MIXTECA ALTA, MIXTECA BAJA, MIXTECA DE LA COSTA, YUHUITAYU, ANIÑE
La Mixteca está geográficamente dividida en tres partes: 1) la Mixteca Baja, una región cálida y seca que ocupa la parte norte de Oaxaca y el sur de Puebla, con elevaciones de alrededor de 1 200 m; 2) la Mixteca Alta, una región templada y montañosa en el oeste de Oaxaca con elevaciones de más de 2 000 m; y 3) la Mixteca de la Costa, una región tropical que se extiende a lo largo de la costa del Pacífico de Oaxaca (mapa 1). Las tres regiones fueron ocupadas por mixtecos antes de la llegada de los españoles, pero también habitaron en ella popolocas, chochos, ixcatecos, triquis y amuzgos. En el siglo XX los hablantes de mixteco constituyeron 90% de la población de la Mixteca, mientras que los hablantes de los otros idiomas representaron solamente 10% de la población, según un censo hecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entre 1939 y 1949 (Rojas, Barragán y De la Cerda, 1957). Todos estos grupos lingüísticos pertenecen a la misma familia de idiomas y probablemente hablaron la misma lengua, el proto-oto-mangue, alrededor de 4400 a.C. (Hopkins, 1984:43, fig. 1, p. 17).
CRONOLOGÍA DE LA MIXTECA
En los últimos cincuenta años los arqueólogos han establecido una cronología para las tres regiones de la Mixteca (tabla 1, p. XX). La ocupación más antigua de la Mixteca conocida hasta la fecha es del periodo Arcaico. Unas puntas de proyectil, fechadas estilísticamente entre 5000 a.C. y 3000 a.C. (Plunket, 1990: 357-358), así como un horno para cocinar pencas de maguey de Yuzanuu, fechado por radiocarbono entre 2100 a.C. y 2000 a.C. (Lorenzo, 1958), indican la presencia de grupos de cazadores-recolectores en el Valle de Nochixtlán de la Mixteca Alta.
Durante la fase Cruz Temprano hay mucha evidencia arqueológica del establecimiento de aldeas agrícolas en los Valles de Nochixtlán (Spores, 1972) y Tamazulapan (Byland, 1980) en la Mixteca Alta. La cerámica más antigua en la Mixteca, fechada por asociaciones de radiocarbono en 1300 a.C., es de la fase Cruz Temprano, descubierta por Spores (1972:172) en Yucuita, en el Valle de Nochixtlán. Según Plunket (1990: 358-359), Yucuita cubría 65 hectáreas con una población estimada de 600 personas; posiblemente fue la comunidad más grande del estado de Oaxaca durante la fase Cruz Temprano. No se ha encontrado evidencia arqueológica de ocupación de la Mixteca Baja o la Mixteca de la Costa durante esta fase.
En la fase Cruz Medio sigue el desarrollo cultural en la Mixteca Alta en los valles de Nochixtlán y Tamazulapan. Según Plunket (1990: 359), Yucuita pierde mucha población y Etlatongo llega a ser el centro más importante del Valle de Nochixtlán. Blomster (2002) ha encontrado grandes figurillas huecas de cerámica llamadas «bebés huecos» en Etlatongo que sugieren la interacción entre la Mixteca Alta y la región de la costa del Golfo durante la fase Cruz Medio. También durante este periodo (fase Yutañusavi en la Mixteca Baja) existe evidencia arqueológica para la más antigua ocupación de la Mixteca Baja en el sitio de Santa Teresa, cerca de Huajuapan (Arriola y Palomares, 2000). El sitio de Santa Teresa se ha fechado en 1150 a.C. (Winter, 2007: 25). No se ha encontrado evidencia arqueológica para la ocupación de la Mixteca de la Costa durante esta fase.
En la fase Cruz Tardío, Yucuita llegó a cubrir 500 hectáreas y volvió a ser el centro más importante del Valle de Nochixtlán en la Mixteca Alta, donde existe por primera vez una jerarquía de tres niveles de comunidades y los primeros recintos ceremoniales encima de lomas (Plunket, 1990:360-361). Durante esta fase, llamada Yododea en la Mixteca Baja, Rivera (2000) ha localizado y excavado sitios en la región de Tequixtepec y Chazumba.
