1. Introducción
Durante la Segunda República, España experimentó un proceso de revolución democrática que generó tensiones y oposición por parte de las élites. Movimientos de insurrección buscaban derrocar al régimen legalmente constituido. En este contexto, el 18 de julio de 1936, el Ejército llevó a cabo un golpe de Estado que desencadenó la Guerra Civil Española, dividiendo al país en dos bandos hasta 1939.
La Guerra Civil Española trascendió las fronteras nacionales, convirtiéndose en un conflicto internacional que reflejaba las tensiones europeas de la época, marcadas por el ascenso del fascismo en Italia y del nazismo en Alemania. El conflicto fue percibido a nivel internacional como un enfrentamiento entre el fascismo y la democracia.
2. Causas de la Guerra
2.1. Causas Remotas
- Conflictos históricos y sociales: La oposición entre diferentes facciones, como el carlismo, se convirtió en un enfrentamiento armado. El Ejército, a través de pronunciamientos, intervino en la política, sentando las bases para la radicalización social y política.
- Actitud del Ejército: Desde finales del siglo XIX y durante la crisis del año 1898, parte del Ejército español evolucionó hacia posiciones conservadoras, mostrando una actitud golpista. La escasa modernización del país, en comparación con otras naciones europeas, contribuyó a esta postura.
- Resistencia a la modernización: La República intentó modernizar el país, pero se enfrentó a la oposición de fuerzas conservadoras como la Iglesia, la alta burguesía, los terratenientes y los militares.
- Influencia de ideologías extremistas: El comunismo, el nazismo y el fascismo tuvieron un impacto significativo en la polarización política y social de la época.
2.2. Causas Próximas
- Crisis económica y social: La crisis económica internacional de la década de 1930 coincidió con el período republicano en España. La sociedad española no logró resolver los problemas derivados de la crisis, lo que agudizó las tensiones sociales y políticas.
- Polarización política: La derecha imitó el modelo fascista, mientras que la izquierda radical, incluidos los anarcosindicalistas y un sector del PSOE, se opuso a los gobiernos republicanos, a los que calificaban de burgueses.
3. Del Pronunciamiento a la Guerra Civil
El pronunciamiento militar, liderado por el general Sanjurjo y dirigido por Emilio Mola, se inició en Melilla el 17 de julio de 1936. A este levantamiento se unieron falangistas, tradicionalistas, monárquicos y miembros de la CEDA. Francisco Franco, un joven general, desempeñó un papel crucial desde su puesto de comandante militar de Canarias. El 19 de julio, Franco se unió al levantamiento en Tetuán, tomando el mando de las tropas de Marruecos.
A pesar de extenderse por varias provincias, el pronunciamiento no logró sus objetivos iniciales de tomar el poder rápidamente. La incredulidad del gobierno republicano, presidido por Casares Quiroga, permitió que la sublevación ganara terreno. La rebelión militar se convirtió en una guerra civil que duraría tres años.
El conflicto se caracterizó por la participación de voluntarios civiles en ambos bandos, convirtiéndose en una»guerra popula». Las zonas que permanecieron bajo control del gobierno republicano fueron principalmente Cataluña, Valencia, Murcia, parte de Andalucía y la cornisa cantábrica. Los sublevados dominaron Galicia, Castilla la Vieja, León, parte de Castilla la Nueva, Aragón y Navarra.
4. Rasgos Fundamentales de la Contienda
4.1. División Social
La sociedad española se dividió en dos bandos irreconciliables. La oligarquía, que veía amenazados sus intereses económicos y su poder político, se unió a los sublevados. También se unieron al bando nacional aquellos que rechazaban la convivencia con la República, incluyendo parte del ejército, la policía, magistrados y diplomáticos. Los sublevados buscaron el apoyo de las clases medias, especialmente la pequeña burguesía agraria.
El bando republicano estaba formado por obreros, clases medias urbanas, intelectuales y aquellos que no querían un retorno al autoritarismo. Los campesinos, aunque inicialmente apoyaron a la República, se convirtieron en un aliado inestable.
