GUERRA CIVIL.- España se vio sacudida por una terrible y cruel Guerra Civil que asolaría al país durante tres años (julio 1936- abril 1939). La sublevación militar: En los inicios de la Segunda República fracasó un golpe de Estado militar, liderado por el general Sanjurjo (agosto de 1932). Los militares no aceptaron los resultados electorales de febrero del 36 y juzgaban necesario derribar al gobierno para evitar la anarquía y la ruptura de España por los separatismos. Por ello planearon una conspiración en la que participaban civiles monárquicos, carlistas y falangistas. El director y cerebro de la operación era el general Mola y estaba previsto que Sanjurjo, exiliado en Portugal, tomara el mando de los sublevados. Los pistoleros de Falange, partido de ideas fascistas, contribuyeron creando alarma social con una ola de atentados. José Antonio Primo de Rivera, su líder, fue encarcelado. Las milicias armadas de partidos y sindicatos de izquierda respondieron a los atentados con represalias. El 12 de julio pistoleros falangistas asesinaron al teniente Castillo de la Guardia de Asalto. En respuesta sus enfurecidos compañeros asesinaron a Calvo Sotelo, diputado de extrema derecha. Este hecho fue la excusa para el pronunciamiento militar, iniciado el 17 de julio en Marruecos. Sanjurjo murió al estrellarse el avión que le traía a España y el general Franco, incorporado a la conspiración en el último momento, se trasladó desde Canarias en avión a Marruecos y se puso al frente de la rebelión el 18 de julio de 1936..EL DESARROLLO DE LA GUERRA CIVIL. Tras el pronunciamiento del 18 de julio de 1936, España quedó dividida en dos zonas sin grandes diferencias ni en extensión ni en población entre ambas. Era de vital importancia que cruzaran el estrecho de Gibraltar, controlado por la escuadra republicana. Lo lograron a comienzos de agosto gracias a los aviones de la Alemania de Hitler y de la Italia de Mussolini, a quienes Franco solicitó ayuda. La República también había pedido ayuda internacional, pero las grandes potencias europeas por miedo a que el conflicto derivara en una conflagración europea – especialmente Gran Bretaña, donde gobernaban los conservadores de Chamberlain – acordaron la no injerencia diplomática y militar en un Comité de No Intervención.
- La “guerra de columnas” (julio- noviembre de 1936). Los republicanos formaron columnas de milicianos (tropas inexpertas de voluntarios de los partidos y sindicatos de izquierda, armadas por el gobierno y dirigidas por jefes no profesionales). Los rebeldes movieron sus tropas con el objetivo de llegar a Madrid, capital y eje de la resistencia republicana y acabar rápidamente con el conflicto. Las columnas enviadas por Mola desde Navarra fueron detenidas en la sierra del norte de Madrid. El ejército africano de Franco y Yagüe avanzaba desde Sevilla, ocupando rápidamente Extremadura, tomando Badajoz y Talavera, en el valle del Tajo. Sembraba el terror a su paso. Franco decidió retrasar su avance sobre Madrid para liberar el Alcázar de Toledo, cuya resistencia fue un símbolo para los nacionales. Las tropas de Mola tomaron Irún, cerrando la frontera con Francia a los republicanos. San Sebastián se rindió poco después (13 de septiembre).
- La batalla de Madrid (noviembre de 1936- marzo de 1937). Las fuerzas nacionalistas, dirigidas por el general Varela, llegaron a las afueras de Madrid, cuya caída parecía inminente. El Gobierno se trasladó a Valencia y dejó una Junta de Defensa presidida por el general Miaja, al que se le encomendó la defensa de la ciudad. Las milicias republicanas espontáneas, defendidas por los anarquistas, habían fracasado y se replegaban hacia Madrid. Se hizo necesario crear un ejército popular disciplinado, una idea de los comunistas apoyada por los republicanos y los militares profesionales. El comandante Rojo, gran estratega, con la ayuda de la URSS, de las primeras Brigadas Internacionales y de la columna anarquista de Durruti detuvo un primer ataque en la Ciudad Universitaria. Bombardeada desde el aire, la capital resistió heroicamente los ataques casi tres años, lo que levantó la moral de los madrileños – al grito de ¡No pasarán¡ de La Pasionaria. Franco decidió cercar la ciudad en un ataque conjunto: los nacionalistas desde el sur – batalla del Jarama (febrero) – y los italianos por el norte – batalla de Guadalajara(marzo), que acabaron en sendos fracasos. Los republicanos se defendieron heroicamente pero eran incapaces de contraatacar. Los frentes se estabilizaron y se inició una guerra larga, de desgaste. Las tropas rebeldes del general Queipo de Llano, famoso por sus charlas radiofónicas, tomaron Málaga (febrero de 1937).