También durante esta fase, llamada Charco en la Mixteca de la Costa, tuvo lugar la primera ocupación de aldeas agrícolas en la región del Río Verde. Joyce y sus colegas (1998) sugieren que la erosión causada por la agricultura en la Mixteca Alta durante las fases Cruz Temprano y Medio resultó en la formación de suelos aluviales que formaron valles fértiles a lo largo de los ríos de la costa y que permitieron, por primera vez, la agricultura en esta región. Es probable que los ancestros de los chatinos, y no los mixtecos, fueran los que ocuparon la Mixteca de la Costa durante esta fase.
Durante las fases Ramos y Ñudee se desarrollaron numerosos centros urbanos con arquitectura ceremonial y evidencia de diferencias en rangos sociales en los sitios de Monte Negro (Caso, 1938), Yucuita (Winter, 1997), Huamelulpan (Gaxiola, 1984), Cerro de las Minas (Winter, 2007) y otros sitios en la Mixteca Alta y Baja. Estos sitios fueron probablemente los centros de jefaturas que batallaban entre sí y cuyos guerreros solían cortarles la cabeza a los enemigos como trofeos de guerra, lo cual ocurría también en Monte Negro, Yucuita y Huamelulpan (Winter, 1990: 77). Evidencia de la escritura más antigua en la Mixteca existe en Huamelulpan y es escritura de estilo zapoteco (Gaxiola, 1984: 77).
En las fases Las Flores y Ñuiñe, grandes centros urbanos localizados sobre los cerros se establecen en Yucuñudahui (Caso, 1938), en la Mixteca Alta; en Cerro de las Minas (Winter, 2007) y Cerro de la Caja (Rivera y Piña Chán, 2005) en la Mixteca Baja, y en otros sitios de la Mixteca Alta y Baja. Un estilo de escritura, llamado ñuiñe (Paddock, 1966; Moser, 1977; Rodríguez, Rivera y Martínez, 1996; Urcid, 1996), existió en la Mixteca Baja, especialmente en el área de Tequixtepec y Chazumba, pero también se encuentra en partes de la Mixteca Alta (Rivera, 2004). Rivera (2000) dice que las piedras grabadas en estilo ñuiñe muestran a los gobernantes —identificados por glifos que dan sus nombres calendáricos— y los lugares que conquistaron, identificados por glifos toponímicos (fig. 1). El sistema de escritura zapoteca, probablemente asociado con los chatinos y zapotecos, existió en la Mixteca de la Costa (Urcid, 1993). Los centros urbanos de la fase Las Flores probablemente encabezaron pequeños estados competitivos que fueron los antecesores de los reinos mixtecos del Posclásico.
EL POSCLÁSICO
En el Posclásico Temprano se desarrollaron los reinos mixtecos junto con los códices que relatan acontecimientos históricos que comienzan en 942 d.C. (Rabin, 2002). En la Mixteca Alta, el famoso héroe mixteco, Señor 8 Venado de Tilantongo, estableció el reino de Tututepec en la región del Río Verde en la Mixteca de la Costa. El reino de Tututepec conquistó a los chatinos, zapotecos y chontales que vivían en la costa para establecer el imperio de Tututepec (Spores, 1993).
La mayoría de los sitios arqueológicos del Posclásico se encuentra cerca de los pueblos actuales localizados en el mapa 1 (p. 15). Los nombres de los pueblos mixtecos fueron escritos con glifos topónimos en los códices mixtecos (M. E. Smith, 1973). Se han descifrado algunos de estos glifos topónimos, pero la mayoría de ellos queda aún sin identificar (fig. 2, p. 18).
REINOS MIXTECOS
Cada reino mixteco consistía en un solo pueblo o, de manera más frecuente, de varios pueblos entre los cuales uno era la capital del reino y los otros eran sus sujetos (Spores, 1967:100-101). Terraciano (2001:103-104) ha señalado que «reino» en mixteco es yuhuitayu y que es un juego de palabras de esta lengua, ya que tiene dos sentidos. Yuhui significa ‘petate’, en el sentido de ‘lugar del gobernante’, y tayu, ‘asiento’ o ‘pareja’. Yuhuitayu, entonces, significa ‘lugar del asiento del gobernante’ y ‘lugar de la pareja real’. En los códices se ve la pareja real (tayu) sentada en un petate (yuhui) como gobernantes del reino o yuhuitayu (Terraciano, 2001:158).
