La Guerra Civil Española: Un Conflicto Internacional y sus Devastadoras Consecuencias

La Guerra Civil Española: Un Conflicto Internacional y sus Devastadoras Consecuencias

Una de las características principales de la Guerra Civil Española fue la división del territorio español en dos bandos, pasando rápidamente de ser un conflicto interno a adquirir dimensiones internacionales: se convirtió en el enfrentamiento entre las democracias y los totalitarismos en auge. Este conflicto fue el prólogo de la futura II Guerra Mundial y la posterior Guerra Fría.

Apoyos Internacionales y Dimensiones del Conflicto

Cada uno de los bandos en conflicto contó con sus propios apoyos, potencias afines a una u otra parte por motivos ideológicos y estratégicos. Fue la primera guerra total de la Historia, con bombardeos de poblaciones civiles como Guernica, y donde se experimentó con nuevas armas y material bélico aéreo y terrestre de las potencias europeas. Sin embargo, la participación de otras potencias no fue inmediata. En septiembre de 1936, 27 países crearon el Comité de No Intervención con sede en Londres, pero la violación de estos compromisos los redujo a papel mojado.

Apoyo al Bando Republicano

La República contó al principio, hasta la creación del Comité de Londres, con el apoyo de Francia (Frente Popular de Léon Blum), quien suspendió las entregas de material aéreo por la presión británica. Las ayudas más significativas llegaron desde México y, sobre todo, desde la URSS. Los soviéticos pusieron en marcha las Brigadas Internacionales (KOMINTERN), que fueron un elemento más propagandístico que efectivo. Los brigadistas, 40,000 civiles, fueron rápidamente entrenados en Albacete y desde allí partieron hacia diferentes frentes, especialmente en la zona centro, demostrando su ineficacia en batallas como la del Jarama.

De todas las ayudas, la soviética fue la más efectiva y de mayor trascendencia, por su abundancia en material de guerra. Como pago de los materiales y ante el temor de que Franco llegara a Madrid, el tesoro del Banco de España fue trasladado, con la autorización de Largo Caballero, hacia Moscú. Joyas, oro y otros metales que jamás regresarían a España, a diferencia de la parte depositada en el Banco de Francia, que fue devuelta en julio de 1939.

Apoyo al Bando Nacional

En lo que respecta al bando nacional, la ayuda no fue tan espectacular en número, pero sí más ofensiva y generosa. Países como Irlanda o Portugal enviaron pequeños contingentes (como la Legión de San Patricio), pero los principales soportes fueron la Alemania nazi y la Italia fascista.

El personal combatiente alemán fue más escaso que el italiano, pero el apoyo decisivo de Alemania se centró en el abastecimiento de material de guerra y en la participación de la Legión Cóndor, que, junto con la marina nazi, facilitó el paso del ejército de África por el estrecho. La ayuda italiana se centró en el Cuerpo de Tropas Voluntarias (50,000 hombres), con importantes éxitos como la toma de Santander y sonados fracasos como la ofensiva en Guadalajara. La marina italiana obstaculizó la llegada de ayuda a la República por el Mediterráneo.

Estos apoyos tuvieron un efecto radicalmente contrario: con los suministros de armas, hombres y provisiones, la guerra no hizo más que alargarse, con consecuencias devastadoras.

Consecuencias Demográficas, Económicas y Psicológicas

Tradicionalmente se manejó la cifra de un millón de muertos, pero los estudios señalan un número algo superior a 300,000, tanto en el frente como víctimas del odio en la retaguardia. El número aumenta si se suman las bajas posteriores por inanición o las malas condiciones de los encarcelados.

Este brusco cambio demográfico se acusó aún más con el triunfo de Franco y el exilio: 500,000 personas cruzaron la frontera francesa, siendo recibidas con hostilidad y confinadas en campos de refugiados; 22,000 viajaron a México y otros muchos – como los «niños de la Guerra» – a la URSS. Los colaboradores de la República que se quedaron en España fueron objeto de posterior represión, siendo muchos de ellos rapados, depurados de la administración o encarcelados, cuando no fusilados.

Económicamente, los problemas derivados de la guerra y sus gastos se agudizaron con la pérdida de las 500 toneladas de oro enviadas a Moscú y México. La producción agraria descendió un 20% y la industrial un 30%. La renta per cápita cayó un 30% y hasta 1952 no se recuperó el nivel anterior a la guerra.

Pero, sin duda, las consecuencias más duras fueron las psicológicas. En una guerra fratricida, vecinos, amigos y familia fueron víctimas del odio mutuo y afán de exterminio recíproco. Se abrieron unas heridas que lenta y difícilmente fueron cicatrizando durante los cuarenta años posteriores de dictadura franquista, y que sólo tras la Transición parecen haber sanado, aunque hoy en día permanezcan rencores por parte de algunos sectores de nuestra sociedad.

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