La Guerra Civil Española (1936-1939)
Causas de la Guerra Civil
La conspiración militar se inició como consecuencia de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Antes se habían producido otros intentos, como la Sanjurjada. El estratega y jefe de la operación fue el general Emilio Mola. El general Sanjurjo era la persona designada por los conspiradores para presidir el Directorio militar que se debía crear tras el golpe; pero falleció en los primeros días de la sublevación. El general Franco, que lideraría a los sublevados más tarde, se incorporó a la conspiración en el último momento y tras muchas dudas.
Desarrollo de la Guerra Civil
La Sublevación y el Inicio de la Guerra (Julio de 1936)
- La sublevación comenzó el 17 de julio de 1936 en Marruecos, donde se encontraba la mayor guarnición del Ejército español.
- Entre 18 y 19 de julio se incorporaron a la sublevación Sevilla y Cádiz.
- La zona leal al Gobierno quedó también dividida en dos: la cornisa cantábrica y el País Vasco por un lado.
- También se mantuvieron fieles al Gobierno republicano los guardias de asalto, algunas unidades militares aisladas y la Guardia Civil, así como la mayor parte de la flota naval y la aviación.
Primeras Etapas de la Guerra (Julio 1936 – Marzo 1937)
En el conflicto bélico se sucedieron varias etapas.
Etapa 1: Avance de las Columnas (Julio – Noviembre 1936)
Esta etapa se desarrolló entre julio y noviembre de 1936. En ella participaron diversas columnas militares de ambos bandos. Estos últimos fueron respaldados por algunos militares profesionales, como José Miaja y Vicente Rojo, pero en su conjunto el Gobierno central y la Generalitat perdieron el control del orden público y la iniciativa militar durante varios meses.
La toma de Madrid se convirtió en el objetivo primordial de los sublevados. Las tropas de Franco y Yaqüe tenían más posibilidades de entrar en Madrid por el sur. Gracias a la colaboración de la aviación y la marina de Hitler y Mussolini, lograron cruzar el estrecho.
En el frente norte, la toma de Irún por las tropas del general Mola fue la operación de mayor importancia.
Etapa 2: Guerra de Desgaste (Noviembre 1936 – Marzo 1937)
En esta etapa, el conflicto se convirtió en una guerra de desgaste. La causa fue la inesperada resistencia de Madrid.
Al no lograr la toma rápida de Madrid, Franco decidió poner en marcha una operación para rodearla, en la que se sucedieron tres batallas:
- La de la carretera de la Coruña.
- La del río Jarama.
- La de Guadalajara.
Ofensiva del Norte y Batallas Clave (Marzo 1937 – Marzo 1938)
Entre marzo de 1937 y marzo de 1938, Franco cambió de estrategia y decidió atacar el territorio republicano del norte. En primer lugar, el ejército de Franco ocupó Vizcaya: Bilbao cayó en junio de 1937. Parte del ejército republicano situado en el País Vasco se rindió a los italianos tras firmar el Pacto de Santoña (que Franco no cumplió), por el cual se respetarían las vidas de sus soldados y oficiales. Durante esta etapa se produjo un episodio dramático, el Bombardeo de Guernica. Tras Bilbao, cayó Santander y, por último, Asturias. El ejército popular de la República emprendió varias ofensivas sin obtener resultados decisivos. Así ocurrió en la batalla de Brunete y más tarde en la de Belchite.
Ofensiva Final y Fin de la Guerra (Marzo 1938 – Marzo 1939)
Esta etapa constituyó la ofensiva final. Franco cambió de criterio, y en lugar de avanzar hacia Madrid, desplegó un ataque a lo largo del frente de Aragón con la intención de alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana. La guerra parecía decidida a favor de los sublevados.
Desde julio de 1938 el ejército republicano lanzó una furiosa ofensiva y logró cruzar el Ebro. Esta operación había sido diseñada por el general Vicente Rojo y autorizada por el presidente del Gobierno, Juan Negrín, quien buscaba alargar el conflicto todo lo que fuera posible.
Tras la batalla del Ebro se llevó a cabo la conquista de Cataluña. También se produjo un gran éxodo de tropas y civiles fieles a la República.
Juan Negrín, presidente del Gobierno y del PCE, puso en marcha una política de resistencia a ultranza. A su entender, la única negociación que Franco aceptaría sería la rendición total de los republicanos. Esta actitud chocó con la de otros líderes republicanos, como el coronel Segismundo Casado, quien organizó un golpe de Estado en marzo de 1939. Este acontecimiento provocó una breve guerra civil dentro del bando republicano, de la que salieron triunfantes el coronel Casado y sus partidarios.
Intervención Extranjera
Los motivos de Italia y Alemania para prestar apoyo a los sublevados fueron de tipo político y estratégico.
- El conflicto español les servía para realizar una puesta a punto de sus ejércitos de cara a la guerra mundial.
- Los alemanes e italianos simpatizaban ideológicamente con los sublevados.
- El apoyo a los sublevados permitía ejercer influencia sobre un nuevo aliado, lo cual podía ser útil para la política internacional en el futuro.
- La mayor parte de las ayudas ítalo-germanas fueron a crédito y se convirtieron en semigratuitas.
El gobierno republicano español solo contó con el apoyo de la Unión Soviética y con una escasa ayuda de México. Este último proporcionó municiones y acogió a exiliados republicanos al término de la guerra.
Todas las potencias acordaron la no injerencia diplomática y militar en los asuntos españoles y prohibieron las exportaciones de armamento a España. Sin embargo, este acuerdo no se cumplió.
