La Monarquía Hispánica: De los Reyes Católicos al Declive de los Austrias

1. Los Reyes Católicos y la Formación del Estado Moderno

1.1. La Configuración Territorial de España

Con el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón (1469) se inician varios hechos importantes:

  • La consolidación de la unión de los reinos de Castilla y Aragón.
  • La creación de un estado nacional fuerte y homogéneo que pasaba por la definitiva conquista del último reino musulmán de la Península. El 2 de enero de 1492 se tomó el reino de Granada, culminando la Reconquista frente a los árabes. La guerra de conquista estrechó los lazos de la monarquía con sus distintos reinos e hizo posible la aparición de un ejército permanente y de una burocracia estatal.
  • La debilidad del reino de Navarra tras una guerra civil favoreció su ocupación casi sin resistencia por las tropas castellanas en 1512.
  • La política matrimonial de los Reyes Católicos, orientada a aislar políticamente a Francia, les llevó a emparentar con los reyes portugueses, a casar a su hija Juana con Felipe el Hermoso, hijo del emperador de Alemania, Maximiliano I, y a su hija Catalina con Enrique VIII de Inglaterra.

El estado de los Reyes Católicos tuvo carácter confederal: bajo la suprema unidad de la Corona, la posición dominante la ocupaba Castilla por ser el reino de mayor extensión territorial y con más peso demográfico y económico.

Los Reyes Católicos consiguieron asentar un nuevo Estado mediante la aplicación de una firme política de reorganización social e institucional. Para conseguirlo se aliaron con las ciudades y con la burguesía:

  • Crearon la Santa Hermandad, cuerpo armado que debía garantizar la seguridad.
  • Crearon la figura del Corregidor, especie de alcalde delegado del rey en las ciudades, y modernizaron el Consejo Real.
  • Reforzaron el aparato burocrático concentrando las cancillerías.
  • Sanearon la Hacienda real con la recuperación de los bienes usurpados.
  • Potenciaron la formación de un verdadero ejército profesional.
  • Convirtieron la religión en un elemento de unidad política y social.
  • Crearon el Tribunal de la Inquisición (1478).

Con respecto al estamento eclesiástico, los reyes ejercieron un control muy estricto en el nombramiento de los obispos.

1.2. Población y Economía del Nuevo Estado

En el reinado de los Reyes Católicos, la población castellana continuó su crecimiento, lo que permitió la repoblación, la colonización de América y las expediciones militares del incipiente Imperio Español. Durante el siglo XVI, Castilla pasó de 6 a 8 millones de habitantes. La Corona de Aragón sufrió un descenso de población en el siglo XV.

Se trata de una demografía propia del Antiguo Régimen que basaba su crecimiento en altas tasas de natalidad y desorbitada mortalidad infantil, y que periódicamente se veía afectada por crisis de subsistencia derivadas de pestes y de malas cosechas. La población era mayoritariamente rural.

La economía seguía basada en la agricultura y pasó por dos fases diferenciadas:

  • Siglo XVI: incremento de la producción gracias al periodo de paz posterior a la Reconquista. A pesar de esto, se sucederán continuas crisis de subsistencia derivadas de la escasa productividad y de la climatología adversa.
  • Siglo XVII: la agricultura entró en crisis, que se agudizó por el incremento de los precios, la despoblación del campo y la disminución de las relaciones comerciales con Europa, con la que se continuaba teniendo una relación desequilibrada basada en la exportación de materias primas.

A lo largo del siglo XVI se produjo un proceso de concentración de las tierras en pocas manos: los terrenos comunales pasaron a manos privadas por la venta o por las deudas de los ayuntamientos.

La ganadería también se benefició de la creciente necesidad de alimentos y de la demanda inglesa de lana, y la cabaña aumentó hasta que las ventas de lana a Inglaterra entraron en crisis, hecho que producirá una ruina total de la oveja castellana.

Al crecer la población y la demanda agraria, la producción manufacturera contó con un estímulo hasta entonces desconocido, pero insuficiente para poner en marcha una industria capaz de competir en precio y calidad con las importaciones extranjeras.