Spores (1983a, 1983b, 1983c) ha identificado unos cuarenta yuhuitayu o reinos mixtecos en la Mixteca Alta, Baja y de la Costa. Autry (1997) ha hecho un estudio detallado de la Suma de Visitas, un censo español hecho entre 1547 y 1550, que da la población de treinta de los yuhuitayu mixtecos identificados por Spores y el número de sus barrios (siqui) y sujetos (ñuu). El censo indica que los yuhuitayu mixtecos tenían poblaciones de 400 a 18 000 habitantes, pero que la mayoría eran de 1 000 a 3 000 personas (tabla 2, p. 20).
La capital era la comunidad más grande del yuhuitayu. Por ejemplo, Jaltepec, con una población de 4 819 personas, era la capital de un yuhuitayu con seis sujetos o ñuu. Los seis ñuu tenían poblaciones de 475 a 741 personas. La población total del yuhuitayu de Jaltepec era de 8 308 personas. Mitlatongo, con una población de 1 406 personas, era la capital de un yuhuitayu con cinco estancias o ñuu con poblaciones de 59 a 242 personas. La población total del yuhuitayu de Mitlatongo era de 2 083 personas. La capital era la comunidad más grande del yuhuitayu y también el centro político, económico y religioso del reino.
Autry (1997), con base en la Suma de Visitas, que proporciona algunos datos sobre los tamaños de los yuhuitayu, cita un promedio de 310 km2 para los yuhuitayu de la más densamente poblada Mixteca Alta, y 800 km2 para la Mixteca Baja y de la Costa, con menor densidad de población. También Autry calculó la densidad de población para estas regiones y estimó que los yuhuitayu de la Mixteca Alta tenían un promedio de 24 personas por km2, los de la Mixteca Baja de 4.5 personas por km2 y los de la Mixteca de la Costa de 1.5 personas por km2.
M. E. Smith (1973: cap. VII) hizo un excelente estudio del yuhuitayu de Zacatepec en la Mixteca de la Costa. Zacatepec era la capital de un reino con 12 estancias o ñuu y una población de 2 178 habitantes. El Lienzo de Zacatepec (c. 1540-1560 d.C.) registra los linderos del yuhuitayu, localiza sus estancias (ñuu) con sus glifos topónimos e identifica los nombres calendáricos de los nobles que gobernaron las estancias. El yuhuitayu de Zacatepec cubrió 1 740 km2, el doble del promedio citado por Autry para la Mixteca de la Costa. Sin embargo, la densidad de población del yuhuitayu de Zacatepec era de 1.25 personas por km2, porcentaje muy cercano al de 1.5 personas por km2 citado por Autry para la Mixteca de la Costa.
Spores (1983c: 255) ha caracterizado los yuhuitayu como pequeños estados socialmente estratificados y gobernados por una aristocracia privilegiada. Comprendían un territorio que generalmente podía ser atravesado a pie en un día, y una o más comunidades con terrenos de cultivo y áreas de recursos adyacentes. La sociedad del yuhuitayu estaba organizada en tres estratos sociales: la realeza, la nobleza y los comuneros. En algunos casos, la realeza tenía directamente bajo su control a un grupo de siervos.
LA REALEZA MIXTECA
Cada yuhitayu era gobernado por una pareja real o tayu, el rey o iya, y la reina o iya dzehe (Terraciano, 2001:158). Los herederos de los yuhuitayu solamente podían casarse con parejas reales. Por eso, un heredero al trono de un yuhuitayu tenía que casarse con una princesa, la hija de un rey y una reina; y una heredera al trono de un yuhuitayu tenía que casarse con un príncipe, el hijo de un rey y una reina. Por supuesto, el mejor arreglo era el casamiento entre un príncipe y una princesa que eran herederos de dos o más yuhuitayu (Spores, 1974).
Antes de casarse se decidía cuál de los hijos o hijas de la pareja heredaría el yuhuitayu; o si los dos llegaban a ser gobernantes de diferentes yuhuitayu, se elegía quién heredaría el yuhuitayu del padre y quién el de la madre. A su vez, fue posible combinar la herencia de los yuhuitayu con la alianza de hijos e hijas herederos. En la Mixteca Alta los novios herederos, junto con sus padres reales, consultaban a los nobles de sus yuhuitayu y también iban al centro religioso de Achiutla para consultar al oráculo del dios solar la forma de establecer la herencia (Spores, 1967:146).
