La Guerra Civil estalla en el convulso periodo de Entreguerras caracterizado por la crisis de la democracia y el ascenso de ideologías extremistas como son el fascismo y el comunismo. Pero la amenaza de la expansión fascista tras el triunfo del nazismo en Alemania provoca un realineamiento de las ideologías, que culmina en la creación de alianzas antifascistas como los frentes populares. En este contexto, la opinión pública mundial verá en la Guerra Civil la lucha entre fascistas y antifascistas. En general, el movimiento obrero, los demócratas, intelectuales y progresistas identificarán a la República con la causa antifascista. Por el contrario, los simpatizantes del fascismo, conservadores y católicos serán afines al bando nacional en el que verán un baluarte frente al comunismo.
Contexto Internacional
En el contexto internacional, la Guerra Civil contribuyó a incrementar la tensión, dominada por el expansionismo nazi, y en la que un conflicto como el español podía servir de detonante para una nueva guerra mundial. En general, se pueden diferenciar tres posturas con respecto a la Guerra Civil.
Apoyos a los Bandos
En primer lugar, destacan los apoyos que recibió la España Nacional. Estos vinieron de las potencias fascistas, Italia y Alemania, que además de la afinidad ideológica veían en el triunfo de Franco una baza estratégica frente a Francia en el caso alemán, y para asegurar el dominio mediterráneo en el caso italiano. Alemania contribuyó con armas y el envío de la Legión Cóndor. La participación italiana se manifestó en el envío de armas y hasta 70.000 soldados. Aunque menor, también hay que destacar el apoyo diplomático de Portugal y el respaldo ideológico que supuso la bendición de Franco por el Papa Pío XI.
En cuanto a los apoyos de la República, la ayuda más importante vino de la Unión Soviética. Su ayuda se explica porque el apoyo a la República permitía a la URSS mostrar su acercamiento a las potencias democráticas frente al enemigo común que es Alemania. La ayuda soviética se concretó en el envío de armas y asesores. Dicha ayuda se pagó con las reservas de oro del Banco de España, enviadas a Moscú como depósito para pagar el material. Sin embargo, la ayuda más desinteresada provino de México que ni por lejanía ni escasez de recursos llegaría a la altura de la ayuda soviética. Por último hay que mencionar la labor de las Brigadas Internacionales, organizadas por la Internacional Comunista y que sirvió para canalizar la participación de voluntarios antifascistas de todo el Mundo que se alistaron para defender la República.
Consecuencias de la Guerra Civil
Las consecuencias de la Guerra Civil se apreciaron en varios ámbitos. El más duradero fue la división entre españoles, acentuada por la represión. En la zona republicana ésta fue sobre todo consecuencia de la desorganización del Estado y la proliferación de comités y consejos obreros. Dicha represión tuvo un fuerte carácter anticlerical. En la zona nacional la represión tuvo en maestros y afiliados a organizaciones obreras a sus principales víctimas, y formaba parte del programa del nuevo Estado. La guerra provocó también enormes pérdidas demográficas fruto de los muertos en combates y bombardeos, exiliados y muertes indirectas por desnutrición. En el terreno económico se destruyeron infraestructuras y equipamiento industrial con lo que se volvió a una estructura agraria. En el terreno cultural, la represión y el exilio de muchos intelectuales puso fin a la Edad de Plata de la Cultura y se abrió el llamado páramo intelectual del franquismo.
La Creación del Estado Franquista: Fundamentos Ideológicos y Apoyos Sociales
La dictadura del general Franco se caracterizó por una absoluta concentración de poderes en manos del general pero sin una ideología concreta en que sustentarse. En general, se pueden encontrar varias fuentes ideológicas: el catolicismo que combinado con el patriotismo originó el llamado nacional-catolicismo, el anticomunismo visceral y el conjunto de la tradición conservadora española que explica el antiliberalismo, la condena de las ideologías obreras y de los nacionalismos periféricos.
Apoyos Sociales y Fundamentos Ideológicos
Desde el punto de vista social, el régimen contó con el apoyo de la oligarquía terrateniente e industrial deseosa de recuperar el dominio social y económico amenazado por las reformas de la República, así como con el apoyo de los sectores de opinión conservadores y católicos como el pequeño campesinado o los grupos urbanos de provincias. Pero la clave en la supervivencia del régimen fue la existencia de una mayoría silenciosa que no apoyó al régimen pero por miedo o necesidad se terminó acomodando.
