La Guerra Civil Española en el Contexto Internacional
La Guerra Civil española constituye, sin duda, el acontecimiento más dramático de nuestra historia reciente. Pero también fue un acontecimiento mundial en torno al cual, y al apoyo de cada uno de los dos bandos, se polarizaron la opinión pública internacional y la actitud de las potencias. Todo ello en un contexto de consolidación de las dictaduras fascistas de Italia y Alemania, así como del régimen estalinista de la URSS.
Ya en noviembre de 1936, la guerra se convirtió en un motivo de inestabilidad internacional, alineando a los diversos países al lado de uno u otro bando. Las potencias europeas, a instancias de Gran Bretaña, decidieron crear un Comité de No Intervención que, en teoría, debería alejar a los distintos países del problema español. Sus recomendaciones solo fueron seguidas formalmente por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. Las demás potencias, en mayor o menor medida, no respetaron este acuerdo, y ambos bandos recibieron apoyos externos:
Apoyos al bando sublevado
Franco recibió la ayuda militar de la Italia fascista y la Alemania nazi.
- Por parte de Italia, llegó el Corpo Truppe Volontarie (CTV), con numeroso material bélico y unos 70.000 soldados.
- Alemania envió la Legión Cóndor, una unidad aérea con un centenar de aviones y apoyo terrestre (aproximadamente 5.000 hombres). Además, los alemanes crearon compañías industriales con la misión de participar en el capital de sociedades mineras españolas.
El papel de la ayuda internacional fue clave en algunas batallas (como el paso del Estrecho o la batalla del Ebro) y contribuyeron decisivamente a la victoria del bando sublevado.
Apoyos a la República
Por su parte, la República vio pronto cómo la inicial ayuda francesa quedó cortada por la política del Comité de No Intervención, y cómo el celo de Francia y Gran Bretaña en el cumplimiento de dicho acuerdo le impedía la compra de armamento en los mercados internacionales.
- Más tarde, comenzó a llegar ayuda militar y técnica de la URSS. El gobierno de Largo Caballero decidió utilizar las reservas de oro del Banco de España (el llamado «Oro de Moscú») como garantía para pagar las compras de armamento soviético (tanques, aviones, etc.).
- Además, la República recibió el apoyo de las Brigadas Internacionales, voluntarios antifascistas procedentes de numerosos países que llegaron para luchar contra el fascismo.
Fases Militares de la Guerra Civil Española
A. Fase inicial o “Guerra de Columnas” (Julio – Noviembre 1936)
Entre julio y noviembre de 1936, los límites entre las dos zonas no eran precisos y cada bando trataba de ampliar el área bajo su control. El combate se caracterizó por el movimiento de columnas militares atacantes y defensoras, lo que supuso la inexistencia de un frente estable. En este periodo, la superioridad militar inicial de los sublevados fue clara.
La primera operación militar de envergadura fue el paso del Estrecho de Gibraltar por parte del experimentado Ejército de África. El apoyo aéreo de Italia y Alemania a Franco en esta operación fue decisivo para su éxito. La marina republicana fracasó en su intento de bloquear el paso. Franco inició el avance hacia Madrid, consolidando el dominio sobre Andalucía occidental, tomando Badajoz (uniendo así las dos zonas sublevadas) y avanzando por Extremadura. Por el norte, las tropas de Mola ocuparon Irún, aislando al País Vasco republicano de la frontera francesa.
En el ejército republicano, el mayor problema inicial fue la desorganización y la falta de un mando unificado. El gobierno de Giral intentó construir improvisadamente un Estado Mayor que coordinase a las unidades del ejército que permanecieron fieles y a las milicias populares (formadas espontáneamente por obreros y campesinos afiliados a partidos y sindicatos). Este ejército popular resultó inicialmente poco eficaz y con problemas de disciplina frente a las tropas profesionales sublevadas.