Al casarse la novia le ofrecía al novio una vasija de chocolate (M. E. Smith, 1973: 31). Estas vasijas, que se ven representadas en los códices, eran ollas o cajetes trípodes de cerámica polícroma mixteca del tipo Pilitas (figs. 3–4). Se han encontrado muchas de estas vasijas polícromas (figs. 5–6, pp. 22-23) en excavaciones asociadas con casas de nobles y reyes en la Mixteca Alta (Lind, 1987). Un fechamiento en radiocarbono de 1340 d.C. de Yucuita es el año más antiguo que tenemos hasta ahora para la cerámica polícroma Pilitas en la Mixteca (Lind, 1994).
Cuando los reyes morían eran enterrados por sacerdotes a medianoche en cuevas o «sótanos» excavados en los campos o en los montes fuera del pueblo (Dahlgren, 1954: 336). Los «sótanos» eran pozos excavados en la tierra que después se sellaban con una gran piedra, como los reportados por Bernal (1949) en Coixtlahuaca (fig. 7, p. 23). El muerto quedaba envuelto en un petate atado con mecates y su cara se cubría con una máscara de madera adornada con mosaicos de turquesa y concha. El cadáver se enterraba en posición sedente (fig. 8, p. 24).
El aniversario de la muerte del gobernante del yuhuitayu se celebraba en todo el reino en el día de su nacimiento (Dahlgren, 1954: 349). De las pocas figurillas de cerámica encontradas en las excavaciones de casas posclásicas, la mayoría parecen representar a gobernantes muertos (Lind, 1987). Las figurillas tienen los labios estirados sobre los dientes, semejando una «sonrisa» de muertos, las mejillas hundidas y los ojos protuberantes como muertos (fig. 9, p. 24). Algunas figurillas con cuerpos tienen los brazos sobre el pecho y las piernas dobladas hacia el estómago en posición fetal, que es la manera en que se enterraban a los muertos (fig. 10, p. 25). Es posible que hayan usado las figurillas en ceremonias de celebración de los aniversarios de los gobernantes muertos.
LOS CÓDICES
Para registrar las genealogías de sus gobernantes, los herederos guardaban códices en la capital de cada yuhuitayu. En estos libros se registraban los nacimientos, los casamientos y las muertes de los gobernantes del yuhuitayu y su historia por un periodo de tiempo que alcanzó hasta medio milenio (Spores, 1967: 94-96). Más allá de la historia registrada, los códices proveen las fechas míticas o rituales en que los ancestros divinos fundaron el yuhuitayu. Rabin (2002) ha identificado once parejas divinas que constituyeron los ancestros divinos de las dinastías mixtecas históricas. También los códices incluían los nombres de sus pueblos sujetos o ñuu y los nobles que los gobernaban. Los escribanos que pintaban los códices eran hijos de nobles educados para ser los historiadores del yuhuitayu (Burgoa, 1989: I, 210).
LOS PALACIOS REALES
La pareja real del yuhuitayu vivía en un enorme palacio, llamado aniñe, en mixteco (Terraciano, 2001: 158). En su segunda Carta de Relación, escrita el 30 de octubre de 1520 d.C., Hernán Cortés (1963:46) relata que sus soldados habían visto un palacio en Tamazulapan, en la Mixteca Alta, que era más grande y mejor edificado que el castillo de Burgos en España. Byland (1980) ha localizado las ruinas de este aniñe y ha determinado que cubría 5 000 m2. Las ruinas del palacio colonial del rey de Yanhuitlán todavía están a la vista. El palacio consiste en cuartos dispuestos alrededor de nueve patios y cubre más de 6 000 m2. Spores (1972) excavó en uno de estos patios y encontró restos de otro más antiguo, que posiblemente corresponde al aniñe prehispánico de Yanhuitlán.
Hasta hace poco no se había excavado ningún aniñe prehispánico en la Mixteca, pero recientemente Spores y sus colegas del Proyecto Arqueológico de Teposcolula comenzaron la excavación del enorme palacio posclásico (aniñe) del rey del Pueblo Viejo de Teposcolula, llamado Yucundaa en mixteco (Spores, 2005). El aniñe está localizado en la parte más alta de un cerro que alcanza una altura de 220 m sobre el Valle de Teposcolula (Spores, 2005: 70). Comprende tres secciones: residencial, cívica-administrativa y ritual (Diego, 2007).