2. El Descubrimiento y Colonización de América

2.1. El Descubrimiento de América

Los castellanos intentaron abrir una ruta más arriesgada e insegura por el oeste, atravesando la mar océano. Su promotor sería un aventurero, cartógrafo y excelente navegante, que había aprendido las artes del mar con los portugueses: Cristóbal Colón. Mientras los Reyes Católicos ponían sitio a la ciudad de Granada, hacía gestiones en el monasterio de La Rábida. Inició los acuerdos con la Corona con las llamadas Capitulaciones de Santa Fe, en las que se establecían los planteamientos de las posibles conquistas de la expedición.

El 12 de octubre de 1492 arribaron a la isla de Guanahani en el mar de las Antillas. Todos creían que estaban pisando tierras asiáticas, por lo que las llamaron Indias y a sus habitantes indios. Colón realizó tres viajes más. Murió sin saber que había descubierto un nuevo continente; fueron otros, en particular Américo Vespucio, los que dieron a conocer el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Colón, en el segundo viaje de 1493, se pasó del descubrimiento a la colonización. Esta circunstancia la demuestra el hecho de que Colón arribara a las tierras de las Antillas con 17 naves bien dotadas con hombres de armas para instalarse en la zona. En 1509 se coloniza Puerto Rico y en 1511 Cuba.

2.2. Aportación de los Extremeños

Hernán Cortés, nacido en Medellín, realiza expediciones hasta el norte, México. Llevaba a sus órdenes 150 hombres de armas con algunos a caballos y 300 indios. En México ostentaba la supremacía el Imperio Azteca, que tenía sometido a tribus menores.

El plan de Hernán Cortés pasaba por someter al emperador azteca Moctezuma haciéndose con la ciudad de Tenochtitlán e imponer su autoridad. En 1521 lo consigue.

La conquista del Imperio Inca fue obra de Francisco Pizarro (Trujillo). En 1531 logró someter al inca Atahualpa y en 1535 estableció la capital fundada por él, que pronto sería la capital del virreinato del Perú.

Vasco Núñez de Balboa (Jerez de los Caballeros) descubrió el mar Pacífico y fue el primero en fundar una ciudad en territorio americano. Francisco de Orellana (Trujillo), pariente de Pizarro, actuó como militar a su servicio en tiempos de las luchas entre los conquistadores de los territorios incas. Pedro de Valdivia (Villanueva de la Serena) lideró la conquista de Chile a partir de 1540. Fundó muchas ciudades: Santiago de Nueva Extremadura, Concepción, La Imperial o Valdivia.

Un contingente importante de extremeños se desplazó al Nuevo Mundo empujados por las circunstancias de pobreza y guerra que entonces padecían en su tierra.

2.3. Creación del Imperio Colonial Español

En pocos años se creó un inmenso imperio americano al servicio de la Corona española. La rápida conquista y colonización se explica por la superioridad técnica de los españoles: sus armas eran muy superiores a las de los indios, ya que estos no conocían el hierro. Además, la división interna de las tribus indígenas, enfrentadas en guerras unas con otras, favoreció la conquista española.

Desde el punto de vista económico, interesaban los metales preciosos, el oro y la plata. Todo el metal precioso fue requisado para la Corona. Las minas eran propiedad de la Corona y trabajadas por mano de obra india esclava o semiesclava. El padre Bartolomé de Las Casas se erigió en defensor de los indios y luchó denodadamente por evitar el abuso y esclavización de los indios.

Pronto se inició la actividad agrícola y ganadera. Se aclimataron al nuevo continente especies vegetales y animales procedentes de España. Las leyes protegían al indio, pero casi no se cumplían. El indio era un súbdito de la Corona, por lo tanto no se le podía esclavizar. Al indio sí se le podía obligar a trabajar en la mina o en el campo como acto de rendición e incluso de evangelización.

La encomienda era una fórmula legal por la cual un español recibía de manos del rey un lote de tierra para su cultivo con los indios que la habitaban. El encomendero debía cuidar al indio, instruirlo, curarlo en caso de enfermedad y hacerlo trabajar en la hacienda. La mita era un sistema de trabajo análogo al feudal europeo por el que el indio tenía que dedicar unas jornadas de trabajo al emperador. Otras maneras de mal uso del trabajo indígena eran el repartimiento, por el que se repartían mano de obra india entre colonos, y el porteo, ambas fórmulas prohibidas pero en la práctica toleradas.

