La Guerra Civil Española (1936-1939)
1. La Sublevación Militar y la Internacionalización del Conflicto
El alzamiento militar contó con el respaldo de un conjunto de militares y de falangistas. El fracaso de la sublevación militar y de los intentos del gobierno por controlarlo dio paso a una guerra que duró 3 años.
1.1 La Sublevación Militar de Julio de 1936
De acuerdo con las instrucciones de Mola, el golpe militar debería realizarse con violencia. El plan consistía en una serie de sublevaciones simultáneas del mayor número de guarniciones. Se formaría una junta de generales que sustituiría al gobierno.
La sublevación se inició de forma imprevista en Melilla el día anterior y se extendió al resto de las tropas del Protectorado español de Marruecos. Los jefes sublevados enviaron un telegrama al general Franco, quien al día siguiente se trasladó en un avión para ponerse al mando de las tropas mejor preparadas del ejército.
Entre los días 18 y 20 de julio, el alzamiento se extendió al resto del territorio con resultados diversos. En Andalucía se sublevaron las guarniciones de Cádiz, Córdoba y Granada. Mola ocupó Navarra con el apoyo del requeté carlista. En Zaragoza, Cabanellas logró dominar la mayor parte de Aragón. La rebelión militar se hizo con el poder en Castilla y León, Galicia, Mallorca y parte de Extremadura.
En Madrid, Barcelona y Valencia se abortó la sublevación militar. En Barcelona, gracias a la acción conjunta de las fuerzas de seguridad, los anarquistas y sus principales líderes, la rebelión fue dominada y el general Goded fue detenido. En Madrid, los rebeldes al mando del general Fanjul se refugiaron en el cuartel de la Montaña, asaltado por obreros armados y tropas fieles al gobierno. En Valencia, la indecisión de los rebeldes facilitó que el gobierno controlase la situación en toda la región militar que incluía Murcia y Cartagena.
La rebelión triunfó en Galicia, Castilla y León, parte de Extremadura, sudoeste de Andalucía, Canarias y Baleares (menos Menorca).
1.2 La División de España en Dos Zonas
Desde el 20 de julio, el país quedó dividido en dos zonas enfrentadas. Las principales ciudades, con las reservas de oro del Banco de España y zonas industriales, quedaron en poder del gobierno; las zonas agrarias más conservadoras y de mayoría católica, en manos de los militares sublevados.
La mitad del ejército, parte de la marina y la aviación, permanecieron fieles al gobierno. Pero las cifras son engañosas, ya que las tropas del ejército de tierra, las del Protectorado de Marruecos y las del gobierno fueron separadas por la llegada de aviones italianos y alemanes.
Tras la dimisión de Casares Quiroga, las medidas del gobierno de José Giral tuvieron un efecto contrario al esperado. El ejército de la República quedó debilitado, al estar el Estado en manos de milicias y comités locales y provinciales. Se estableció un equilibrio de fuerzas que ocultó que la República careció de unidad en la dirección política y militar de la guerra.
A finales de julio de 1936, la sublevación era una guerra civil que dividió el país en dos bandos:
Los Sublevados:
Se llamaron a sí mismos nacionales. Justificaron su acción como el medio de acabar con la anarquía, restablecer el orden y exterminar a los enemigos de la patria. Contaron con el apoyo de las oligarquías, de los pequeños propietarios agrarios, de las clases medias católicas, de la CEDA y la extrema derecha, y de la Iglesia católica.
Los Republicanos:
Para ellos había que defender la república democrática y sus logros frente al fascismo. Fueron ganando posiciones los sectores radicales, anarquistas y comunistas.
La internacionalización de la guerra civil convirtió lo que fue un conflicto interno en un conflicto internacional de repercusión mundial debido a la participación extranjera, tanto en forma de ayuda militar como humana. El apoyo internacional a los dos bandos fue decisivo para la duración y para el desenlace de la contienda.
1.3 El Contexto Internacional
La guerra estalló en un momento crítico en las relaciones internacionales. La tensión entre las democracias europeas y los regímenes totalitarios (fascista y nazi) alcanzó tal punto que cualquier crisis hacía temer un desenlace bélico. De ahí que la guerra civil provocase divisiones en la opinión pública extranjera y despertase la inquietud de los gobiernos británico y francés.
Los sectores conservadores y católicos percibieron la guerra como una contienda entre la civilización occidental y el comunismo ateo. Para los protagonistas de la izquierda, era una lucha por la libertad y contra el fascismo. La guerra civil impulsó un sentimiento de solidaridad a favor de la República española.
1.4 El Comité de No Intervención
La reacción del gobierno francés del Frente Popular de prestar ayuda a la República no se puso en práctica. La política de no intervención partió del gobierno francés del Frente Popular para mantener su alianza con el Reino Unido.
A finales de agosto de 1936, 27 países suscribieron el Acuerdo de No Intervención en España, por el que se prohibía la exportación a España y a sus posesiones de armas, municiones y todo tipo de material de guerra. El gobierno democrático de EEUU no se sumó al acuerdo.
1.5 Ayuda e Intervención Extranjera
El gobierno republicano de Giral y el bando golpista de Franco solicitaron ayuda militar de las potencias europeas.
1.6 La Ayuda Republicana
Solo pudo contar con el apoyo y ayuda militar de la URSS, Francia y México. La ayuda de la URSS en material bélico, pilotos, técnicos y consejeros fue importante para sostener la República y evitar su derrumbe inmediato.
La decisión de Stalin de intervenir en la guerra civil respondió a razones políticas y estratégicas: la derrota de la República debilitaría a Francia y fortalecería al Eje nazi-fascista.
De la intervención extranjera sobresalen las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios de un gran abanico ideológico, movidos por un sentimiento de solidaridad. Su intervención fue destacada en la defensa de Madrid y la batalla de Teruel. Elevaron la moral de la retaguardia y de los combatientes republicanos.
La República financió la guerra con las reservas de oro del Banco de España. El gobierno depositó el oro en Moscú y este sirvió para pagar el material bélico que se iba suministrando.
1.7 La Ayuda Militar a los Sublevados
Razones políticas y estratégicas forzaron a Hitler y Mussolini a ayudar a los militares golpistas. Para Hitler, el triunfo de los golpistas privaba a Francia de un aliado al sur. La guerra española fue el campo de pruebas para su material militar y nuevas técnicas de guerra. Para Mussolini, el triunfo de los rebeldes proporcionaba un aliado en el Mediterráneo.
A finales de julio de 1936, Hitler y Mussolini accedieron a las demandas de ayuda militar solicitadas por Franco. Fue decisiva para trasladar las tropas del Protectorado a la península y emprender el avance sobre Madrid. Alemania envió unidades de carros de combate, fuerzas de defensa aérea y aviación, originadas en la Legión Cóndor. La aportación de Mussolini estuvo constituida por el Corpo di Truppe Volontaria (CTV) y la Aviazione Legionaria.
Destacó la ayuda de la dictadura portuguesa. La ayuda militar de nazis y fascistas fue regular y decisiva para la victoria golpista, mientras que la República encontró obstáculos. Además, los sublevados obtuvieron ayuda financiera de los capitalistas españoles y las grandes compañías multinacionales angloamericanas, que les suministraron petróleo a crédito, y Ford y General Motors les proporcionaron material de transporte.