La Guerra Hispanoamericana y la Crisis de 1898
El Imperio Español a finales del siglo XIX
A finales del siglo XIX, los restos del imperio colonial español se reducían a Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunas islas en el océano Pacífico.
El Problema Cubano
La primera guerra de Cuba terminó con la Paz de Zanjón en 1878. Sin embargo, la insurrección continuó latente debido a las aspiraciones de la población criolla y los intereses de Estados Unidos, que controlaba gran parte de las exportaciones cubanas. La Paz de Zanjón fue más una tregua que un fin del conflicto, ya que las promesas de la Constitución de 1876 no se cumplieron, incluyendo la igualdad de derechos políticos para los cubanos, la participación en el gobierno, la libertad de comercio y la abolición de la esclavitud.
Tras la Paz de Zanjón, surgieron dos partidos políticos en Cuba: el Partido Autonomista, que buscaba la autonomía y reformas, y la Unión Constitucional, un partido españolista. La falta de reformas impulsó el deseo de independencia, lo que llevó a la creación del Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí y apoyado por Estados Unidos, con el objetivo de lograr la independencia.
La Guerra de Independencia Cubana (1895-1898)
En 1895, estalló una nueva insurrección independentista en Cuba, conocida como el «Grito de Baire». El gobierno español, liderado por Cánovas del Castillo, envió al general Martínez Campos para sofocar la rebelión. Ante la ineficacia de la conciliación, Martínez Campos fue reemplazado por Valeriano Weyler, quien implementó una política de represión. Sin embargo, las enfermedades tropicales causaron más bajas en el ejército español que los guerrilleros cubanos, apoyados por Estados Unidos.
Tras el asesinato de Cánovas y el fracaso de la represión, el gobierno español sustituyó a Weyler por el general Blanco, quien intentó una política de conciliación. Pero ya era demasiado tarde, los independentistas rechazaron las propuestas españolas.
El Desastre del 98
La voladura del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana cambió el curso de la guerra. Estados Unidos, bajo la presidencia de McKinley, culpó a España y propuso la compra de Cuba por 300 millones de dólares. España negó su implicación y rechazó el ultimátum, lo que llevó a la guerra hispano-estadounidense.
Filipinas: Un Segundo Frente
Simultáneamente al conflicto en Cuba, se produjo una insurrección en Filipinas liderada por José Rizal, con apoyo de Estados Unidos. España se enfrentó a dos frentes abiertos.
El Tratado de París y la Pérdida de las Colonias
Estados Unidos, con su superioridad naval y militar, derrotó a España en ambos frentes. En 1898, se firmó el Tratado de París, por el cual España cedió Cuba, Puerto Rico y Filipinas a Estados Unidos. España perdió sus últimos dominios coloniales y dejó de ser una potencia colonial.
Consecuencias del Desastre del 98
La derrota contra Estados Unidos y la pérdida de las colonias tuvieron profundas consecuencias:
- Crisis política: El sistema de la Restauración entró en crisis y los partidos políticos tuvieron que adaptarse. El desprestigio de España impulsó los nacionalismos periféricos.
- Crisis económica: La pérdida de las colonias afectó al mercado español, especialmente al sector textil. Sin embargo, el capital repatriado se invirtió en la economía interior, lo que permitió un saneamiento de la Hacienda.
- Crisis militar: La guerra evidenció la ineficacia del ejército español. El sistema de quintas fue criticado.
- Crisis moral e ideológica: La derrota generó un estado de frustración. Intelectuales como Joaquín Costa impulsaron el movimiento regeneracionista, que buscaba la modernización de España. La Generación del 98, con autores como Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín y Antonio Machado, analizó la situación de España de forma crítica y promovió una regeneración moral, social y cultural.
La crisis del 98 no fue solo política o económica, sino también una crisis moral e ideológica que marcó un punto de inflexión en la historia de España.