– Los gobiernos no consiguieron dar estabilidad política al estado. Tuvieron que hacer diversos conflictos.
– Los carlistas hicieron un nuevo levantamiento en Cataluña en apoyo de la candidatura al trono del segundo pretendiente carlista, el conde de Montemolín, conocido como Carlos VI.
– Las divisiones del moderantismo y la lucha entre tendencias provocan la inestabilidad de gobiernos. La vida política no se desarrolla en las cortes.
– La marginación de las cortes culminó en la reforma de 1852, por lo cual el gobierno de Bravo Murillo establecía un sufragio más restringido, podía suspender las cortes y gobernar por decretos. Ello provocó la oposición de un sector de los moderados y acentuó la desintegración del partido en grupos rivales, que se mostraron incapaces de hacer frente a los problemas del país.
La revolución de 1854
– La acción se inició en Vicálvaro, con el pronunciamiento del general O’Donnell. Los progresistas publicaron el manifiesto de Manzanares que desencadenó las revueltas de las ciudades y se formaron las juntas revolucionarias.
– Isabel II aceptó la milicia nacional, los moderados y los progresistas formaron un nuevo partido llamado la Unión Liberal. Las nuevas cortes redactaron una constitución en 1856 que no llegó a publicarse.
La acción de los gobiernos
– El gobierno progresista impulsó reformas. Las cortes aprobaron una nueva ley de desamortización civil y eclesiástica, que afectó a los bienes del estado, iglesia, órdenes militares y ayuntamientos. Consiguieron recursos para la hacienda y se desarrolló la agricultura.
– Se aprobó la ley general de ferrocarriles que hacía la construcción de líneas ferroviarias y ofrecía amplias ventajas a las empresas en su construcción.
Los problemas sociales
– El nuevo gobierno tuvo que afrontar graves problemas, crisis alimentaria con una epidemia de cólera, afectó a las clases populares y malestar social. Se produjeron motines y levantamientos.
– El descontento social provocó una conflictividad obrera, los trabajadores pedían impuestos de consumo, eliminación de quintas, mejora de los salarios y reducción de la jornada laboral.
– El nuevo gobierno adoptó medidas, los métodos represivos del capitán general de Cataluña provocaron huelgas entre 1854 y 1855. Permitió la vuelta de trabajos y los obreros cogieron la petición de una ley que regulase las relaciones de trabajo.
La crisis del bienio progresista
– Algunos jefes militares promovieron duras medidas represivas, que provocaron el enfrentamiento de Espartero. La reina a favor de O’Donnell, que nombró nuevo jefe del gobierno, ratificó el cambio y se proclamó el estado de guerra. La protesta de diputados fue insuficiente y se produjeron movimientos de resistencia en defensa del gobierno progresista. Se impuso el ejército relacionado con O’Donnell que puso fin al bienio progresista, suprimió la milicia, ayuntamientos y diputaciones y eliminó la prensa.
La reacción moderada
– Tras el golpe militar en 1856, O’Donnell hizo la constitución de 1845 de carácter más liberal. Perdió confianza con la reina y nombró nuevo presidente al moderado Ramón María Narváez.
– Narváez aprobó una quinta de 50.000 hombres, suspendió la desamortización y convocó elecciones para marzo de 1857. Las elecciones dieron el resultado de una aplastante victoria moderada y la admisión de 6 diputados.
– Se aprobó la ley de instrucción pública del ministro Moyano, la ley de educación que la dividía en 3 grupos de enseñanza: primaria, secundaria y universitaria. Planes de estudio fijados por el estado.
– Narváez fue destituido por la reina debido a cuestiones internas del palacio, se abrió un periodo de inestabilidad que se cerró cuando Isabel II volvió a nombrar a O’Donnell y consolidó el partido de Unión Liberal.
El gobierno unionista de O’Donnell
– El gobierno de O’Donnell duró mucho, 4,5 años, este hombre liberalizó la constitución de 1845 al disminuir el control de la prensa, aumentó la autonomía de los ayuntamientos.