La Ilustración:
Fue un movimiento intelectual que se difundió por Europa y América en el siglo XVIII. Su ideología se recogió en la Enciclopedia, una obra publicada en Francia entre 1751 y 1772. Las características de la Ilustración fueron:
- Desarrollo del antropocentrismo del Renacimiento.
- Confianza en la razón humana: se aceptaba solo lo lógico, lo racional.
- Fe en el progreso, que hacía a los ilustrados ser optimistas ante el futuro.
- Derecho a la felicidad en este mundo. Los gobernantes debían procurar la felicidad de los ciudadanos.
- La naturaleza se consideraba el principio del bien, lo natural era bueno. La naturaleza se copiaba en el arte.
El Pensamiento Ilustrado:
La trascendencia de la Ilustración fue enorme y repercutió en las reformas que se llevaron a cabo durante este siglo:
- Sociedad: del Antiguo Régimen, mentalidad desigual y cerrada, debía cambiarse por una sociedad igualitaria, sin privilegios para la nobleza.
- Los ilustrados proponían la desaparición de la monarquía absoluta y defendían una forma de gobierno que contemplara la participación de los ciudadanos. Voltaire era partidario de una monarquía fuerte, que respetara las libertades del ser humano. Montesquieu defendía la división de poderes, en ningún caso los 3 poderes debían recaer sobre la misma persona. Rousseau sostenía que la política tenía que basarse en un pacto entre gobernantes y gobernados.
- Se cuestionaron las creencias religiosas tradicionales: y se abrió paso a la idea de una religión natural o deísmo.
- Se rechazaba el sistema económico del siglo XVII, porque se consideraba más adecuada la fisiocracia (la agricultura era la auténtica fuente de riqueza, la industria y el comercio eran actividades secundarias).
El Despotismo Ilustrado:
El despotismo ilustrado puso reformas en todos los ámbitos:
- Política: se organizó el estado de manera centralizada y se promulgaron leyes comunes para todo el reino.
- Sociedad: en algunos países se tomaron medidas como la abolición de la servidumbre y la disminución de los privilegios de la nobleza.
- Economía: se llevaron a cabo reformas como la difusión de nuevos cultivos, las repoblaciones de las tierras, etc.
- Cultura: se crearon las academias, generalmente utilizadas por los reyes para dirigir diferentes ámbitos culturales.
- Religión: las actuaciones fueron muy diversas, ya que el despotismo ilustrado proclamaba la tolerancia religiosa, pero al mismo tiempo limitaba el poder político del clero y del papado. Los representantes más destacados fueron Federico II de Prusia, Catalina II de Prusia, Carlos III de España y José II de Austria.
El Liberalismo Económico:
Se basaba en la libertad de actuación de todos los sectores de la economía. Los principios básicos del liberalismo económico son los siguientes:
- El trabajo es la única fuente de riqueza.
- El interés personal favorece el interés de la colectividad.
- La actividad económica se regula por la ley de la oferta y la demanda, que influye en la producción, los precios y los salarios. La misma ley se aplica a los salarios: cuanto mayor sea la oferta de mano de obra, más bajos serán los salarios y viceversa.
- Los gobiernos no deben intervenir en los procesos de producción e intercambio de bienes. La empresa privada debe funcionar sin obstáculos y tener máxima iniciativa individual.
- El intercambio de productos debe ser libre, sin limitaciones por parte del estado (librecambismo).
El Nacionalismo:
Nació a comienzos del siglo XIX como un sentimiento de pertenencia a una misma comunidad o nación, cuyos miembros comparten un pasado, una lengua y una cultura comunes. Los movimientos nacionalistas se desarrollaron a lo largo del siglo XIX y adoptaron dos formas. Una teoría deseaba la liberación de las naciones sometidas a otras con las que poco o nada tenían en común, defendía el derecho de cualquier comunidad a convertirse en nación si lo deseaba. Otra teoría afirmaba que los territorios con elementos comunes debían aspirar a constituir una nación.
Las Revoluciones de 1848:
En 1848 se produjo una nueva oleada revolucionaria que se caracterizó por sus ideales democráticos y nacionalistas. En Francia, un nuevo movimiento revolucionario aglutinó los intereses de la pequeña burguesía y de los trabajadores, que reclamaban el sufragio universal en lugar del sufragio restringido de la monarquía de Luis Felipe de Orleans. En los estados alemanes e italianos, tuvieron lugar revoluciones en las que se mezclaron las reivindicaciones liberales y nacionalistas.
Unificación de Italia:
Los protagonistas: el Reino de Piamonte-Cerdeña, con su rey Víctor Manuel II y su ministro Cavour, fueron los artífices de la unidad.
Los acontecimientos: el Reino de Piamonte, apoyado por Francia, logró expulsar a Austria de Lombardía. Los estados del centro de Italia se unieron a Piamonte. En 1861, Víctor Manuel II fue proclamado rey de Italia. Venecia y Roma se unieron posteriormente.
Unificación de Alemania:
Los protagonistas: los estados más fuertes eran Austria y Prusia, esta última conducida por el canciller Otto von Bismarck.
Los acontecimientos: Austria y Prusia se enfrentaron en 1866 en una guerra que tuvo como consecuencia la derrota de Austria y la creación por parte de Prusia de la Confederación de Alemania del Norte. Los estados del sur quedaron fuera de esta confederación. El canciller forzó una guerra contra Francia, a la que Prusia venció en 1870 y de la que obtuvo los territorios de Alsacia y Lorena.