4.2. El Papel de la Iglesia
La Iglesia Católica, que había visto con recelo las reformas republicanas, se posicionó a favor de los sublevados. La actitud de la prensa católica y de los partidos de derechas, así como la secularización de la enseñanza, contribuyeron a esta postura. La Iglesia convirtió la sublevación militar en una»cruzad» religiosa, lo que aumentó la polarización social y la violencia anticlerical en la zona republicana.
4.3. Fuerzas Armadas
Las fuerzas armadas profesionales se dividieron, aunque la mayoría de los oficiales superiores se unieron a los sublevados. Las tropas republicanas sufrieron una gran falta de mandos experimentados. La mayor parte de la flota y la aviación permanecieron leales a la República, pero los sublevados controlaron algunas bases importantes, como la de El Ferrol.
Los sublevados crearon un ejército regular, mientras que los republicanos formaron el Ejército Popular, que al principio estaba compuesto por milicias poco disciplinadas. La falta de una estructura militar sólida y la desconfianza hacia los mandos profesionales fueron un problema constante para el bando republicano.
4.4. Financiación de la Guerra
La República utilizó las reservas de oro del Banco de España, depositadas en la URSS, para financiar la compra de armamento en el extranjero. Los sublevados recibieron apoyo financiero y militar de la Alemania nazi y la Italia fascista. La ayuda del Eje fue crucial para el esfuerzo bélico franquista.
5. Las Operaciones Militares
La Guerra Civil Española se desarrolló en diferentes etapas:
5.1. Verano y Otoño de 1936: Las Columnas
El objetivo inicial de los sublevados era tomar Madrid, sede del gobierno republicano. Tras asegurarse el control de gran parte de Andalucía con la ayuda de la aviación alemana e italiana, las tropas franquistas iniciaron su avance hacia la capital. La resistencia republicana en ciudades como Badajoz fue feroz, pero finalmente cayó en manos de los sublevados, seguida de una brutal represión.
La Batalla de Madrid comenzó en octubre de 1936. Las milicias republicanas, apoyadas por las Brigadas Internacionales y la aviación soviética, lograron detener el avance franquista. La frase»¡No pasarán», pronunciada por Dolores Ibárruri, se convirtió en un símbolo de la resistencia republicana.
5.2. La Campaña del Norte (Abril-Octubre de 1937)
Ante la resistencia de Madrid, Franco decidió concentrar sus fuerzas en el norte del país. El ejército franquista, apoyado por la aviación alemana e italiana, conquistó Vizcaya, Cantabria y Asturias. Los bombardeos sobre ciudades como Guernica y Durango causaron gran impacto internacional.
Las ofensivas republicanas en Brunete, Guadarrama y Belchite no lograron detener el avance franquista. La caída de Santander y Gijón supuso un duro golpe para la República.
5.3. El Avance hacia el Mediterráneo (Noviembre de 1937-Junio de 1938)
Franco trasladó sus fuerzas al frente de Aragón, donde los republicanos habían conquistado Teruel. La Batalla de Teruel se convirtió en un símbolo de la dureza del conflicto. Tras la reconquista de Teruel, las tropas franquistas llegaron al Mediterráneo, dividiendo la zona republicana en dos.
La Batalla del Ebro, en julio de 1938, fue la batalla más larga y sangrienta de la guerra. La derrota republicana en el Ebro supuso la pérdida de gran parte de su ejército y la práctica imposibilidad de resistir el avance franquista.
5.4. La Conquista de Cataluña (Julio de 1938-Febrero de 1939)
A finales de 1938, el ejército franquista inició la ofensiva sobre Cataluña. Tarragona, Barcelona y Gerona cayeron en manos de los sublevados. Miles de republicanos cruzaron la frontera francesa, donde fueron internados en campos de concentración.
El gobierno republicano, presidido por Juan Negrín, se negó a negociar una rendición incondicional, confiando en que el estallido de una guerra en Europa obligaría a las potencias democráticas a intervenir en su favor. Sin embargo, la esperanza de Negrín resultó infundada.