Evolución Política y Coyuntura Exterior
Desde el punto de vista institucional el régimen se apoyó en tres pilares: el Ejército, que garantizaba la represión de la disidencia, la Iglesia, que legitimó el régimen, y el partido único o Movimiento Nacional, que a través de la propaganda, la información y los sindicatos verticales ejercía un control sobre la población.
Del Aislamiento al Reconocimiento Internacional
En sus momentos iniciales la evolución política del régimen estuvo condicionada por la política exterior. Ante el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el régimen adoptó una inicial neutralidad, rota con la declaración de no beligerancia y la aproximación a Hitler ante el triunfo de las potencias del Eje en 1940. Esta aproximación se plasmó en la entrevista con Hitler en Hendaya y en el envío de la División Azul. En el terreno interior, esto se reflejó en la definición del régimen como nacional-sindicalista, con una fuerte presencia de Falange y el empleo de la retórica fascista.
Pero el retroceso de las potencias fascistas y el previsible triunfo de los aliados obliga al régimen a modificar su imagen, algo que se acentúa con el aislamiento internacional y la condena internacional tras la Guerra. El régimen abandona la retórica fascista, reduce la presencia de Falange y se define como nacional-católico, dando más importancia a los ministros católicos para mejorar la imagen. Al mismo tiempo se aprueban varias Leyes Fundamentales como la que crea unas Cortes no electivas a modo de parlamento, el Fuero de los Españoles y la Ley de Sucesión que declara a España como estado católico, social y representativo. El régimen se autocalifica como democracia orgánica en la que los españoles participan a través del sindicato, la familia y el municipio.
El Exilio (1939-1957)
En 1953 en el contexto de Guerra Fría los Estados Unidos ven en el anticomunismo del régimen un posible aliado y firman los acuerdos de cooperación que a cambio de ayuda económica ceden a EEUU varias bases militares. Ese año también se firma el concordato con el Vaticano. Ambos acuerdos permiten la rehabilitación internacional del régimen. Éste, más seguro ahora, aprueba la Ley de principios fundamentales del Movimiento, convertidos en la base doctrinal del régimen.
La política económica se caracteriza por la autarquía y la búsqueda del autoabastecimiento, resultado del aislamiento exterior y de la voluntad del régimen. Ello se tradujo en un intervencionismo del Estado que regula toda la actividad económica, una industrialización por el Estado a través del INI y el control de la agricultura mediante la recogida de la cosecha a precios fijados por el Estado. El control de los trabajadores se hizo mediante los sindicatos verticales controlados por Falange. Esta política provocó una escasez y miserias generalizadas, que obligó a racionar alimentos básicos, la proliferación del mercado negro y el desarrollo de la corrupción como forma de conseguir licencias y permisos.
Pese a la dura represión del régimen se desarrollaron diversas formas de oposición. En zonas de montaña se desplegó una táctica guerrillera conocida como el maquis que acabó desapareciendo fruto de la represión y el miedo de la población. Paralelamente, don Juan de Borbón pasó de una postura de apoyo al franquismo a un acercamiento a las democracias parlamentarias que se plasmó en el Manifiesto de Lausana. Finalmente, don Juan se acercó al dictador y aceptó que su hijo Juan Carlos viniera a educarse a España bajo la tutela del dictador. Mientras, la CNT y, sobre todo, el PCE intentaron organizar células clandestinas con poco éxito. En los años 50 aparecen nuevas formas de oposición: se producen huelgas en las zonas industriales y en 1956 estudiantes universitarios protestan contra su encuadre en el sindicato falangista. Hay que señalar que el franquismo provocó la mayor corriente de exiliados de la Historia de España. Muchos exiliados acabaron en Francia, acabaron luchando en la resistencia francesa y sufrieron la ocupación nazi y los campos de concentración. México fue el país que de forma más generosa acogió a los republicanos españoles. Otro caso especial fue el de los niños de Rusia que posteriormente sufrieron los rigores de la Segunda Guerra Mundial y el estalinismo. El exilio de los intelectuales constituyó la llamada España Peregrina y originó un auténtico empobrecimiento cultural.