La Guerra de Independencia Española (1808-1814)
En 1808 comenzó una terrible guerra que tuvo varias dimensiones: guerra patriótica, de liberación contra los ejércitos napoleónicos; guerra civil, ya que una parte de los españoles apoyaba a José I, y finalmente, guerra internacional, ya que España fue teatro principal de operaciones de los ejércitos inglés y francés.
Todo empezó con los levantamientos de mayo de 1808, dejando un trágico balance de pérdidas humanas, destrucciones y saqueos. Se puede hablar de acontecimientos militares desde 1807, cuando las tropas de Junot entran en España, hasta 1814, en que los franceses abandonan las últimas plazas españolas.
Etapas de la Guerra de Independencia
- Primeros momentos: Napoleón fracasa en la ocupación de toda la península debido a la resistencia de Zaragoza y Gerona («los sitios»), que impidieron el avance en la zona de levante, y la derrota de Bailén, que impidió la toma de Andalucía y obligó a los soldados a replegarse más allá del Ebro. Napoleón subestimó al pueblo español.
- Después: Napoleón coordinó personalmente las tropas, lo que hizo que el ejército francés triunfara y ocupara casi todo el territorio debido a su superioridad. Los españoles hacían guerra de guerrillas y tenían el control del campo.
- A partir de 1812: Napoleón comienza a fracasar debido a la campaña de Rusia. Este tuvo que enviar gran parte de su ejército a Rusia, lo que debilitó el ejército que quedó en España. Esto fue aprovechado por los ingleses y españoles, que, al mando del general Wellington, llevan a cabo una ofensiva contra el ejército francés. El triunfo sobre el ejército francés provocó la huida de José I y se firmó el Tratado de Valençay (1813) en el que Napoleón devuelve la Corona de España a Fernando VII.
Gobiernos Durante la Guerra
Gobierno de José I
Napoleón entregó el trono de España a su hermano José I con la «Constitución de Bayona«, elaborada por Napoleón y Murat, y aprobada por una Asamblea de Notables españoles.
La «Constitución de Bayona» es un estatuto o una carta otorgada que establece un estado confesional y monarquía hereditaria limitada. Tiene cierto carácter liberal, que va a propiciar la elaboración de la Constitución de 1812 por parte del bando enfrentado a Napoleón. José I intenta poner en marcha las reformas reflejadas en el Estatuto de Bayona contando con la ayuda de los afrancesados, partidarios del reformismo ilustrado.
Los afrancesados son una minoría de nobles, burgueses, altos funcionarios y alto clero ilustrados, que eran partidarios de las reformas en educación, en el derecho y en la religión. Estos van a ser los primeros exiliados políticos de la Historia de España Contemporánea.
Gobierno de los Sublevados
En España se inició un levantamiento popular contra la presencia francesa, ejemplo que siguió todo el país levantándose rápidamente contra el invasor, frenando el avance de las tropas napoleónicas.
Ante la falta de respuesta a la ocupación por parte de las autoridades, la población se organiza en las llamadas Juntas Provinciales, formadas por nobles, burgueses, militares o personas con profesiones liberales. Se encargan de cobrar impuestos, reclutar un ejército y declaraban la guerra a Francia. También establecían relación con Inglaterra.
Pero hay una necesidad de coordinación y representación, por ello se crea la Junta Suprema Central que coordina la Guerra y tiene autoridad sobre las Juntas Provinciales.
En 1810, la Junta Central traspasó los poderes a una Regencia que actuaba en nombre de Fernando VII, lo que provocó una convocatoria a Cortes.
Reinado de Fernando VII (1814-1833)
Retorno al Absolutismo
Con la expulsión de los franceses, Fernando VII, «el deseado», regresa como monarca absolutista. Para ello cuenta con el apoyo de un grupo de militares contrarrevolucionarios y de diputados absolutistas, firmantes del «Manifiesto de los Persas«, que pedían al rey la eliminación del régimen constitucional.
En mayo de 1814, Fernando VII declara ilegal la convocatoria de las Cortes de Cádiz y anula toda su obra legisladora. Todo ello es posible ya que cuenta con el apoyo de parte del Ejército y de diputados absolutistas (clero y nobleza) partidarios de la vuelta al Antiguo Régimen. Se inicia la persecución y represión sobre los liberales.
En sucesivos decretos vuelve a restablecerse las condiciones económicas y sociales del Antiguo Régimen que satisfacen a la iglesia y a la nobleza con privilegios de la Mesta, derechos jurisdiccionales, gremios… Se anulan algunas desamortizaciones ya iniciadas, se resucita a la Inquisición y se prohíbe toda clase de periódicos y asociaciones.
Oposición Liberal y Pronunciamientos Militares
Frente al absolutismo comienza a desarrollarse una alianza formada por la burguesía, las clases medias y populares de la ciudad, parte de los campesinos y parte del Ejército. Esta parte del ejército se dedica a realizar pronunciamientos militares para conseguir la caída del Antiguo Régimen y volver al sistema constitucional. Espoz y Mina en Pamplona, Porlier en La Coruña y Lacy en Barcelona fracasan en el intento, pero en 1820, el pronunciamiento de Riego logra la victoria, siendo el primer pronunciamiento triunfante a lo largo del s. XIX.
Estas conspiraciones se nutrieron del descontento popular, ocasionado por la mala situación de España tras la Guerra de Independencia, con ciudades arrasadas, pérdida de rebaños y cultivos… y además por la pérdida de las colonias americanas, que cerraba la posibilidad de tener un mercado generoso que hubiera contribuido a un despegue económico. Un panorama negativo que se complica con la política inmovilista de Fernando VII, cuyo empeño en revitalizar el Antiguo Régimen retrasó aún más el comienzo de la era industrial.