La Guerra de Sucesión Española y el Auge del Liberalismo

La Guerra de Sucesión Española

La muerte de Carlos II sin descendencia desencadenó una crisis sucesoria en España. El monarca, en su testamento, nombró heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y bisnieto de Felipe IV, quien fue coronado como Felipe V. Este acto marcó el fin de la dinastía Habsburgo y el inicio del reinado de los Borbones en España.

Sin embargo, la sucesión no fue pacífica. Un sector dentro y fuera de España se opuso al nuevo rey y apoyó la candidatura del Archiduque Carlos de Habsburgo. Este conflicto interno derivó en una guerra civil e internacional.

La Guerra de Sucesión Española tuvo diversas implicaciones. Por un lado, la ascensión de Felipe V representaba la unión de España y Francia bajo un mismo monarca, lo que alarmó a Inglaterra y Holanda, quienes vieron en ello una amenaza a su poderío y se aliaron para apoyar al candidato austriaco. Por otro lado, la guerra también reflejaba la pugna entre dos modelos de organización territorial: el centralismo francés que representaba Felipe V y el foralismo que encarnaba Carlos de Habsburgo.

Felipe V finalmente ganó la guerra. Carlos de Habsburgo, heredero del Imperio austriaco, perdió interés en el trono español. La guerra concluyó con la firma del Tratado de Utrecht en 1713. Este tratado reconocía a Felipe V como rey de España, quien a cambio renunciaba a la corona francesa. Los Países Bajos Españoles, Flandes, Nápoles y Sicilia pasaron a Austria. Saboya se anexionó con Sicilia, aunque luego intercambiaron las islas. Inglaterra obtuvo Gibraltar y Menorca.

Los Pactos de Familia

Tras la Guerra de Sucesión, la política exterior española se basó en la alianza con Francia, materializada en los Pactos de Familia, y en el enfrentamiento con Inglaterra.

Felipe V, con el objetivo de recuperar territorios en Italia, se alió con Francia en el Primer Pacto de Familia. Gracias a esta alianza, el infante Carlos fue coronado rey de Nápoles y Sicilia. El Segundo Pacto de Familia permitió que el infante Felipe fuera nombrado duque de Parma.

Durante el reinado de Carlos III, se firmó el Tercer Pacto de Familia. España participó en la Guerra de los Siete Años, conflicto en el que perdió Florida, que cedió a Inglaterra, y Sacramento, que pasó a manos de Portugal.

El Nuevo Modelo de Administración Territorial Borbónico

Los Borbones introdujeron un nuevo modelo de administración territorial en España. El país se dividió en provincias, cada una con una triple estructura de poder:

  • Autoridad Judicial: Representada por las Audiencias.
  • Autoridad Militar: Encabezada por los Capitanes Generales.
  • Autoridad Civil y Económica: Gestionada por los Intendentes.

El Motín de Esquilache

Los intentos de introducir reformas por parte de los Borbones encontraron resistencia en algunos sectores de la sociedad. En 1766, estalló el Motín de Esquilache, una revuelta popular contra las medidas modernizadoras del ministro Esquilache. Los jesuitas, acusados de instigar el motín, fueron expulsados de España.

El Regalismo

El regalismo fue una corriente ideológica que defendía la supremacía del poder real sobre la Iglesia Católica en España. Los monarcas borbónicos, influenciados por las ideas ilustradas, buscaron limitar la influencia de la Iglesia en asuntos políticos y económicos.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

La invasión napoleónica a España en 1808 provocó una crisis política sin precedentes. Ante la ausencia del rey Fernando VII, quien fue obligado a abdicar por Napoleón, y la colaboración del gobierno provisional con los franceses, surgieron las Juntas de Defensa. Estas juntas, primero locales y luego provinciales, asumieron la soberanía para defender la independencia del país.

La Junta Suprema Central, en un intento por legitimar la resistencia contra los franceses, inició el proceso de convocatoria de Cortes Extraordinarias. En 1810, la Junta transfirió sus poderes al Consejo de Regencia, encargado de convocar las Cortes. Los liberales, que habían ganado influencia durante la crisis, lograron que las Cortes no se reunieran según el antiguo régimen estamental, sino en una asamblea donde cada diputado tuviera un voto, sin importar su clase social.

Las Cortes de Cádiz, que se reunieron entre 1810 y 1814, representan la primera revolución liberal burguesa en la historia de España. Su objetivo principal era crear un nuevo modelo de sociedad basado en los principios liberales de libertad económica, igualdad jurídica y un sistema político parlamentario y constitucional.

El resultado más importante de la labor legislativa de las Cortes de Cádiz fue la promulgación de la Constitución Española de 1812, conocida como «La Pepa». Esta constitución, la primera en la historia de España, establecía la soberanía nacional, la división de poderes, la libertad de imprenta y otros derechos y libertades fundamentales.

El Tratado de Fontainebleau

El Tratado de Fontainebleau, firmado en 1807 entre Francia y España, permitió a las tropas francesas atravesar territorio español para invadir Portugal. El objetivo de Napoleón era dividir Portugal en tres partes, una de las cuales sería un principado gobernado por Godoy, valido del rey Carlos IV de España.

Las Abdicaciones de Bayona

En 1808, Napoleón obligó a Carlos IV y a su hijo Fernando VII a abdicar al trono español en la ciudad francesa de Bayona. Fernando abdicó en favor de su padre, y este a su vez abdicó en favor de Napoleón. A cambio, recibieron castillos y rentas en Francia. Napoleón entregó el trono español a su hermano José Bonaparte.

José I Bonaparte convocó una asamblea en Bayona donde se firmó el Estatuto de Bayona. Este estatuto, una carta otorgada de reformismo moderado, establecía un régimen autoritario con soberanía real y Cortes estamentales.

El Manifiesto de los Persas

En 1814, tras la derrota de Napoleón y el regreso de Fernando VII a España, un grupo de diputados absolutistas redactó el Manifiesto de los Persas. Este documento, dirigido al rey, solicitaba la abolición de la Constitución de 1812 y la restauración del absolutismo.

La Paz de París

La Paz de París, firmada en 1919 tras la Primera Guerra Mundial, no está relacionada con los acontecimientos históricos descritos en este texto.

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