La Guerra Civil Española: Impacto Internacional y Consecuencias

La Dimensión Internacional de la Guerra Civil Española

El Impacto en el Mundo de la Guerra de España

Antes de julio de 1936, España apenas interesaba a la diplomacia europea. Durante la guerra civil se produjo un crecimiento de la tensión internacional (invasión de Etiopía por el Gobierno de Italia, agresión del Gobierno japonés a China, etc.). Después del 18 de julio, lo prioritario para ambos bandos era obtener armas para sostener la guerra.

Reino Unido y Francia: La No Intervención

Tras el golpe militar, la República se volvió hacia Francia en demanda de auxilio, pero la actuación de Francia fue siempre vacilante, influenciada por el Gobierno conservador británico, que no se atrevía a manifestarse por ninguno de los dos bandos. La política británica se inclinaba por la acción general de apaciguamiento frente al fascismo, y Francia no quería contrariar al Gobierno británico por el temor a quedarse sin aliados ante la amenaza alemana.

En agosto de 1936, al comprobar la ayuda de Italia a los sublevados, y para evitar un conflicto internacional, se propuso la creación de un Comité de No Intervención con sede en Londres, donde estarían representados 27 países, incluidos Alemania, Italia y la URSS. Su objetivo era prohibir cualquier ayuda militar a cualquiera de los bandos. Este Comité tuvo mucho de farsa, pues Alemania e Italia apoyaban a los franquistas y los soviéticos a los republicanos. Incluso antes del fin de la guerra, Francia y Reino Unido acabaron reconociendo al régimen de Franco.

La Ayuda a la República: La URSS y las Brigadas Internacionales

La Unión Soviética fue el principal suministrador de material militar a la República. La decisión de intervenir fue adoptada por Josef Stalin al comprobar que ni alemanes ni italianos respetaban la no intervención. En 1938, Stalin se desenganchó de la causa republicana y, en agosto de 1939, Moscú suscribía un pacto de no agresión con los nazis.

Las condiciones que los rusos impusieron eran muy exigentes, ya que, para los pagos, obligaban al traslado previo de más de 500 toneladas de oro desde la reserva del Banco de España hasta su territorio; era el famoso oro de Moscú (octubre de 1936). Además, pusieron en marcha las llamadas Brigadas Internacionales, que eran un cuerpo de voluntarios, de hasta 70 países diferentes, que vinieron a España a luchar contra el fascismo. Llegaron unos 35.000, de los cuales 9.000 cayeron en combate, y su centro de adiestramiento estaba en Albacete. Solo tuvo un papel importante al principio (en el Frente de Madrid) y se retiraron en 1938 a petición del presidente Juan Negrín. También apoyó a la causa republicana México, que llegó a ofrecer asilo político a muchos exiliados.

La Ayuda a Franco: Nace el Eje Roma-Berlín

Alemania e Italia fueron los principales valedores del bando franquista. Su ayuda fue fundamental, destacando la prestada durante la Batalla del Ebro, mientras que el material soviético permanecía detenido en los Pirineos.

La implicación de Hitler y Mussolini fue muy temprana, como lo demuestran los aviones de transporte para el paso del Estrecho. La guerra civil supuso el acercamiento de las dos dictaduras fascistas europeas y, el 25 de octubre, nace el llamado Eje Roma-Berlín.

El aporte alemán más significativo fue la Legión Cóndor, compuesta por un centenar de aviones y 5.000 hombres, que incluso realizaron tácticas de bombardeos sobre ciudades (Guernica) que luego practicaron en el conflicto mundial; también actuaron los temibles panzers.

La ayuda italiana fue la más voluminosa: el Cuerpo de Tropas Voluntarias (CTV), con 50.000 hombres, tuvo una actuación importante en la conquista de Santander, aunque también fracasaron en la ofensiva a Guadalajara. La flota italiana (submarinos) tuvo un papel importante bloqueando material soviético en el Mediterráneo. También fue importante el apoyo del Vaticano y el catolicismo internacional, sobre todo a partir de la persecución clerical en la zona republicana.

Las Consecuencias de la Guerra

Las Pérdidas Humanas y Materiales

Desde el punto de vista humano, se ha hablado mucho de la cantidad real de víctimas de la guerra. El número de muertos en combate asciende a 145.000, más otros 130.000 consecuencia de la política represiva de ambos bandos. También se calculan otros 400.000 heridos. Más de medio millón de españoles se exiliaron, de los cuales 160.000 se quedaron en países como Francia, México y Argentina y nunca regresaron a España. Muchos de ellos eran científicos e intelectuales de primera categoría, como Claudio Sánchez de Albornoz, Luis Buñuel o Antonio Machado.

Varios miles de republicanos fallecieron en la Segunda Guerra Mundial luchando frente a los alemanes o en campos de exterminación nazis (Mauthausen). Hasta 1945, siguió la represión en las cárceles franquistas, con ejecuciones continuas, y el impacto demográfico fue dramático, pues la tasa de natalidad cayó diez puntos entre 1935 y 1939.

Desde el punto de vista material, la devastación fue terrible, ya que más de 250.000 casas fueron destruidas, junto al 60 por ciento de las vías de comunicación y el 80 por ciento de las instalaciones industriales, sobre todo del País Vasco. Consecuencia de todo esto fueron el desabastecimiento y el hambre en las grandes ciudades. Las reservas de oro habían desaparecido y se tardaría años en pagar las deudas a alemanes e italianos por las ayudas prestadas. Se calcula que las pérdidas totales fueron cercanas a los 30.000 millones de pesetas de 1935. La economía española no empezó a recuperarse hasta finales de los años 50, y el racionamiento del pan no desapareció hasta 1952.

Una Difícil Reconciliación

Durante algunos años, restos de fuerzas republicanas (los maquis) se refugiaron en los montes realizando guerrillas que fueron sofocadas por la Guardia Civil y el Ejército. Algún tiempo se mantuvo la esperanza de que los aliados derrocaran a Franco, pero esa ilusión se perdió ante el comienzo de la Guerra Fría.

La sociedad española quedó muy marcada, a lo cual no ayudó el régimen represivo impuesto por los vencedores, lo que no favorecía la reconciliación. Durante los 40 años siguientes, se vivió una larga posguerra que terminaría con la muerte del general Franco en 1975.

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