El Desarrollo Militar en la Guerra Civil Española
En el desarrollo de la Guerra Civil Española podemos distinguir varias fases:
A) Guerra de Columnas (julio a noviembre de 1936)
Al principio de la guerra, el objetivo principal de los sublevados fue la toma de Madrid. Para ello, el ejército operó al modo colonial empleado en la Guerra de Marruecos: pequeñas columnas avanzaban a pie o eran transportadas en avance rápido por carretera mediante camiones.
La operación fue facilitada por el desorden republicano y la carencia de un verdadero ejército regular, sustituido por milicias populares (tropas improvisadas formadas por la población armada y dirigida por jefes que no eran militares profesionales). El problema es que estas milicias eran más indisciplinadas e ineficaces ante un enemigo mucho más organizado y profesional.
No obstante, el bando rebelde tuvo que vencer varias dificultades. La principal era que el grueso de este ejército se encontrara en África y hubiera necesidad de transportarlo a Andalucía. Solo la ayuda italiana con aviones y el apoyo de la flota alemana hicieron posible la operación del paso del estrecho.
Las columnas mandadas por el general Mola desde Pamplona fueron frenadas por la resistencia de los milicianos al norte del Sistema Central.
Las columnas de legionarios y de regulares (soldados marroquíes alistados en el ejército y conocidos como «los moros») mandadas por el coronel Juan Yagüe, avanzaron desde el sur por Extremadura, tomando Badajoz y Talavera. Desde allí se desviaron a Toledo para liberar el Alcázar, defendido por el coronel José Moscardó. Ese desvío permitirá a los generales republicanos José Miaja y Vicente Rojo reorganizarse y detener las columnas de los sublevados del general Varela a las puertas de Madrid. El frente se estabiliza en la Ciudad Universitaria y alrededores y surge el mítico grito «no pasarán» lanzado por Dolores Ibárruri, mientras el gobierno republicano se trasladó a Valencia.
A pesar de los ataques aéreos, Madrid resistió gracias a la llegada de las primeras Brigadas Internacionales y de una columna de milicianos anarcosindicalistas desde Barcelona al mando de Buenaventura Durruti.
En el frente norte, el general Mola toma Irún, cortando la comunicación de la zona republicana del norte con Francia. Poco después (septiembre de 1936) cae San Sebastián.
B) Las Batallas en torno a Madrid y la Ocupación del Norte (diciembre de 1936 – octubre de 1937)
La contienda creció en envergadura desde finales de 1936, debido a la ayuda exterior a ambos bandos, y de los movimientos de pequeñas columnas se pasó a las grandes ofensivas y contraofensivas. Desde el punto de vista militar, la guerra adquirió entonces un carácter moderno, que anunciaba lo que iba a ser la Segunda Guerra Mundial:
- La aviación comenzó a ser el arma fundamental, por su capacidad de observación y ofensiva.
- La caballería fue sustituida por el carro de combate.
- Se llegó al concepto de guerra total, al ser bombardeadas las ciudades con el consiguiente sufrimiento de la población civil.
- Se intensificó la guerra psicológica utilizando la radio (charlas radiofónicas de Queipo de Llano), los periódicos y la llamada literatura de trinchera (Miguel Hernández, José María Pemán).
Fracasado el intento de entrar en Madrid, los sublevados empezaron dos maniobras envolventes para aislar la capital, que dependía de sus comunicaciones por el este, en especial de la carretera de Valencia, por lo que los sublevados planearon un ataque para cortarlas. Esta maniobra produjo la Batalla del Jarama en febrero de 1937, en la que no hubo un claro vencedor, y la Batalla de Guadalajara en marzo de 1937, en la que las tropas fascistas italianas aliadas de Franco sufrieron la derrota a manos del ejército republicano.
En el frente del sur, los sublevados tomaron Málaga (febrero de 1937). Se hizo evidente el fracaso de la lucha con milicias desorganizadas como defendían los anarquistas. Los republicanos intentaron crear un ejército popular, pero organizado y disciplinado.
A partir de ahí, Franco cambió de estrategia, abandonando la idea de atacar Madrid y desviando su atención hacia el norte, a la franja cantábrica entre abril y octubre de 1937. El 26 de abril de 1937, la ciudad vasca de Guernica fue bombardeada y arrasada por la aviación nazi alemana, aliada de los sublevados. Se produjo así el primer bombardeo de la historia sobre la población civil y Guernica quedaría inmortalizada en la obra de Picasso, como el símbolo de la represión del fascismo contra una población desarmada.
Bilbao fue ocupada en el mes de junio de 1937 y después cayó Santander (agosto) y Asturias (octubre), lo que supuso que los sublevados se hicieran con sus recursos energéticos e industriales (carbón, siderurgia y fábricas de armas) debilitando aún más la situación del bando republicano.