El Directorio Militar
El Directorio Militar proclamó el estado de guerra durante dos años, suspendió la constitución de 1876, disolvió las Cortes e implantó la censura de prensa. Impuso el orden público con duras medidas represivas contra la CNT y el PCE. Los gobernadores civiles fueron sustituidos por gobernadores militares. Los ayuntamientos fueron disueltos y sustituidos por juntas.
Acometió su gran proyecto regeneracionista, emprendiendo una reforma de la administración que destruyese el caciquismo. Sin embargo, la aprobación del Estatuto Municipal dio paso a una nueva administración sometida y centralizada.
En Cataluña, con el Estatuto Provincial, desapareció la Mancomunidad. Primo de Rivera, consciente de la impopularidad de la guerra marroquí, asumió personalmente el Alto Comisariado en Marruecos. El desembarco de las tropas españolas fue un rotundo éxito y un año después quedó sometido todo el protectorado.
La Regencia de Espartero
Tras la renuncia de María Cristina, Espartero fue nombrado regente. Espartero nunca tuvo mayoría en el Congreso, fue autoritario. Mientras se formaban las Cortes, el regente nombró al presidente del gobierno, derogó la ley de ayuntamiento y organizó un poder de tipo paulista. Espartero exigió ser regente único y lo consiguió en 1841.
En 1840, el nuncio fue expulsado de Madrid y apostó por el librecambismo, y O’Donnell protagonizó un levantamiento moderado. En 1842, Espartero tenía un reducido apoyo parlamentario y basaba su gobierno en la influencia militar. Sufría también un aislamiento internacional. En 1842, bombardeó Barcelona destruyendo 400 edificios. Perdió las elecciones en 1843 y el gobierno tuvo gran inestabilidad, el ejército de Espartero se enfrentó contra el de Narváez. Espartero renunció a la regencia y se le adelantó la mayoría de edad a la reina.
El Reinado de Amadeo I
Fue elegido rey de España por el general Prim, en 1870 muere y desaparecía su mayor apoyo. Amadeo entró en Madrid en 1871, sufrió el menosprecio de los altos mandos militares. Amadeo le encargó el gobierno a Serrano. Hubo una división interna entre los progresistas, los conservadores liderados por Sagasta y los reformistas liderados por Ruiz Zorrilla. Ambas facciones se enfrentaron, existía una gran agitación sociopolítica, y las clases populares apostaron por la revolución obrera. A toda la inestabilidad política contribuyó la oposición de republicanos federales. En estas circunstancias se produjo otra rebelión carlista y la guerra de Cuba. El malestar del ejército se acrecentó por el nombramiento de Hidalgo como general de las Vascongadas. En 1873, renunció a la corona Amadeo. El Congreso y el Senado formaron una república. El Carlismo adquirió poder, cuya ideología era defensora del orden social de la Iglesia. La persistencia del gobierno carlista se explica por tres razones: la resistencia campesina, la de antiguos territorios y la de la religiosidad tradicional. La tercera guerra Carlista empezó en 1872. En el norte se creó un estado alternativo. La centralización establecida en 1876 instauró un nacionalismo de base étnica, católica y xenófoba.
El Desastre de 1898
Reformas en la administración filipina y descentralización en Cuba. Puerto Rico no planteaba serios problemas, pues había conseguido su autonomía. El autonomismo se dividió en dos corrientes, una más españolista y otra más radical. Se unieron en el Partido Autonomista.
En Cuba, sin embargo, las reformas fueron más polémicas. Se abolió la esclavitud. Maura propuso una reforma administrativa y ampliación del censo.
En el extremo contrario estaba el Partido Revolucionario Cubano, creado por José Martí.
Las islas Filipinas se diferenciaban de las Antillas por la escasa presencia española. José Rizal fundó la Liga Filipina, ante la actuación del gobernador, que espoleó el nacionalismo. La sustitución del gobernador permitió mejorar la administración con reformas autonomistas. Se produjo una insurrección nacionalista que dio lugar a la última guerra cubana, que enfrentó al ejército español con los independentistas nativos.
La guerra hispano-cubana se desarrolló en cuatro etapas:
- Fase: sublevación en febrero hasta la muerte del líder de la independencia, José Martí.
- Fase: mayor avance de los sublevados, que el general Martínez Campos se vio incapaz de frenar.
- Fase: Weyler sustituyó a Martínez Campos con la consigna de ‘guerra hasta el final’.
- Fase: general Blanco al frente y en un ambiente hostil de la prensa y la opinión pública desembocó en la intervención de EEUU, que intentó varias veces comprar la isla de Cuba a España. Durante la presidencia de Cleveland, la ayuda a los insurrectos cubanos fue constante a través de la Junta Cubana o la Liga Cubana.
En febrero de 1898, la explosión del acorazado estadounidense Maine, con 266 víctimas, provocó la declaración de guerra. El embajador de EEUU Woodford presentó un plan de compra. Estados Unidos declaró la guerra a España.
A ella se opusieron carlistas, republicanos, anarquistas, socialistas y sectores populares, conscientes de la inferioridad militar. La flota española se enfrentó a la poderosa armada de Estados Unidos. Fueron dos derrotas estrepitosas.
