La Guerra de Sucesión Española y el Auge del Reformismo Borbónico en el Siglo XVIII

La Guerra de Sucesión Española

Tras la falta de descendencia de Carlos II, se desató una disputa entre los Austrias y los Borbones por el trono español, lo que provocó la Guerra de Sucesión. En su testamento, Carlos II había nombrado heredero al borbón Felipe de Anjou, frente al archiduque Carlos de Austria, con dos condiciones: el mantenimiento de la unidad del Imperio español y la separación de las coronas de Francia y España.

Tras la muerte de Carlos II en 1700, Felipe V de Borbón fue coronado rey de España. La respuesta de Austria, Prusia, Gran Bretaña, Países Bajos, Saboya y Portugal fue declarar la guerra a Francia y a España en defensa del equilibrio europeo, proclamando rey de España al archiduque Carlos de Austria.

La guerra se desarrolló y en 1711 murió el emperador de Austria, dejando a Carlos como emperador sin renunciar al trono de España. Para evitar esto, Gran Bretaña y Países Bajos presionaron a Austria y a Francia hasta conseguir el Tratado de Utrecht (1713), que reconoció a Felipe V como rey de España, pero con la condición de que renunciara a reunir los tronos de España y Francia en su persona. España perdió territorios en el proceso.

Los pactos de familia posteriores permitieron a los Borbones españoles recuperar Nápoles y Sicilia (1733), con la condición de que quien reinase allí no lo hiciera también en España, y Menorca (1783).

La Nueva Monarquía Borbónica

Los decretos de Nueva Planta fueron un conjunto de leyes aprobadas por Felipe V que cancelaron los fueros, instituciones y privilegios de los territorios de la Corona de Aragón por su apoyo al archiduque Carlos de Austria durante la Guerra de Sucesión. Estos decretos impusieron la uniformidad jurídica en toda España bajo las leyes de Castilla. Solo Navarra y las provincias vascas conservaron sus fueros.

Los Decretos de Nueva Planta establecieron un sistema de gobierno absolutista y centralista como los de Francia y Castilla. La analogía se reforzó con la introducción en España de la Ley Sálica francesa, que impedía reinar a las mujeres.

Administración Central

Se sustituyó el sistema polisinodial de los Austrias por el de las Secretarías de Estado. Solo se mantuvo el Consejo de Castilla.

Administración Territorial

Se dividió el reino en provincias.

Administración Local

Se reforzó el control sobre los municipios con la extensión a la Corona de Aragón del modelo castellano.

La España del Siglo XVIII

Durante el siglo XVIII se adoptaron medidas para mejorar la economía. En la agricultura se introdujeron medidas para combatir las crisis de subsistencia debido a la escasa productividad, las inclemencias climáticas y la falta de inversiones, como el impulso de nuevos cultivos, la construcción de canales de riego y navegación, y la colonización de nuevas tierras.

Sin embargo, los resultados fueron insuficientes debido a las manos muertas. Por otra parte, en la industria se produjo un crecimiento de la población gracias a la adopción de medidas proteccionistas y de fomento de las manufacturas.

El comercio colonial llevó a la Corona a impulsar medidas de fomento de los intercambios, reforzar la marina comercial y firmar los Pactos de Familia contra el expansionismo inglés.

La economía catalana experimentó un crecimiento significativo. La agricultura se benefició de la subida de los precios agrarios, mientras que la artesanía y el comercio aprovecharon las medidas de liberación económica, como las proteccionistas, en especial el sector textil.

Ideas Fundamentales de la Ilustración

La Ilustración fue un movimiento cultural de origen francés que confiaba en el uso de la razón para lograr el progreso de la nación y la felicidad. Promovió ideas como la libertad económica, la autonomía del poder político sobre la Iglesia o el fomento de la educación y las ciencias útiles (matemáticas).

La Ilustración tuvo dificultades en España debido al analfabetismo y la oposición del clero. Se introdujo en España durante el reinado de Felipe V y sus ideas se difundieron a través de instituciones como las Sociedades Económicas de Amigos del País, las Academias nacionales, los salones, etc.

El Despotismo Ilustrado

El despotismo ilustrado fue una forma de gobierno que trató de unir ideas absolutistas e ilustradas. Los monarcas promovieron el progreso de sus reinos mediante reformas económicas, culturales y sociales, pero sin alterar las bases del Antiguo Régimen.

En España, Carlos III fue quien impulsó estas reformas a través de ministros como Floridablanca o Jovellanos. Promovió el desarrollo agrario (colonización de nuevas tierras), comercial (Banco de San Carlos), social (decretos de dignificación del trabajo) y cultural (reforma universitaria).

La política reformista de Carlos III chocó con la Iglesia y la nobleza, y se desvaneció con Carlos IV tras el estallido de la Revolución Francesa.

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