejército de tribus norteafricanas que acudían en auxilio del reino de Granada) en la batalla del río Salado. En 1.344 se ocupó Algeciras, lo que supuso un control efectivo del estrecho de Gibraltar que comunicaba el Mediterráneo con el Atlántico.
El inicio de la conquista de las islas Canarias tiene lugar durante el remado de Enrique III el Doliente {1.390-1.406), y los podemos dividir en dos periodos claramente delimitados:
• Primer periodo, desde 1.402 a 1.474, la iniciativa correspondió a miembros de la nobleza, que incorporaron los nuevos territorios al régimen señorial. Los nobles normandos Gadifer de La Salle y Juan de Béthencourt, vasallos de Castilla, tomaron posesión de te islas menores: Fuerteventura, Lanzarote, Gomera y Hierro.
• Segundo periodo, desde 1.475 a 1.499, corresponde al reinado de los Reyes Católicos y la monarquía ya interviene de forma directa en la conquista de las islas restantes (Tenerife, Gran Canaria y La Palma), que se mantuvieron como tierras de realengo.
La toma de las islas acarreó desde el principio la enemistad de Portugal, que al final se resolvió en los tratados de Alcágovas (1.479) y Tordesillas (1.494), (en época de los Reyes Católicos) según los cuales todo el litoral africano quedaba reservado a las exploraciones portuguesas, con la excepción de las islas Canarias.
Entre los factores que hicieron posible la expansión por el Atlántico hay que mencionar los avances científicos y técnicos de la navegación: elaboración de portulanos (mapas detallados de costas y puertos), utilización de instrumentos como la brújula o el astrolabio (permiten conocer la posición geográfica en alta mar, donde no se cuenta con referencias terrestres) y la mejora en el tipo de naves (por ejemplo la carabela, más ligera y lápida por su pequeño tonelaje y velas orientables)
Durante el siglo XIII y XIV la corona de Aragón conoció una notable expansión tanto territorial como económica y comercial. Una vez finalizada la Reconquista (Valencia y Baleares) por Jaime I y no teniendo frontera con los musulmanes por donde proseguir el expansionismo peninsular, sus sucesores se lanzaron a una fructífera expansión por el Mediterráneo.
Esta expansión territorial iba a completar el interés comercial de los catalanes y mallorquines que comerciaban activamente en el Mediterráneo Occidental e incluso oriental. La base del poder de la Corona de Aragón fue la flota, cuyos armadores eran los burgueses. El dinero necesario para levantar ejércitos, adquirir buques y mantener la guerra salía del comercio y, al mismo tiempo, la posesión y dominio de los territorios mediterráneos constituía la mejor garantía para asegurar rutas, mercados y capitales.
La expansión por el Mediterráneo fue el cauce que dio salida al ímpetu guerrero de la nobleza y de otros grupos sociales, como ios rudos mercenarios conocidos como almogávares (los que entran en tierra enemiga), a la vez que encajaba en las aspiraciones comerciales de Cataluña; mientras, el reino de Aragón, que había quedado encerrado tierra adentro sin comunicación con el mar, se decantaba en sus intereses económicos y en su estructura social por un modelo más parecido al castellano, con un claro predominio de la nobleza y una débil burguesía.
El primer episodio de conquista lúe Sicilia (1282) que tras el episodio de las Vísperas Sicilianas (levantamiento de la población siciliana contra el dominio francés de los Anjou) vio la sustitución del poderío francés por el de Aragón, luego la isla de Ordeña (1324) y ya durante el s. XV el reino de Ñapóles (1443). En esta expansión la mayor dificultas estuvo en la oposición de Francia y el Papado.
En el Mediterráneo Oriental los aragoneses sirvieron como mercenarios de Bizancío en sus luchas contra los otomanos y otros principados. Finalmente se instalaron en territorios de Grecia, creando los ducados de Atenas y Neopatria en la segunda mitad del XÍV, que se perderían pronto ante el empuje de los turcos que proseguirían la construcción de su Imperio.
5.4/ LAS RUTAS ATLÁNTICAS: CASTELLANOS Y PORTUGUESES DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA. LAS ISLAS CANARIAS.
La corona de Castilla fue, en los siglos XIV y XV, el Estado más fuerte de la Península y una de las mayores potencias de la Europa Occidental. En la base de este poder está el dominio de un extenso territorio en la península y el convertirse en una importante potencia marítima en el Atlántico, entrando en competencia con Portugal.
Se inicia la expansión por el Atlántico, como prueba el interés por el control del Estrecho de Gibraltar y el inicio de la ocupación de Canarias en los primeros años del siglo XV.
El control del Estrecho de Gibraltar. El interés por arrebatar al reino de Granada el control del estrecho estaba en que tradicionalmente había sido la vía de penetración de las invasiones musulmanas en la península (Almorávides, Almohades…) y ahora podía convertirse en cabeza de puente de una posible llegada de refuerzos norteafticanos en ayuda del reino Nazarí. El control del Estrecho de Gibraltar se logró durante el reinado de Alfonso XI, que en 1.340 venció a los benimerines (ejército de tribus norteafricanas que acudían en auxilio del reino de Granada) en la batalla del río Salado. En 1.344 se ocupó Algeciras, lo que supuso un control efectivo del estrecho de Gibraltar que comunicaba el Mediterráneo con el Atlántico.
El inicio de la conquista de las islas Canarias tiene lugar durante el remado de Enrique III el Doliente {1.390-1.406), y los podemos dividir en dos periodos claramente delimitados:
• Primer periodo, desde 1.402 a 1.474, la iniciativa correspondió a miembros de la nobleza, que incorporaron los nuevos territorios al régimen señorial. Los nobles normandos Gadifer de La Salle y Juan de Béthencourt, vasallos de Castilla, tomaron posesión de te islas menores: Fuerteventura, Lanzarote, Gomera y Hierro.
• Segundo periodo, desde 1.475 a 1.499, corresponde al reinado de los Reyes Católicos y la monarquía ya interviene de forma directa en la conquista de las islas restantes (Tenerife, Gran Canaria y La Palma), que se mantuvieron como tierras de realengo.
La toma de las islas acarreó desde el principio la enemistad de Portugal, que al final se resolvió en los tratados de Alcágovas (1.479) y Tordesillas (1.494), (en época de los Reyes Católicos) según los cuales todo el litoral africano quedaba reservado a las exploraciones portuguesas, con la excepción de las islas Canarias.
Entre los factores que hicieron posible la expansión por el Atlántico hay que mencionar los avances científicos y técnicos de la navegación: elaboración de portulanos (mapas detallados de costas y puertos), utilización de instrumentos como la brújula o el astrolabio (permiten conocer la posición geográfica en alta mar, donde no se cuenta con referencias terrestres) y la mejora en el tipo de naves (por ejemplo la carabela, más ligera y lápida por su pequeño tonelaje y velas orientables)