Se firma el Tratado de París por el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a EEUU. La delegación española apenas pudo negociar. España entregó al Imperio alemán las islas Carolinas, las Marianas y las Palaos. Quedaba liquidado el Imperio español.
La derrota hizo surgir el regeneracionismo. Sus defensores más activos fueron políticos como Francisco Silvela y Antonio Maura. Como resultado de ese ambiente se formó en 1899 un gobierno presidido por Francisco Silvela y con el general Polavieja como ministro de guerra. A pesar de las buenas intenciones, el fracaso de este gobierno mostró la incapacidad del sistema para evolucionar.
Por ello, hubo otro movimiento regeneracionista al margen del sistema: el de los intelectuales, como Macías Picavea y unos escritores llamados generación del 98 (Valle-Inclán, Machado, Ramiro de Maeztu…).
Joaquín Costa puso en práctica sus ideas a través de la Liga Nacional de Productores, desde la que planteó reformas agrarias.
La liga y las cámaras de comercio suscitaron gran interés en esos años, pero ambas excluían la participación de obreros y campesinos.
El regeneracionismo, ya domesticado, dejó de ser un peligro para el sistema restaurador y sus lemas fueron asumidos por todos los partidos y por el monarca. La creación del Instituto de Reformas Sociales, cuya puesta en práctica correspondió al nuevo monarca.
Cuando Alfonso XIII subió al trono ya había desaparecido Cánovas y pocos meses después fallecía Sagasta. Se cerraba una etapa de la vida política de España y del siglo XIX.
Bienio Reformista
Aprobada la constitución de 1931, Alcalá Zamora fue elegido presidente de la república. Zamora encargó a Azaña que formara gobierno. Lerroux, líder del Partido Radical, rechazó el gobierno si continuaban los socialistas. Azaña optó por la alianza de los republicanos de izquierda y los socialistas.
La instauración de la república coincidió con la crisis mundial de 1929. Las dificultades económicas más graves para la población se debieron más a los propios problemas tradicionales de la economía. El desempleo se situó en el 10%.
La política económica se basó en el capitalismo liberal. Pero las reformas aumentaron los gastos y los recursos económicos que resultaron insuficientes.
– La política religiosa
El gobierno estableció una clara separación Iglesia-Estado y redujo la influencia de la Iglesia en la sociedad española, como la ley de divorcio. La Compañía de Jesús fue disuelta. Por la ley de confesiones y congregaciones religiosas, el Estado dejaba de realizar aportaciones a la Iglesia y ordenaba el cierre de los centros docentes religiosos.
– La reforma educativa y la política cultural
Las bases de la reforma educativa consistían en hacer de la educación gratuita un derecho universal. Se construyeron miles de escuelas y aumentó notablemente el número de maestros. Se crearon las Misiones Pedagógicas destinadas a la extensión de la cultura en las áreas rurales. Miguel Hernández y Federico García Lorca.
– Las reformas laborales
El ministro de trabajo, Largo Caballero, prosiguió la política social y laboral que ya había iniciado el gobierno provisional con una serie de leyes:
- La ley de contratos de trabajo regulaba los colectivos en asuntos como la jornada laboral o el trabajo de mujeres y niños.
- La ley de jurados mixtos creaba esos organismos constituidos por obreros y patronos a los que se atribuyeron funciones de conciliación y arbitraje.
- La ley de asociaciones obreras regulaba los sindicatos.
Largo Caballero orientó su actividad a mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros y jornaleros del campo y a fortalecer a las organizaciones obreras.
– Los estatutos de autonomía
Uno de los problemas que se arrastraba desde la Restauración era la organización territorial del Estado.
- Cataluña fue la primera en iniciar el proceso. En junio fue elaborado el estatuto de Nuria, que se aprobó en plebiscito por el 99% de los votantes catalanes. El proyecto de estatuto sufrió importantes recortes a su paso por las Cortes.
- El proceso de elaboración del estatuto vasco fue difícil y complejo por las diferencias profundas entre la izquierda republicana-socialista y la derecha. El proyecto definitivo fracasó. En plena guerra civil fue cuando se aprobó este estatuto.
- En Galicia se retrasó por falta de un partido nacionalista fuerte. Una asamblea de municipios presentó un proyecto de estatuto. Sin embargo, no llegó a ser ratificado por el estallido de la guerra civil.
- En Andalucía, Blas Infante, ideólogo del andalucismo, desempeñó un papel crucial.
- De igual modo, en Valencia, Aragón y Baleares sus aspiraciones a la autonomía se vieron frenadas por la guerra civil.
– La reforma agraria
El problema agrario presentaba una doble vertiente:
- La agricultura española tenía rasgos arcaicos, como el atraso técnico, baja productividad, mano de obra abundante y barata.
- Una inadecuada estructura de la propiedad. En las zonas de latifundio, la mayoría de los propietarios eran absentistas y había un enorme proletariado rural en la miseria.
Estos problemas se acentuaron con la crisis económica internacional. La ley de reforma agraria era moderada. Pretendía la modernización técnica, acabar con el latifundio y realizar una redistribución de la propiedad más justa.
La aplicación de la ley quedó en manos del Instituto de Reforma Agraria.Sus resultados fueron muy limitados. Estallaron insurrecciones anarquistas con trágicos enfrentamientos con las fuerzas de orden público.