La sección residencial tiene numerosos patios con cuartos alrededor conectados por pasillos y escaleras. Algunos cuartos tienen sus fachadas adornadas con «endeques» grabados (piedras de color blanco y blandas como el gis) que muestran figuras humanas en el estilo de los códices mixtecos. La sección cívica-administrativa tiene cuatro grandes edificios con columnas colocadas alrededor de una plaza. Los muros de algunos de los edificios están decorados con diseños de petates y una serie de discos, símbolos de la realeza. La sección ritual tiene la plaza más grande del aniñe. En el lado este, la plaza tiene el montículo más grande de todo el sitio, probablemente un templo. Al norte de la plaza hay otro montículo, posiblemente otro templo. Parece que todo el aniñe tenía un muro alrededor con entradas restringidas (Diego, 2007).
Los aniñe eran las residencias de la familia real y sus parientes junto con sus sirvientes y, posiblemente, con las familias nobles de los consejeros y sacerdotes. Su sección cívico-administrativa era para conferencias y banquetes a los que asistían los nobles del yuhuitayu, como se puede ver en el Códice de Yanhuitlán (Sepúlveda y Herrera, 1994: 99). Pohl (1994a) comenta que había talleres de especialistas que hacían joyas, textiles finos y cerámica policroma en los aniñe pero, hasta la fecha, no se han encontrado estos talleres de especialización en el aniñe de Yucundaa (Diego, 2007). Por otra parte, es evidente que se llevaron a cabo actividades religiosas en la sección ritual del aniñe (Diego, 2007).
LA NOBLEZA MIXTECA
Cada rey mixteco escogía a cuatro nobles para servirle de consejeros, de los cuales uno era el consejero supremo (Spores, 1984:77). Pohl (1994b: 36-38) ha notado que estos consejeros eran parientes cercanos de los reyes y que aparecen vestidos de sacerdotes en los códices (fig. 11). Tenían a cargo los bultos sagrados del yuhuitayu y el consejero supremo se encargaba de los asuntos militares del reino. Aparte del consejo, Pohl (1994b: cap. III) dice que un sacerdote yaha-yahui (águila-serpiente de fuego), representado en los códices, se encargaba de la tesorería real, encabezaba las ceremonias religiosas públicas y era sacrificador de humanos (fig. 12, p. 26).
Los reyes también nombraban a nobles para gobernar a los comuneros que ocupaban los barrios, siqui en mixteco (Terraciano, 2001:105), y a los pueblos sujetos, ñuu en mixteco (Terraciano, 2001: 104). Estos nobles residían en el siqui o ñuu que gobernaban y eran parientes del rey (Dahlgren, 1954:171). El Lienzo de Zacatepec muestra a los nobles, con sus nombres calendáricos, que gobernaron los ñuu identificados por los glifos topónimos (M. E. Smith, 1973: 112). También el Códice de Yanhuitlán muestra a un grupo de nobles en una conferencia con el rey de Yanhuitlán, Señor 9 Casa, en su aniñe en el año 1532. El gobernante 9 Casa está acompañado por su consejero supremo y tres individuos más que pueden ser los otros consejeros (Sepúlveda y Herrera, 1994: 99). Además, el códice muestra a un noble, Señor 8 Venado, administrador de un ñuu sujeto a Yanhuitlán, mandando tributo del ñuu al aniñe de Yanuitlán (Sepúlveda y Herrera, 1994: 100).
Se han excavado casas de nobles en Coixtlahuaca (Bernal, 1949), Chachoapan y Yucuita (Lind, 1979). Son más pequeñas que las secciones residenciales de los palacios reales (aniñe), pero más grandes y mejor construidas que las casas de comuneros. Incluyen cuartos con pisos de estuco rojo arreglados alrededor de patios con pisos de estuco blanco.
Más impresionante, sin embargo, es la construcción de los muros exteriores de las casas. Consisten en grandes lozas de endeque que alternan con secciones más pequeñas rellenas de este mismo material (fig. 13, p. 27). Bernal (1949) identificó este sistema de construcción de muros en Coixtlahuaca y lo señaló por primera vez como distintivo de la Mixteca. También existe en las casas de nobles de Chachoapan y Yucuita (Lind, 1979) y en el aniñe de Yucundaa en Teposcolula (Diego, 2007). Winter (2007) relata que este sistema de construcción se remonta al periodo Clásico de la fase Ñuiñe en el Cerro de las Minas en la Mixteca Baja, y también al periodo Clásico de la fase Las Flores en Yucuñudahui en la Mixteca Alta. Hay una larga tradición en la Mixteca de usar este sistema de construcción tan distintivo.
