El desarrollo bélico: desde inicios de la primavera de 1936
a) La guerra de columnas
Con el estallido de la Guerra Civil, la República, tras la sublevación de parte del ejército, se vio obligada a crear uno nuevo. Este nuevo ejército se nutrió de batallones de voluntarios, las milicias, reclutadas entre las organizaciones políticas de izquierda y los sindicatos. Sobre la base de las Brigadas Mixtas, se creó un ejército popular.
En los primeros meses, la guerra fue desfavorable para la República. El objetivo de los militares sublevados, dirigidos por el general Mola, era la conquista de Madrid. Para ello, se formaron tres columnas que partieron de Valladolid, Burgos y Pamplona. Tras el fracaso de Mola, el protagonismo recayó en el ejército de África al mando del general Francisco Franco.
Gracias a la ayuda de la aviación alemana e italiana, se estableció un «puente aéreo» para transportar el ejército de Marruecos a la Península. Las tropas de Franco fueron avanzando con el objetivo final de conquistar Madrid. Columnas mandadas por el general Yagüe avanzaron hacia el norte por Extremadura, ocupando Mérida y Badajoz. Después, penetraron en la provincia de Toledo y ocuparon Talavera. Fue entonces cuando Franco decidió desviar el avance y acudir en socorro del Alcázar de Toledo.
Ante la necesidad de designar un mando único en las fuerzas sublevadas, el elegido fue Franco, quien se convirtió en Jefe del Gobierno de España. En otros frentes, desde Navarra se lanzó el ataque a Guipúzcoa, cayendo Irún y San Sebastián.
b) La batalla de Madrid
La República, con la ayuda extranjera y una capacidad de resistencia insospechada, logró frenar el avance de las tropas franquistas. El ataque frontal de las fuerzas de Franco se produciría entre el noroeste y sureste de la capital. El gobierno de la República se trasladó a Valencia, creándose la Junta de Defensa de Madrid, presidida por el general Miaja.
El 7 de noviembre de 1936, las tropas franquistas iniciaron el asalto a Madrid. La propaganda republicana, con el lema «¡No pasarán!», logró movilizar a la población en defensa de la ciudad. La primera batalla tuvo lugar en Manzanares, donde las tropas franquistas ocuparon parte de la Ciudad Universitaria, pero fueron detenidas. Franco, ante la resistencia encontrada, emprendió la alternativa de las maniobras envolventes para el aislamiento de la capital.
Tras el fracaso de la estrategia de cerco, Franco lanzó una nueva ofensiva sobre Madrid desde Guadalajara, donde se encontraba el cuerpo de ejército italiano. La ofensiva, iniciada el 8 de marzo de 1937, fue un fracaso ante la resistencia republicana. El 8 de febrero, las tropas franquistas habían tomado Málaga.
La etapa central y decisiva de la guerra (1937-1938)
Tras el fracaso en la toma de Madrid, Franco renunció a su conquista. El nuevo objetivo era conquistar el norte de España, donde la República contaba con un importante territorio. En este momento, existía un relativo equilibrio de fuerzas, pero este se fue deshaciendo progresivamente en favor del bando franquista.
a) La caída de la franja cantábrica
El primer revés importante para la República fue la pérdida de la franja cantábrica. En la primavera de 1937, las tropas franquistas conquistaron Vizcaya, Santander y Asturias. El 26 de abril de 1937, la aviación alemana de la Legión Cóndor bombardeó Guernica, un hecho que causó una gran conmoción internacional. Tras la caída de Bilbao, Santander y Asturias, la República emprendió ofensivas en otros frentes, como Brunete, Aragón y Belchite, con el objetivo de aliviar la presión sobre el norte.
b) La guerra de 1938: de Teruel al Mediterráneo
En 1938, Franco preparaba una nueva ofensiva sobre Madrid. Sin embargo, esta no se llevó a cabo debido al ataque republicano sobre Teruel, dirigido por el general Vicente Rojo. La ofensiva republicana logró conquistar la ciudad, pero Franco ordenó una contraofensiva y la recuperó.
Tras la batalla de Teruel, Franco decidió trasladar el frente al Mediterráneo. Su objetivo era alcanzar la costa y dividir en dos el territorio republicano. El 3 de abril de 1938, las tropas franquistas conquistaban Lérida y el 14 de abril llegaban al Mediterráneo por Vinaroz. El territorio republicano quedaba dividido en dos, con Cataluña aislada. El 14 de junio, las tropas franquistas ocupaban Castellón y continuaban su avance hacia Valencia. La República respondió con una nueva ofensiva en el Ebro.
c) La batalla del Ebro (1938)
El 25 de julio de 1938, el ejército republicano cruzaba el río Ebro por Mequinenza, iniciando la batalla del Ebro. La ofensiva republicana logró frenar el avance franquista, pero con resultados mediocres. La lenta recuperación de territorio continuó hasta octubre, cuando la contraofensiva franquista, iniciada el 28 de octubre, logró recuperar todo el terreno perdido. La batalla del Ebro fue la más dura de la guerra, una batalla de desgaste que terminó con buena parte de las reservas republicanas.
La última etapa de la guerra (1938-1939)
En la última etapa de la guerra, la situación de la República era crítica. La derrota en la batalla del Ebro había supuesto un duro golpe para la moral y la capacidad militar republicana. Además, la política interna de la República se descomponía, con enfrentamientos entre las diferentes facciones políticas.
En marzo de 1939, el coronel Casado protagonizó un golpe de Estado en Madrid contra el gobierno de Juan Negrín. Casado pretendía negociar una paz con Franco, pero este se negó a aceptar ninguna otra salida que no fuera la rendición incondicional.
En 1938, Franco había iniciado su ofensiva final en Cataluña. Las tropas franquistas ocuparon Lérida y Tarragona, mientras que Barcelona y Girona caían sin luchar. El presidente de la República, Manuel Azaña, y el jefe del gobierno, Juan Negrín, cruzaron la frontera. Negrín, con el apoyo de los comunistas, quería continuar la resistencia, pero la situación era insostenible.
Febrero de 1939 fue un mes dramático. Mientras Negrín se encontraba fuera de España, Franco promulgó la Ley de Responsabilidades Políticas, que abría la puerta a la represión contra los vencidos. Casado, por su parte, creó un Consejo de Defensa Nacional para negociar con Franco, pero sus esfuerzos fueron inútiles.
Finalmente, Negrín y su gobierno abandonaron España. Casado, incapaz de negociar una paz con Franco, no pudo evitar el colapso final de la República. El 28 de marzo de 1939, las tropas franquistas entraban en Madrid, poniendo fin a la Guerra Civil.