La Guerra de la Independencia Española (1808-1813): Resistencia y Caída de Napoleón

La Guerra de la Independencia Española (1808-1813)

Los planes invasores de Napoleón incluían también a España. A principios de 1808, su ejército fue ocupando algunas de las principales ciudades de la mitad norte, incluyendo Madrid. En la corte española se sucedían, desde finales de 1807, hechos lamentables y escandalosos. Se vio envuelto el Príncipe de Asturias, Fernando (futuro Fernando VII), manejado por un grupo político contrario a Godoy. Se produjo un complot para destronar a Carlos IV, conjura descubierta y abortada. Godoy, cada vez más odiado por el pueblo, sospechaba de los franceses y convenció a la familia real para que se desplazara a Sevilla, por si era necesario huir a América. En el camino, se organizó el Motín de Aranjuez, que provocó la caída definitiva de Godoy y la abdicación de Carlos IV.

En cuestión de dos meses, los acontecimientos se precipitaron. La familia real fue llevada por Napoleón a Bayona, Francia. Fernando abdicó en su padre, quien a su vez abdicó en Napoleón. Este cedió el trono a su hermano José, conocido en España como José I, completando el proceso progresivo de sometimiento de España a Francia, convirtiéndola en un estado vasallo gobernado por uno de sus familiares.

El pueblo de Madrid y otros puntos de España se habían levantado contra la presencia de los franceses y la ausencia de su rey. Este levantamiento, el 2 de mayo de 1808, fue reprimido por el ejército francés. Hasta principios de junio de 1808 no llegó José I a Madrid. No tuvo nunca el reconocimiento del país, a excepción de un reducido grupo de intelectuales y políticos afrancesados, acusados más tarde de traición a la patria. Hizo un esfuerzo por institucionalizar su poder y dotarlo de cierto carácter liberal con la Constitución de Bayona (o más correctamente, Estatuto de Bayona, ya que no se trata de una constitución, sino de una carta otorgada).

En el bando de los rebeldes españoles, se fueron creando Juntas Provinciales y Regionales, que asumieron el poder político hasta que volviera el rey Fernando VII, el único que reconocían como rey. Estas Juntas comenzaron a organizar la resistencia frente a los franceses. Las Juntas Provinciales y Regionales terminaron por converger en una Junta Suprema Central, que supondría el intento de creación de un poder alternativo al de los franceses.

Etapas de la Guerra

1ª Etapa (junio 1808)

Con el doble objetivo de reprimir los levantamientos populares e instaurar el régimen de José Bonaparte, la inesperada resistencia de los españoles desbarató los proyectos de Napoleón. La toma de las ciudades, que se preveía fácil, se complicó. Zaragoza resistió. Los franceses se debilitaron al no poder recibir refuerzos de Cataluña. Gerona aguantó el ataque y rompió las vías de abastecimiento con Francia. El ejército de Dupont se estrelló contra las milicias del General Castaños, teniéndose que rendir en Bailén. Esto tuvo una gran repercusión internacional, ya que fue la primera derrota de un ejército de Napoleón. José I tuvo que retirarse a Vitoria y las tropas francesas retrocedieron hasta el Ebro.

2ª Etapa

La guerra adquirió mayor importancia. El deseo de Napoleón era aplastar la resistencia española. Acompañado de sus más prestigiosos generales, el emperador en persona entró en España en noviembre de 1808. El avance francés fue contundente. En pocas semanas, José Bonaparte volvió a la capital de España, mientras que la Junta Central tuvo que abandonar la meseta para buscar refugio en Sevilla y luego en Cádiz. Solo algunas zonas de la periferia y áreas montañosas del centro permanecieron libres. Después de un año de guerra, también se había comprometido Gran Bretaña a frenar a Napoleón. Dada su inferioridad, los españoles adoptaron una novedosa forma de combate: la guerrilla. Formada por antiguos soldados, más voluntarios civiles y hasta bandoleros, atacaban por sorpresa con acciones rápidas, valiéndose de su conocimiento del terreno.

3ª Etapa (primavera de 1812)

La guerra dio un giro definitivo. Lo que en principio pareció un paseo militar, se convirtió en un atolladero que obligó a Napoleón a mantener en España un importante conjunto de tropas, cada vez más necesarias en el frente de Rusia. La retirada de efectivos llevó a los franceses al desastre. En julio de 1812, el general Wellington, ayudado por las partidas guerrilleras, derrotó a los franceses en Arapiles, cerca de Salamanca, los expulsó de Andalucía y entró en Madrid, obligando a José I a dejar la ciudad. En primavera de 1813, el general lanzó un nuevo ataque en Vitoria, donde los franceses sufrieron una grave derrota, que se repitió en la batalla de San Marcial. Vencido también en Leipzig, Napoleón tuvo que llegar a un acuerdo con Fernando VII, al que liberó y devolvió la corona de España mediante el Tratado de Valençay.

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