Unos artefactos curiosos que se encuentran asociados con las casas de nobles son los penates. Aunque ‘penate’ es la palabra latina para «dios de la casa», es evidente que estas pequeñas figuras grabadas en piedra (generalmente piedra verde) eran pendientes colgados de collares (Paddock, 1966: lám. 33). La mayoría de los penates parecen representar bultos mortuorios. Puede ser que se refieran al ancestro del linaje que fundó el reino y que los nobles, como parientes del rey, los llevaran como símbolo de su ascendencia real (fig. 14, p. 28).
LOS COMUNEROS MIXTECOS
Las grandes capitales como Yanhuitlán y Teposcolula (Yucundaa) estaban divididas en barrios (siqui) ocupados por comuneros. Según Spores (1984: 70), estos siqui eran vecindades y no hay evidencia de que hubieran estado organizados por parentesco. Sin embargo, hay dos tipos distintos de siqui: los ocupados por comuneros libres y los ocupados por siervos.
Los siervos cultivaban los terrenos del rey y no tenían que pagarle tributo. Spores (1983a: 229-230) relata que el rey de Yanhuitlán tenía unos 2 000 siervos para cultivar sus terrenos, mientras que el rey de Tecomaxtlahuaca, una capital más pequeña en la Mixteca Baja, tenía unos 800 siervos. Los comuneros libres de los siqui y ñuu tenían que pagar tributo y servicio al rey.
Un documento del siglo XVI enumera los 14 siqui de Yanhuitlán y los restos arqueológicos de, por lo menos, uno de estos siqui ha sido ya identificado. En su reconocimiento arqueológico de Yanhuitlán, Spores (1972) registró los nombres mixtecos actuales de diferentes sitios de la fase Natividad. Uno de estos sitios es Tijua, que seguramente ha de ser el antiguo siqui de Tiquáa mencionado en el documento.
Se han excavado casas de comuneros en Coixtlahuaca (Bernal, 1949), Chachoapan, Yucuita, Nochixtlán (Lind, 1998) y Yucundaa, en Teposcolula (Heredia y Kuttruff, 2007). Estas casas generalmente comprenden uno o dos cuartos con pisos de estuco rojo y un patio de tierra compactada. Uno de los cuartos tiene un fogón y probablemente servía de cocina. Una casa excavada en Nochixtlán tenía un piso circular con un fogón que indica que la cocina era una estructura circular (fig. 15, p. 28; Lind, 1998). También se han encontrado pozos tronco-cónicos, que posiblemente servían para guardar el maíz, asociados con casas de comuneros en Coixtlahuaca, Yucuita y Yucundaa (fig. 16, p. 29).
Las casas de comuneros que se han excavado en Yucundaa (Teposcolula) son algo distintas de las excavadas en Coixtlahuaca, Yucuita, Chachoapan y Nochixtlán. Estas últimas podrían ser casas ocupadas por familias nucleares. Las de Yucundaa probablemente fueron ocupadas por varias familias nucleares emparentadas. Comprenden varios cuartos dispuestos alrededor de un patio estucado (Heredia y Kuttruff, 2007).
Los comuneros no eran enterrados en «sótanos», como la realeza y la nobleza. Para enterrarlos se excavaba un pozo de tamaño adecuado para acomodar el cuerpo en posición fetal (fig. 17, p. 29).
LA ECONOMÍA MIXTECA
La economía de los yuhuitayu mixtecos se basaba en el cultivo con coas. El maíz, chía, frijoles, calabazas, chiles, jitomates y maguey se plantaban en casi todos los yuhuitayu. Además, se cultivaba una variedad de verduras y frutas como el nopal, aguacates, cerezas (capulín) y ciruelas. Restos de la mayoría de estas plantas se han encontrado en las excavaciones arqueológicas (C. E. Smith, 1976: 33-39). Los guajolotes y los perros se criaban para comida y se protegían los panales de abejas para la miel. Los habitantes aprovechaban también muchas plantas y animales silvestres. Los documentos mencionan cazadores que se especializaban en la caza de venados, conejos y liebres que entregaban al rey (Dahlgren, 1954: 97).