5.5. El Fin de la Guerra (Febrero-Abril de 1939)
En Madrid, un golpe de Estado liderado por el coronel Casado y Julián Besteiro depuso al gobierno de Negrín e intentó negociar una paz con Franco. Sin embargo, el generalísimo exigió la rendición incondicional de la República. El 28 de marzo de 1939, las tropas franquistas entraron en Madrid, poniendo fin a la Guerra Civil.
6. La Evolución Interna de las Dos Españas
6.1. La Zona Republicana
6.1.1. Cantonalismo Político y Revolución
El pronunciamiento militar del 18 de julio de 1936 provocó el hundimiento del Estado republicano y el estallido de una revolución social en la zona que permaneció bajo control del gobierno. Las organizaciones obreras, como la UGT, el PSOE y la CNT, tomaron el poder en muchas ciudades y pueblos, formando comités locales y patrullas armadas.
La revolución se caracterizó por la colectivización de tierras y fábricas. En algunas zonas, como Cataluña y el País Vasco, se acentuó el cantonalismo político, con gobiernos autónomos que actuaban con gran independencia del gobierno central.
6.1.2. Los Problemas del Gobierno Republicano
El gobierno republicano, liderado por Largo Caballero y posteriormente por Juan Negrín, se enfrentó a numerosos problemas: la falta de unidad interna, la revolución social, la escasez de recursos, la presión de las potencias fascistas y la falta de apoyo internacional efectivo.
6.2. La Zona Nacional
6.2.1. Evolución Política
En la zona controlada por los sublevados, se estableció un régimen autoritario bajo el liderazgo de Francisco Franco. Los partidos políticos fueron prohibidos, a excepción de Falange Española y los tradicionalistas. Franco concentró todos los poderes del Estado, convirtiéndose en jefe del Estado, del gobierno y del ejército.
La Iglesia Católica recuperó su influencia en la vida pública, se abolió la legislación laica de la República y se restauró el sistema educativo confesional.
6.2.2. Evolución Económica y Social
En la zona nacional se implantó una política económica autárquica, con un fuerte intervencionismo estatal. Se persiguió a los sindicatos y se devolvieron las tierras expropiadas a sus antiguos propietarios. La guerra supuso un retroceso en las condiciones laborales y sociales.
7. Las Consecuencias del Conflicto
7.1. Consecuencias de la Guerra
- Consecuencias demográficas: La Guerra Civil Española causó alrededor de medio millón de muertos, además de una gran cantidad de no nacidos y la pérdida de población joven. Cientos de miles de republicanos se exiliaron, principalmente a Francia, México y Argentina.
- Consecuencias económicas: La guerra fue una catástrofe económica para España. La destrucción del tejido industrial, las infraestructuras y las comunicaciones, junto con el aumento de la deuda externa y la pérdida de las reservas de oro, sumieron al país en una profunda crisis económica.
- Consecuencias sociales: La victoria franquista supuso la recuperación de la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera. La represión franquista se cebó con los vencidos, perpetuando la división social y el trauma de la guerra.
- Consecuencias morales: La Guerra Civil dejó una profunda herida en la sociedad española. La represión franquista, la exaltación de los vencedores y el silencio impuesto sobre los crímenes del franquismo marcaron la vida política y social durante décadas.
- Aislamiento internacional: Tras la Segunda Guerra Mundial, la dictadura franquista sufrió el aislamiento internacional, siendo excluida del Plan Marshall. El régimen franquista se convirtió en un anacronismo en la Europa Occidental, lo que acentuó el retraso económico y social de España.
7.2. Los Efectos de la Represión Posbélica
La victoria franquista dio paso a una brutal represión contra los vencidos. La Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo sirvieron para perseguir a todos aquellos que habían apoyado a la República. Miles de personas fueron fusiladas, encarceladas o obligadas al exilio.
8. Conclusión
La Guerra Civil Española (1936-1939) fue un conflicto fratricida que dejó una profunda huella en la historia de España. La victoria del bando nacional liderado por Francisco Franco supuso la instauración de una dictadura que duraría casi cuarenta años. Las consecuencias de la guerra, tanto materiales como morales, marcaron la vida política, económica y social de España durante décadas.