La causa republicana atrajo de una manera espectacular las simpatías de toda la izquierda mundial y de la mayoría de los intelectuales. La opinión de la derecha en los países democráticos fue más variada.
La Revolución Social en la Zona Republicana
El Fracaso del Gobierno de Conciliación (Julio – Septiembre 1936)
Entre julio y septiembre de 1936, el Estado republicano fue incapaz de controlar su propio territorio, debido a la sublevación misma y a la presencia de poderes locales revolucionarios. Nada más producirse el golpe militar se llevó a cabo un intento frustrado de constituir un Gobierno de conciliación con los rebeldes liderado por el más centralista de los políticos del Frente Popular. Al fracasar esta opción, el Gobierno presidido por José Giral se vio desbordado por los acontecimientos.
Se puso en marcha una revolución espontánea liderada fundamentalmente por los sindicatos UGT y CNT, que no se hizo con el poder del Estado.
El Gobierno de Largo Caballero (Septiembre 1936 – Mayo 1937)
Entre septiembre de 1936 y mayo de 1937 tuvo lugar el primer intento de legitimar el proceso revolucionario que se estaba desarrollando. Se logró la colaboración de los sindicatos y partidos obreros en un Gobierno de coalición que aportara la necesaria unidad. El único líder capacitado para presidirlo era Largo Caballero.
El gobierno presidido por Largo Caballero adoptó las siguientes medidas:
- Legalizar las incautaciones de tierras y fábricas.
- Integrar las milicias populares en el ejército regular.
- Instituir tribunales populares de justicia para contener la represión indiscriminada.
Los enfrentamientos internos entre las fuerzas gubernamentales estallaron a causa de la pugna por el control de los servicios públicos de Barcelona.
Los incidentes de Barcelona tuvieron importantes repercusiones:
- Los ministros anarquistas del Gobierno tuvieron que acudir personalmente a Barcelona para que la CNT depusiera las armas.
- El POUM fue juzgado y condenado por deslealtad a la República.
- La Generalitat de Cataluña perdió sus atribuciones en materia de orden público.
- Largo Caballero se vio obligado a dimitir y su Gobierno de coalición se derrumbó.
El Gobierno de Negrín y el Fin de la Guerra (Mayo 1937 – Febrero 1939)
Entre mayo de 1937 y febrero de 1939 gobernó un equipo ministerial presidido por Juan Negrín. En esta etapa se produjo la definitiva “normalización institucional”.
El gobierno se trasladó a Barcelona, recuperó el control del Estado, se restringieron las colectivizaciones y se limitó el poder obrero. Negrín pasó a ocupar la cartera de Guerra.
Negrín contó con la oposición frontal de Indalecio Prieto y, poco después, también con la de Manuel Azaña. Solo algunos socialistas y el PCE apoyaron a Negrín.
Negrín propuso nuevas medidas de resistencia, buscando, al menos, lograr una paz con garantías que permitiera una evacuación escalonada.
Negrín se encontró con una avanzada trama conspiratoria militar liderada por el coronel Casado, que había entablado negociaciones y contactos con Franco, pero también civil, ya que en la operación participaron políticos y dirigentes de la CNT madrileña. Negrín y los dirigentes del PCE tuvieron que huir.
La Construcción del Nuevo Estado
La Junta de Defensa Nacional
En el comienzo de la guerra la sublevación fue similar a un pronunciamiento militar clásico.
La encargada de administrar esta doble política de contrarrevolución y represión fue la Junta de Defensa Nacional de Burgos. Franco no formó parte de la Junta hasta agosto; en ese mes se adoptó la bandera roja y gualda de la monarquía como emblema de la “nueva España”.
Franco, Caudillo de España
Franco fue elegido para ostentar el mando militar y político único con los títulos de Generalísimo y Jefe de Gobierno del Estado Español.
El 1 de octubre de 1936, el general Franco tomó posesión de sus cargos en Burgos. La Junta tuvo su sede en Burgos, mientras que el cuartel general de Franco se estableció en Salamanca.
La sublevación no tardó en ser calificada de cruzada; la Iglesia católica apoyó la sublevación. Al liderazgo militar y político se unió el carismático y religioso, lo que convirtió a Franco en caudillo.
Falange Española Tradicionalista y de las JONS
Franco reconoció la necesidad de articular un Estado más coherente, de corte fascista. Utilizó a los carlistas, agrupados en la Comunión Tradicionalista, dirigida por Manuel Fal Conde, y a Falange Española de las JONS.
Franco decretó la unificación de falangistas y carlistas en un movimiento que estaba por encima de los tradicionales partidos políticos.
El Primer Gobierno de Franco
En dos años el poder absoluto de Franco se vio reforzado con su primer Gobierno. El presidente era, a la vez, el Jefe de Estado, es decir, Franco, que asumía todo el poder sobre el Ejército, el partido, el Gobierno y la Administración.
La tarea principal del nuevo gobierno fue la elaboración de una legislación profundamente reaccionaria.
En materia social se aprobó el Fuero del Trabajo.
Consecuencias de la Guerra Civil
La Guerra Civil tuvo un balance trágico para España: las muertes y las desapariciones, el exilio de numerosos españoles, la represión y las pérdidas económicas. Sin embargo, algunos grupos sociales se beneficiaron de la nueva situación.
- Las pérdidas demográficas ascendieron a un millón de personas; solo unas 300.000 personas murieron en los campos de batalla.
- Las pérdidas como consecuencia del exilio no solo tuvieron relevancia cuantitativa, sino sobre todo cualitativa.
- Hubo grupos que se beneficiaron de la nueva situación, como los terratenientes, el Ejército y la Iglesia.