Procedentes de España llegaron a América un gran número de personas. Desde Sevilla se controlaba la salida de quienes querían instalarse allí. Al cabo de los años se creó una sociedad mestiza, ya que los españoles eran, a pesar de las normas, bastante tolerantes con la mezcla de sangre.

La población india bajó enormemente, sobre todo en las primeras décadas, en las que los españoles les transmitieron enfermedades contagiosas contra las que estos ya estaban inmunizados, como la viruela, el tifus o el sarampión.

Con respecto a la organización político-administrativa del imperio, en el comienzo había dos virreinatos: el de Nueva España (México) y el de Perú. Después se fundó Nueva Granada (Venezuela). Cada virreinato tenía varias provincias regidas por gobernadores. En España existía la Casa de Contratación de Sevilla y el Consejo de Indias, en la Corte, que elaboraba leyes sobre las Indias y velaba, a través de visitas de inspección, para que estas se cumplieran.

3. La Monarquía Católica bajo los Austrias

3.1. Felipe II y la Monarquía Católica

Es preciso distinguir entre la monarquía católica y el Imperio Español. La monarquía católica era una especie de confederación de pueblos, unidos bajo la misma monarquía y por la religión católica, con una política exterior común regulada por el monarca. El monarca católico era rey de Castilla, de Aragón, de Navarra, de Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Milán y señor de los Países Bajos y del Franco Condado. El imperio de los reinos de Castilla y León estaba formado por los territorios de las llamadas Indias Occidentales y Filipinas, a los que solo tenían acceso legal los súbditos de dichos reinos.

Los tesoros procedentes de las Indias Occidentales y el comercio de especias de las Indias Orientales contribuyeron a hacer de la monarquía católica la potencia cristiana más poderosa de su tiempo. Pero esta potencia estaba minada por la diversidad de los pueblos y por multitud de conflictos externos e internos:

  • Con Francia, por el control de las posesiones italianas.
  • Con Flandes, por su deseo de independencia.
  • Con los turcos, por el control del comercio en el Mediterráneo.
  • La guerra de anexión de Portugal en 1580.
  • La guerra contra la Inglaterra protestante de Isabel I.
  • La sangrienta guerra contra los moriscos de las Alpujarras.

Las riquezas procedentes de América, grandes cantidades de oro y plata, no pudieron compensar la sangría económica y humana que suponían los esfuerzos militares y tuvieron un efecto negativo sobre la economía hispana. El hecho de que el oro y la plata americanos se limitasen a cruzar por la metrópoli española para ir a acumularse en los grandes centros del incipiente capitalismo italiano y del norte de Europa agravó la situación.

3.2. De la Monarquía Autoritaria a la Monarquía Absoluta

Con los Austrias Mayores, la monarquía autoritaria concentró los poderes en la figura del rey, pese a la resistencia de las Cortes, que exigieron a Carlos I el respeto de los usos de cada reino y el alejamiento de los extranjeros del gobierno. Se negaron a financiar con sus impuestos la política imperial. La tensión cristalizó en Castilla en la rebelión de los Comuneros y en el intento de la burguesía comercial valenciana y mallorquina por hacerse con el poder municipal.

El rey, para agilizar la toma de decisiones y aplicar las órdenes en cada territorio dependiente de la Corona, articuló una burocracia numerosa y bien conjuntada, en la que se conjugó el centralismo con la autonomía de muchos de los reinos. Con Carlos I los reinos permanecen independientes, como en la época bajomedieval, y será Felipe II quien impulse la reorganización de la monarquía.

Felipe II rompe con la tradición de la corte itinerante y fija la capitalidad del Imperio en Madrid como centro de las relaciones con América. La estabilidad de la corte estimula el nacimiento de una administración eficaz centrada en torno al rey, que se estructura y dirige a través de sus colaboradores directos en las tareas de gobierno: los secretarios y los expertos en determinados asuntos. Junto a estos destacaron los organismos especializados en el gobierno de cada uno de sus reinos, los consejos territoriales, y los que se ocuparon de asuntos generales. Todos ellos ejercieron una labor de filtro y permitieron al rey la toma rápida de decisiones. Virreyes y gobernadores, de extracción nobiliaria, constituyeron el segundo peldaño de la jerarquía administrativa.

