La Monarquía Hispánica: De los Reyes Católicos a Felipe II

Conquista de Granada, Incorporación de Navarra y Relaciones con Portugal

El reino musulmán de Granada era una fuente continua de conflictos a pesar de que sus emires se declarasen vasallos de Castilla. Conseguida la unión de los dos reinos y finalizada la contienda de sucesión en Castilla, los Reyes Católicos orientaron sus esfuerzos a la conquista de Granada, con la intención de completar la unidad peninsular. Además de la nobleza, participó en la conquista la Santa Hermandad, que aportó hombres y dinero. La guerra comenzó en 1482. A la victoria castellana ayudaron las luchas internas en Granada entre bandos rivales y el enfrentamiento del emir, Muley Hacén, con su hermano y su hijo. La última campaña fue el asedio de la ciudad de Granada, que duró casi un año. Finalmente, el emir Boabdil negoció en secreto la rendición. Fue una guerra más de asedios que de batallas. Los musulmanes que decidieron no emigrar fueron obligados a convertirse al cristianismo, transformándose en moriscos. El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos tomaron posesión de la Alhambra y culminaron el proceso de Reconquista.

La incorporación de Navarra se produjo después de la muerte de la reina Isabel. El pretexto fue una supuesta conspiración de Navarra y Francia contra Castilla, que sirvió de justificación a Fernando para ocupar Pamplona militarmente. En 1515, en las Cortes de Burgos, Fernando anexionó el reino de Navarra a la corona de Castilla, aunque conservando sus fueros e instituciones.

En cuanto a la rivalidad con Portugal por la conquista de las Canarias, se empezó a resolver desde el final de la guerra de sucesión en Castilla. Por el Tratado de Alcaçovas, Portugal reconoció los derechos de Castilla sobre las islas Canarias, y los Reyes Católicos renunciaban a cualquier otro derecho sobre la costa africana, Madeira, Cabo Verde o las Azores. El Papa Alejandro VI estableció la línea divisoria imaginaria a 100 leguas al oeste de las Azores. Pero por el Tratado de Tordesillas la línea se desplazó a 400 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, lo que incluía para Portugal la ruta que bordeaba África y le permitiría la ocupación de Brasil.

Los Dominios de Carlos I y de Felipe II

Carlos I era hijo de Felipe el Hermoso y de Juana, heredera de los Reyes Católicos. La muerte de su padre y la incapacidad de su madre le convirtieron en el monarca más poderoso de su tiempo. En 1516 asumió la herencia territorial de los Reyes Católicos: las Coronas de Castilla y Aragón con posesiones en Italia, África y América. A esto se sumó la herencia borgoñona de su padre, Felipe el Hermoso (el Franco Condado, los Países Bajos y Borgoña), y también posesiones en Alemania y Austria con la muerte de su abuelo Maximiliano, junto con los derechos al título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Su legado era un conjunto de territorios que tenían en común su monarca y se hallaban dispersos por Europa y fuera de ella. Esto se equilibró con una política integradora que tenía dos instrumentos: la idea de una monarquía universal y mantener la unidad religiosa en torno al catolicismo.

Felipe II solo recibió una parte de la herencia paterna, pues Carlos dejó el título imperial y la corona de Austria a su hermano Fernando. Felipe reunió un imperio mayor que el de su padre, porque a los territorios de Castilla y de Aragón, añadió Portugal y su imperio ultramarino, herencia de su madre, Isabel de Portugal. Los objetivos de su política fueron: la defensa del catolicismo y el mantenimiento de la hegemonía de su dinastía.

El Modelo Político de los Austrias

La organización institucional de los Austrias mantuvo la estructura que habían diseñado los Reyes Católicos. La monarquía era la cúspide de todo el sistema y los reinos tenían sus propias instituciones y leyes. El gobierno lo ejercía el rey apoyado en un sistema de Consejos, organismos especializados de gobierno y asesoramiento, con atribuciones judiciales. Estos fueron adaptando a la monarquía:

  • Apareció un Consejo de Estado, presidido por el rey, ocupado de asuntos de política exterior y cuestiones de estado.
  • Los Consejos Territoriales se ocupaban de la administración de un territorio concreto y se diferenciaban de los temáticos porque tenían competencia en todos los reinos y se centraban en un asunto específico, como el Consejo de Estado, Hacienda o Inquisición.

Las Cortes dejaron de reunirse, ya que se disponía de recursos como la plata de América o los créditos de los banqueros, y los concejos de las ciudades estaban controlados por los corregidores reales. En el ámbito territorial, algunas instituciones eran parecidas en varios territorios:

  • Los virreyes sustituían al monarca.
  • Las Audiencias funcionaban como tribunales de justicia.

Uno de los problemas de la administración era la corrupción de los cargos (venta de los cargos a particulares). Los monarcas intentaron que esta práctica no se aplicara a los cargos judiciales y financieros.

Auge del Imperio en el Siglo XVI: Los Conflictos Internos

Con Carlos I, la corona española quedó en manos de la dinastía de los Austrias. El rey llegó a España en 1517. El nombramiento de nobles extranjeros para los altos cargos y su partida para ser coronado emperador provocaron la sublevación de las principales ciudades castellanas. En estas, el poder municipal fue sustituido por comunas, integradas por artesanos, comerciantes y miembros de la baja nobleza y el bajo clero. Pedían el regreso de Carlos a España, la supresión de extranjeros en cargos políticos, mayor protagonismo de las Cortes, reducción de impuestos… El conflicto se convirtió en una rebelión antiseñorial, por lo que la nobleza unió sus fuerzas a las del rey y los sublevados fueron derrotados en Villalar y sus líderes -Padilla, Bravo y Maldonado- ejecutados. A pesar de su victoria, Carlos se deshizo del grupo de flamencos y prestó más atención a los asuntos castellanos.

Se produjo en Valencia y Mallorca la Revuelta de las Germanías, conflicto social que se inició en Valencia cuando los gremios se hicieron con el poder en la ciudad. Fue una lucha entre la burguesía media y la nobleza por el control de las ciudades, pero también entre campesinos y señores. Los nobles, con ayuda de las tropas, derrotaron a los sublevados.

Felipe II tuvo que hacer frente a algunas rebeliones como la sublevación de los moriscos de las Alpujarras, las Alteraciones de Aragón, que son las luchas del rey con el Justicia Mayor, y el choque entre la política de los monarcas y los nobles, como Antonio Pérez, secretario del rey, que fue condenado en Madrid y logró huir a Aragón, donde los aragoneses lo protegieron. El bandolerismo enfrentaba a grupos nobiliarios rivales. Pero el problema más grave fue la crisis de la Hacienda a causa de la difícil política exterior.

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