La Guerra Fría: Un Mundo Bipolar
Contexto Histórico
La Guerra Fría, período de tensión geopolítica entre Estados Unidos y la Unión Soviética, se caracterizó por un mundo bipolar en los ámbitos económico, político y cultural. Europa dejó de ser el centro del poder mundial. Entre sus características destacan:
- La consagración de dos superpotencias y sus alianzas militares (OTAN y Pacto de Varsovia).
- El equilibrio del terror nuclear.
- Conflictos y presencia militar e ideológica en la periferia.
- La desconfianza recíproca.
- El sistema monetario de Bretton Woods, el FMI y el BM.
- La coexistencia pacífica, que implicaba el rechazo a la guerra, el auge de la diplomacia soviética y cuyo fin se preveía con la imposición del bloque socialista. Los finales de los años 60 y 70 se caracterizaron por la distensión.
La Posición de Estados Unidos
Estados Unidos, bajo la presidencia de Harry Truman (1945), implementó el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa y un aislamiento económico de la URSS. La OTAN se creó como una alianza de seguridad. La Doctrina Truman, en respuesta a las declaraciones de Stalin, se basó en:
- La prudencia en las intervenciones.
- La imposibilidad de cambiar el status quo por la fuerza.
- El compromiso con los países que deseaban la libertad (contención del comunismo).
- Una visión bipolar del mundo (bueno vs. malo).
- Un amplio apoyo político.
El Plan Marshall y la OTAN, aunque no dirigida contra la URSS, fueron criticados por grupos liberales y comunistas por aumentar la brecha entre el Este y el Oeste, sin un aumento proporcional de la seguridad colectiva.
La Respuesta de la Unión Soviética
Moscú rechazó las políticas estadounidenses. La respuesta de la URSS, plasmada en la Doctrina Jdanov, consideraba a EEUU como reaccionario y antidemocrático, estableciendo dos bandos irreconciliables. Se creó el COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica) y el Pacto de Varsovia (1955-1991), en teoría para evitar el rearme alemán, pero en la práctica se usó para intervenir en países como Hungría y Checoslovaquia, bajo la Doctrina Brezhnev de protección del socialismo. Esto contradecía el deshielo y la liberalización propuestos por Kruschev.
La Distensión
La distensión (pseudopacifismo) de los años 60 y 70, estuvo marcada por acercamientos falsos y frágiles debido a las crisis internas de cada bloque. Se firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear (1968) y los acuerdos SALT I (1972, Nixon-Brezhnev) para limitar armamentos. El Acta de Helsinki (1975) estableció principios de seguridad y cooperación en Europa, incluyendo el respeto a las fronteras, los derechos humanos y el derecho internacional.
Durante este período, Estados Unidos, bajo Eisenhower, optó por la no intervención en países como Hungría, aunque experimentó la pérdida de terreno en la carrera espacial, la revolución cubana y la construcción del Muro de Berlín sin una gran reacción. La Guerra de Vietnam (1955-1975) marcó profundamente esta época. En la URSS, Brezhnev (hasta 1980) sustituyó a Kruschev, marcando el fin del deshielo, la recuperación de valores patrióticos, la magnificencia del Ejército Rojo y un aumento de la influencia de Moscú en el mundo comunista, con una propaganda antiamericana acentuada.
Años 80: Reafirmación Ideológica
En los años 80, Jackson y Reagan criticaron la distensión, argumentando que favorecía a la URSS. Estados Unidos enfrentaba crisis como la de Vietnam, Watergate y la del petróleo de 1973, además de la caída del sistema de Bretton Woods. La administración Carter fue considerada débil, permitiendo la invasión soviética de Afganistán. Reagan, con su política de disuasión, incrementó el gasto en defensa, fortaleció alianzas con dictaduras y aumentó las bases militares alrededor de la URSS. En su segundo mandato (1985-1988), la relajación de la tensión se debió a la percepción de la debilidad de la URSS y las reformas de Gorbachov (Perestroika y Glasnost).
En la URSS, Gorbachov implementó reformas para mejorar la situación interna, incluyendo la retirada de Afganistán y la Doctrina Sinatra (no intervención en los países del Pacto de Varsovia).
El Fin de la Guerra Fría y Nuevas Amenazas
Bush (1989-1993) continuó el acercamiento, preocupado por la aparición de nuevos estados tras la desmembración de la URSS. El desarme fue un tema central (Cumbre de Malta, Acuerdo de Ottawa y Tratado START I). Se propuso un nuevo orden mundial, pero la intervención en Kuwait demostró la posibilidad de colaboración internacional. Las críticas neoconservadoras abogaban por una intervención más bélica.
Tras la caída del Muro de Berlín y el fin del comunismo, Estados Unidos se vio en una posición de poderío económico y militar, mientras que Rusia enfrentaba una profunda crisis. Europa, por su parte, avanzaba en su integración con el Tratado de Maastricht (7/02/1992).
Nuevas Amenazas al Orden Mundial
Nuevas amenazas emergieron, como el terrorismo, las pandemias, la inmigración, el crimen organizado y los estados fallidos.
El 11-S marcó un punto de inflexión, requiriendo una cooperación internacional en materia penal y policial. La ONU impulsó acciones contra la radicalización, aunque los atentados de lobos solitarios y nacionales seguían siendo un desafío. Se impusieron sanciones a países que albergaban terroristas (Resoluciones CS 1054, 1070, 1267, 731, 748, 883 y 1192).
La Resolución 1373 de la ONU obligó a los estados a tipificar el terrorismo, perseguirlo y cooperar para su prevención. El Consejo Europeo de Laeken elaboró un plan de acción contra el terrorismo. La estrategia global contra el terrorismo de 2006 enfatizó la cooperación y los derechos humanos.