B. La Batalla de Madrid (Noviembre 1936 – Marzo 1937)
Desde finales de 1936 hasta la primavera de 1937, el principal objetivo de los sublevados fue la ocupación de Madrid. En la capital, la defensa se organizó bajo el lema «¡No pasarán!», con la participación crucial de las milicias populares y las primeras Brigadas Internacionales. Pese a los intentos (batallas de la carretera de La Coruña, Jarama, Guadalajara) y la ayuda de tropas italianas, Franco no logró tomar Madrid. Por primera vez, el reorganizado ejército republicano lograba frenar una ofensiva franquista a gran escala. Tras el fracaso en Madrid, los sublevados decidieron cambiar de estrategia y atacar el frente norte.
C. La Caída del Frente Norte (Marzo – Octubre 1937)
Entre marzo y octubre de 1937, el ejército franquista concentró su esfuerzo en conquistar la franja cantábrica republicana (País Vasco, Santander y Asturias), contando con la superioridad aérea proporcionada por la Legión Cóndor alemana. La aviación alemana e italiana realizó bombardeos sistemáticos sobre poblaciones civiles, que no eran objetivos militares directos, como Durango y, de forma emblemática, Guernica (26 de abril de 1937). El mando republicano, a lo largo de 1937, intentó aliviar la presión sobre el frente norte lanzando ofensivas en otros frentes, como las batallas de Brunete (cerca de Madrid) y Belchite (en Aragón), con éxitos iniciales pero sin lograr sus objetivos estratégicos.
D. Del Avance hacia el Mediterráneo a la Batalla del Ebro y la Caída de Cataluña (1938 – Febrero 1939)
En 1938, las operaciones militares se trasladaron al frente de Aragón y la cuenca baja del Ebro. A finales de 1937, el ejército republicano había iniciado una ofensiva logrando conquistar la ciudad de Teruel. Sin embargo, la contraofensiva franquista recuperó la ciudad en febrero de 1938. La superioridad material (hombres, armas, aviones) permitió a Franco iniciar una rápida ofensiva en Aragón que rompió el frente republicano y alcanzó el Mediterráneo en Vinaroz (Castellón) en abril de 1938, dividiendo la zona republicana en dos.
Estabilizado el frente, el ejército de la República tomó de nuevo la iniciativa en julio de 1938, lanzando una gran ofensiva y cruzando el río Ebro, con el objetivo de distraer fuerzas franquistas y tratar de volver a unir Cataluña con el resto de la zona republicana. La Batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938) fue la operación militar más larga y sangrienta de la guerra. Después de casi cuatro meses de duros combates y sucesivas ofensivas y contraofensivas, las tropas republicanas, desgastadas y con inferioridad material, tuvieron que replegarse al otro lado del río. La Batalla del Ebro supuso un golpe decisivo para la capacidad militar de la República y acabó por decidir el curso final de la guerra.
Tras la derrota republicana en el Ebro, Franco lanzó la ofensiva final sobre Cataluña, que fue ocupada entre diciembre de 1938 y febrero de 1939, encontrando ya poca resistencia organizada. Esto provocó un éxodo masivo de refugiados hacia Francia. El Presidente de la República, Manuel Azaña, ya exiliado, presentó su dimisión.
E. El Final de la Guerra (Febrero – Abril 1939)
Tras la caída de Cataluña y la dimisión de Azaña, cundió el desánimo en la zona republicana restante (centro-sur) y muchos mandos militares daban la guerra por perdida. En febrero de 1939, Menorca se rindió sin lucha. El Presidente del Gobierno, Juan Negrín, partidario de resistir a ultranza esperando el estallido de un conflicto europeo, se enfrentó a una facción militar y política (liderada por el coronel Segismundo Casado) que buscaba una rendición negociada con Franco para evitar mayores sufrimientos. A finales de febrero, la crisis interna de la República se agudizó con el reconocimiento oficial del gobierno de Franco por parte de Francia y Gran Bretaña.
En marzo de 1939, el golpe de Estado del coronel Casado en Madrid derrocó al gobierno de Negrín, pero Franco exigió una rendición incondicional. El 28 de marzo de 1939, las tropas franquistas entraron en Madrid sin resistencia. En los días siguientes, ocuparon el resto del territorio republicano. Tras la toma de Alicante, último reducto, el 1 de abril de 1939, Franco firmó en Burgos el célebre último parte de guerra, declarando el fin del conflicto.