La Guerra Civil Española: La Dimensión Política e Internacional del Conflicto. Las Consecuencias de la Guerra
La Guerra Civil (1936-1939) constituye uno de los hechos más relevantes de la Historia de España contemporánea, pues puso fin a la experiencia democratizadora de la II República (1931-1936) y enfrentó a las “dos Españas” que durante mucho tiempo habían mantenido posiciones irreconciliables. Desde el contexto internacional, la guerra puso de manifiesto el triunfo de las ideologías fascistas surgidas en Italia y Alemania tras la Primera Guerra Mundial, así como actuó de laboratorio para la Segunda Guerra Mundial. De algún modo se reproducía la tensión internacional caracterizada por el enfrentamiento entre potencias democráticas –Gran Bretaña, Francia–, fascistas –Italia, Alemania, Japón–, y la Unión Soviética comunista.
La Dimensión Internacional
Los dos bandos enfrentados, sublevados llamados nacionales y republicanos, recibieron ayuda exterior, pero con apoyos muy desiguales, lo que jugó un factor clave para la victoria de los primeros.
Desde el punto de vista internacional, 1936 mostraba un mundo al borde de un conflicto mundial, dada la política exterior de la Alemania nazi. Las democracias de Gran Bretaña y Francia optaron por una política de conciliación con Hitler con el fin de evitar el enfrentamiento. De manera que, a instancias de Gran Bretaña, se constituyó un Comité de No Intervención que abogó por la neutralidad, por lo que la II República quedaba sin respaldo europeo.
Desde el primer momento se produjo un decidido auxilio de Alemania e Italia a favor del bando rebelde. El conflicto español suponía poner a prueba nuevas armas y tecnologías que servirían posteriormente en la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, Hitler y Mussolini asistían ideológicamente a Franco en virtud de conseguir la extensión de regímenes totalitarios fascistas o nazis. De manera que se recibió cobertura aérea y naval para realizar el traslado de tropas africanas a la Península. Italia proporcionó 70,000 hombres, así como material de guerra. Alemania contribuyó con la Legión Cóndor, significando un complemento aéreo vital para los planes de Franco. El vecino Portugal de Antonio Salazar permitió el paso de armas para el ejército franquista, defendiendo la frontera con la división de los Viriatos. Por último, la Iglesia bendijo la sublevación desde el principio; el Vaticano dio su reconocimiento al régimen de Franco en 1937 y consideró que había que ganar esa “cruzada” contra las “hordas rojas”.
La asistencia a la República quedó bastante limitada. La inicial ayuda francesa quedó frustrada por el Pacto de No Intervención. La “neutralidad norteamericana” quedaba cuestionada por los suministros de gasolina al ejército franquista. Sólo la URSS atendió a los republicanos en un principio, lo que fue fundamental para organizar la defensa, pero lo hizo hasta 1938. Aportaron armamento que la República tuvo que pagar con oro del Banco de España, y convocaron a través de la Internacional Comunista a voluntarios para defender el régimen español. Así se organizaron las Brigadas Internacionales, creando un ambiente de solidaridad respecto a la causa republicana, que recibía un flujo de simpatías de las izquierdas. 40,000 voluntarios de todo el mundo llegaron –no solo comunistas– protagonizando un papel relevante en la defensa de Madrid y en las batallas de Guadalajara y Jarama. Asimismo, la URSS se hizo cargo de hijos de españoles republicanos (“los niños de la guerra”) para protegerles hasta que terminara la guerra. México abrió sus puertas a los exiliados.
(El fotógrafo Robert Capa, el escritor André Malraux, George Orwell o Ernest Hemingway fueron intelectuales que se integraron en las Brigadas).
Las Consecuencias de la Guerra
Consecuencias Demográficas
Se puede afirmar que las pérdidas de vidas humanas alcanzaron el millón de muertos. En la guerra e inmediata posguerra, medio millón; a ello hay que añadir los desaparecidos, fusilados, asesinados y represaliados, y los no nacidos como resultado de una reducción de la natalidad. Asimismo, se registra el fuerte exilio, estimado en alrededor de 450,000 personas, mucha población joven y bien preparada (élite científica y artística de la Edad de Plata). El gran éxodo se registró entre enero y febrero de 1939 tras la conquista de Cataluña por los nacionales, y en marzo del 39 los puertos de Levante estaban desbordados por cientos de españoles que desesperadamente intentaban huir; la mayoría no lo lograron y fueron recluidos en campos de concentración, sometidos a juicios sumarísimos y fusilados o bien encarcelados. La represión antirrepublicana se gestionó desde el mismo momento del levantamiento militar. Franco nunca se planteó la reconciliación de los españoles y persiguió y reprimió duramente a los vencidos. Depuraciones, campos de concentración, prisioneros condenados a trabajos forzados (construcción del Valle de los Caídos), niños entregados en manos de familias profranquistas, etc. Para luchar contra el régimen de Franco se constituyó una guerrilla conocida como maquis que luchaba en zonas montañosas, a la espera de la ansiada ayuda exterior socialista. Igualmente, otros optaron por “sepultarse”, ocultarse en sótanos, buhardillas, etc., como topos.
Consecuencias Económicas y Sociales
La Guerra Civil fue una catástrofe para la economía de España; la renta nacional y per cápita no recuperó el nivel de 1936 hasta fines de la década de los años 50. El hambre fue la constante que azotó a los españoles durante una larga posguerra. El país volvió a una base agraria por el alto grado de destrucción del sector industrial. La destrucción de viviendas, infraestructuras, comunicaciones representó un panorama desolador, al que se suma la deuda externa y la pérdida de reservas de oro del Banco de España.
Por el contrario, la oligarquía terrateniente, industrial y financiera recuperó su hegemonía social y económica, mientras que los trabajadores perdieron todos sus derechos.
La Dictadura del general Franco llevó al país a un sometimiento total, siendo respaldado por el Ejército, la Falange y la Iglesia católica. El aislamiento y la penosa reconstrucción marcaron a toda una generación de españoles.