Aparte de lo que producían, todos los yuhuitayu mixtecos tenían que importar ciertos productos. El rey y la nobleza mantenían un monopolio sobre muchos bienes importados, como la sal, la obsidiana, los textiles finos, el cacao, las plumas finas, piedras preciosas y los metales (Spores, 1984: 84).
Cada yuhuitayu contaba con un mercado en su capital para el intercambio de productos locales e importados, pero no hay evidencia de especialistas de tiempo completo en la economía de la Mixteca (Spores, 1984: 81). Los especialistas de tiempo parcial manufacturaban la mayoría de los productos como la cerámica, las manos y metates, los cestos, los petates y otros bienes que cada casa necesitaba. Sin embargo, en el yuhuitayu de Nochixtlán, muchos de sus habitantes eran comerciantes que viajaban de mercado en mercado cambiando productos locales por productos de lujo (Spores, 1984:82; Dahlgren, 1954: 246-247). Nochixtlán también era famoso por su producción de cochinilla (Dahlgren, 1954:141-142).
Pohl (1994a) comenta que miembros de la familia real y de la nobleza eran especialistas que hacían productos de lujo. Producían joyas finas de oro, plata, cobre y piedras preciosas. También hacían capas de plumas finas, textiles finos y cerámica polícroma. Muchos de estos productos de lujo eran regalos que daban los reyes y nobles en casamientos, ceremonias mortuorias, celebraciones de alianzas y ceremonias religiosas importantes. Algunos productos de lujo se guardaban para formar parte de la tesorería real (Dahlgren, 1954:139).
Existían grandes mercados interregionales en Coixtlahuaca, que recibían productos del Golfo, y en Putla, que recibían productos de la costa del Pacífico. Estos mercados especiales proporcionaban productos para los grandes mercados regionales de Tlaxiaco, Teposcolula, Yanhuitlán, Huajuapan y Acatlán. De estos mercados regionales, los productos llegaban a los pequeños mercados de los yuhuitayu. No se ha localizado con seguridad ni se ha excavado ninguna plaza de mercado en la Mixteca hasta la fecha.
LA RELIGIÓN MIXTECA
Cada yuhuitayu tenía uno o más templos en su capital, aunque las ceremonias religiosas también se llevaban a cabo en lo alto de los cerros, en cuevas y hasta en las ruinas abandonadas del periodo Clásico (Spores, 1984: 92). Los sacerdotes mixtecos (tay saque) eran nobles y, en algunos casos, comuneros (Spores, 1983d: 343; Dahlgren, 1954: 262). Los neófitos hacían cuatro años de entrenamiento ayudando al sacerdote con las actividades rituales y aprendiendo las ceremonias. Luego entraban al servicio del rey. Los sacerdotes tenían que mantenerse célibes durante su tiempo en el sacerdocio y podían alcanzar rangos más altos cada cuatro años, si el rey los promocionaba (Dahlgren, 1954: 309).
Cada yuhuitayu tenía su propia deidad patrona, diferente a la de otros yuhuitayu (Dahlgren, 1954: 261). Sin embargo, había divinidades veneradas en toda la Mixteca. El Señor 9 Viento, un héroe divinizado, es parecido al nahua Ehécatl Quetzalcóatl (Furst, 1978: cap. 4), y el Señor 7 Flor era un dios patrón de los nobles. También eran venerados los ñuhu, espíritus de la tierra, y lo siguen siendo hasta la fecha (Monaghan, 1995: 98-114).
Dzahui, el dios de la lluvia, parecido al nahua Tláloc, era la divinidad más venerada entre los comuneros (Dahlgren, 1954:299). En los tiempos en que faltaba la lluvia, los sacerdotes, vestidos de Dzahui (como se puede ver en el Códice de Yanhuitlán, Sepúlveda y Herrera, 1994:106), quemaban copal y ofrecían plumas finas y su propia sangre al ídolo de Dzahui. Luego sacrificaban aves, quemaban una bola de hule y huntaban el hule líquido sobre el ídolo. Finalmente, envolvían cuidadosamente el ídolo en una tela fna y lo llevaban al pico de una montaña, donde sacrificaban a un niño y ofrecían su corazón al dios. Los reyes proporcionaban los materiales y los niños para las ofrendas que hacían los sacerdotes (Dahlgren, 1954: 278-279).
