El Muro de Berlín y la escalada de la Guerra Fría
En 1961, ante la emigración masiva de más de dos millones de ciudadanos desde Berlín Este al Oeste, el gobierno comunista de la República Democrática Alemana (RDA) decidió construir un muro para frenar la fuga de su población. Esta medida, aprobada por Kruschov y aceptada por Kennedy como una forma de evitar un conflicto mayor, dividió la ciudad en dos durante casi tres décadas. El Muro de Berlín, con sus 155 kilómetros de longitud, se convirtió en un símbolo de la opresión comunista y en el escenario de miles de intentos de escape, muchos de ellos con un trágico desenlace. Se estima que alrededor de 600 personas murieron tratando de cruzar el muro.
El regreso de la tensión
A finales de la década de 1970, la Guerra Fría experimentó un nuevo auge debido a una serie de factores internacionales. En Estados Unidos, la llegada al poder de Ronald Reagan en 1980 supuso un cambio radical en la política exterior. Reagan, un conservador convencido, consideraba la distensión como una muestra de debilidad frente al expansionismo soviético. Su gobierno impulsó una política de rearme nuclear y, en 1983, lanzó la Iniciativa de Defensa Estratégica, más conocida como «Guerra de las Galaxias». Este ambicioso programa, con un coste económico enorme, pretendía crear un escudo espacial antimisiles. La URSS se vio obligada a responder al desafío tecnológico estadounidense, a pesar de no contar con los recursos necesarios, lo que agravó aún más la tensión entre ambos bloques.
La Invasión de Afganistán y la Revolución Sandinista
En 1979, la URSS invadió Afganistán con el objetivo de instalar un gobierno comunista afín. Esta acción desencadenó una guerra contra los muyahidines, combatientes musulmanes que luchaban por una sociedad islámica y que recibían apoyo militar de Estados Unidos. El conflicto, conocido como el «Vietnam soviético», se prolongó durante una década y debilitó aún más la imagen internacional de la URSS. Tras la retirada soviética en 1989, se estableció un Estado Islámico en Afganistán.
Ese mismo año, en Nicaragua, triunfó la Revolución Sandinista, que derrocó al dictador Anastasio Somoza, aliado de Estados Unidos. La revolución nicaragüense, al igual que la invasión soviética de Afganistán, fue interpretada por Estados Unidos como una prueba más del expansionismo comunista en el mundo.
Las Conferencias de Paz y el nacimiento de la ONU
Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, los aliados mostraron su preocupación por establecer un sistema de paz duradero. En 1941, se firmó la Carta Atlántica, que sentaba las bases para la creación de un nuevo orden mundial. A partir de 1943, se celebraron varias conferencias entre los «Tres Grandes» (Estados Unidos, la URSS y Reino Unido) para definir el futuro de la posguerra. En Teherán, Yalta y Potsdam se tomaron decisiones cruciales, como la desnazificación de Alemania, su división en zonas de ocupación, el reparto de las reparaciones de guerra y la creación de nuevas fronteras en Europa.
La Conferencia de Potsdam, la última en la que participaron los líderes aliados (Truman, Churchill y Stalin), marcó el inicio de las tensiones entre Estados Unidos y la URSS. Ambas superpotencias se acusaron mutuamente de intentar expandir su influencia en Europa y de aspirar a la hegemonía mundial.
En la Conferencia de París de 1946, se firmaron los tratados de paz con Italia, Rumanía, Bulgaria, Hungría y Finlandia. El tratado con Austria se firmó en 1955, mientras que Japón y la URSS nunca llegaron a firmar un tratado de paz formal.
La Organización de las Naciones Unidas
La necesidad de crear un organismo internacional que sustituyera a la desprestigiada Sociedad de Naciones se hizo patente tras la Segunda Guerra Mundial. En la Conferencia de San Francisco de 1945, 46 países aprobaron la Carta de las Naciones Unidas (ONU), un organismo internacional cuyo objetivo principal era preservar la paz y la seguridad internacionales, promover la cooperación entre las naciones y proteger los derechos humanos.
En 1948, la Asamblea General de la ONU proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento histórico que establece los derechos fundamentales que deben ser protegidos en todo el mundo.
La ONU está compuesta por diversos órganos, entre ellos la Asamblea General, donde todos los estados miembros tienen representación y voto, y el Consejo de Seguridad, encargado de mantener la paz y la seguridad internacionales. El Consejo de Seguridad está formado por 15 miembros, cinco de ellos permanentes (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China y Francia) con derecho a veto sobre las resoluciones del Consejo.