En las excavaciones se han encontrado muchos sahumadores de cerámica crema fina pintados en rojo con la «bigotera» de Dzahui (Lind, 1987). Pero, con la excepción de excavaciones muy limitadas hechas por Bernal (1949: 12-18) en Coixtlahuaca, ningún templo del Posclásico ha sido excavado hasta la fecha.
Dos pueblos en la Mixteca Alta merecen atención porque eran centros religiosos importantes. Achiutla era el centro religioso del Señor 1 Muerte, un dios solar y gran oráculo. La gente de toda la Mixteca hacía peregrinaciones a Achiutla (Spores, 1983d: 343). Chalcatongo era el centro religioso de la Señora 9 Hierba, una diosa de la tierra y la fertilidad; también era oráculo (Pohl, 1994b: cap. IV). Cerca de Chalcatongo había supuestamente una gran cueva en la que se enterraba a reyes y reinas de la Mixteca Alta (Dahlgren, 1954: 271-272).
LA CULTURA MIXTECA
Cuando grupos de pequeñas ciudades-estados contiguas pero independientes, como los yuhuitayu mixtecos, comparten una misma cultura, Hansen (2000) los ha llamado una cultura ciudad-estado. Hansen (2000) ha identificado unas treinta culturas ciudades-estados en el mundo, incluyendo la cultura ciudad-estado mixteca (Lind, 2000). La cultura ciudad-estado mixteca fue el resultado de una muy larga historia de interacción entre los yuhuitayu de la Mixteca Alta, Baja y de la Costa.
Los códices mixtecos dan una buena idea de cuán larga era la historia entre los yuhuitayu. La dinastía mixteca más antigua identificada en los códices es la primera dinastía de Tilantongo en la Mixteca Alta, que comenzó en 990 d.C. con un rey histórico nacido en 942 d.C. (Rabin, 2002). Esta fecha se ubica al principio del Posclásico Temprano y casi 600 años antes de la conquista. Los documentos históricos relatan que un códice con una lista de 24 generaciones de reyes de Yanhuitlán se guardaba en una caja de comunidad en 1582 (Spores, 1967: 94-96). Contando 25 años por generación, este códice nos llevaría a 982 d.C., casi 550 años antes de la conquista.
La dinastía de Tututepec en la Mixteca de la Costa comenzó en 1097, con la conquista de la región por el Señor 8 Venado, que había venido de Tilantongo, a 130 km de Tututepec. La primera dinastía mixteca de Acatlán en la Mixteca Baja resultó de un casamiento en 1189 entre un señor de Teozacoalco, en la Mixteca Alta, y una señora de Acatlán (Rabin, 2002). Teozacoalco se encuentra a 160 km de Acatlán. Por toda la Mixteca Alta, Baja y de la Costa los yuhuitayu mixtecos estaban aliados por casamientos reales.
Estas alianzas matrimoniales, el comercio y la religión (la veneración del dios Dzahui y las peregrinaciones a Achiutla) eran elementos muy importantes para la integración de los yuhuitayu en una cultura común durante un periodo de 600 años. A pesar de ser independientes, de hablar diferentes dialectos (Josserand, Jansen y Romero, 1984) y, a veces, diferentes idiomas, y de estar separados por escarpadas montañas y grandes distancias, los yuhuitayu de la Mixteca Alta, Baja y de la Costa compartían una misma cultura ciudad-estado (Lind, 2000).
CONCLUSIONES
En los últimos cincuenta años se ha avanzado en los estudios arqueológicos de la Mixteca. Por primera vez tenemos cronologías arqueológicas para las tres regiones de la Mixteca. Se han hecho muchos recorridos arqueológicos en la Mixteca Alta y algunos en la Mixteca Baja y en la Mixteca de la Costa. También, por primera vez, se han emprendido excavaciones en la Mixteca Baja y de la Costa, y más excavaciones en la Alta. Los estudios etnohistóricos también han avanzado mucho en los últimos cincuenta años, con muy buenos estudios recientes del Códice Muro (Hermann, 2003) y los códices cuicatecos Porfirio Díaz y Fernández Leal (Van Doesburg, 2001). Espero que se realicen avances aún más profundos en los próximos cincuenta años, porque todavía hay muchísimo por investigar en la Mixteca.