Las Cortes de Castilla fueron convocadas en numerosas ocasiones a lo largo del siglo XVI debido a las necesidades financieras de Carlos I y Felipe II. Completa el nuevo Estado el ejército profesional enviado a Italia por los Reyes Católicos en 1495, al mando del Gran Capitán. La intendencia y el escalafón completan la estructura militar y constituyen el origen de los tercios españoles entre 1534 y 1539.

Para mantener una burocracia tan extensa, un ejército en permanente lucha y unos gastos incontrolados, los Austrias debieron haber modernizado las haciendas de sus reinos. La presión fiscal creció en Castilla en los siglos XVI y XVII más por la subida de precios bajomedievales que por la creación de nuevas figuras impositivas. El rey completaba sus necesidades financieras mediante cuantiosos préstamos a un interés elevadísimo, solicitados a los banqueros europeos y peninsulares, que exigían como aval la entrega de juros o asientos.

3.3. Carlos I y la Defensa de la Unidad Europea

Carlos I heredó un imperio que abarcaba la mayor parte de Europa occidental y central, además de las posesiones americanas. Su gobierno se basó en la concepción tradicional de Europa como una unidad política y religiosa bajo la autoridad del emperador. El emperador dirigió su política hacia la consecución y la defensa de esa unidad y se enfrentó a las fuerzas disgregadoras representadas por la Reforma protestante en Alemania. Carlos I combatió contra las diferentes potencias enemigas del siglo XVI:

  • Contra Francia: aliada con el Papa e Inglaterra. La derrota francesa se saldó con la cesión a España de sus derechos sobre Milán, Génova y Nápoles.
  • Contra el Imperio Turco: que amenazaba el control del Mediterráneo oriental y los Balcanes. Derrotados los turcos en Austria, el emperador dirigió sus esfuerzos hacia el Mediterráneo para contener a los piratas berberiscos.
  • Contra el protestantismo: que había calado entre los príncipes alemanes, quienes se sublevaron contra el emperador. Derrotados en primera instancia en Mühlberg, se vio obligado a aprobar una fórmula de convivencia religiosa: cada príncipe podía imponer la religión en su territorio.
  • Contra los príncipes alemanes: debió ceder sus dominios germanos a su hermano Fernando de Austria y reservar el resto de las posesiones de la monarquía a su hijo Felipe II.

Serán los reinos españoles, especialmente Castilla, los que sufraguen con hombres e impuestos la aventura imperial.

4. La Crisis de la Monarquía Católica en el Siglo XVII

4.1. La Crisis Demográfica y Económica

Al comienzo del siglo XVII, Castilla pierde un millón de habitantes (20% de su población total). Este retroceso se debió al rebrote de la peste y al aumento de la emigración a América. Cerca de medio millón de personas se trasladaron a las colonias durante la centuria. A la sangría demográfica se une la expulsión de los moriscos (1610), que representaban entre el 2% y el 4% de la población peninsular. La expulsión agravó la crisis interna, que provocó la desaparición de la moneda de los mercados.

La industria de la seda castellana se hunde y el desconocimiento del regadío por los labradores cristianos redujo la productividad de las huertas andaluza, aragonesa y valenciana. Una racha de malas cosechas hizo que la economía de base agraria se hundiera. La inflación se dispara y se produce la ruina industrial por la afluencia de metales preciosos americanos y la progresiva depreciación del dinero.

Castilla lleva la peor parte: sus campos despoblados, sus manufacturas en crisis por la falta de demanda y el cierre de las exportaciones laneras. Aragón prolonga su pujanza hasta 1620 al estar libre de las alteraciones monetarias y de la presión fiscal castellana; se recuperará antes.

La crisis interna y los enfrentamientos bélicos colapsaron el comercio. Mientras, en Europa los avances técnicos aumentan y abaratan la producción.

4.2. Los Austrias Menores y el Declive Político

A diferencia del siglo XVI, en el que los monarcas dirigen personalmente el Estado, en el siglo XVII asistimos al gobierno de una oligarquía nobiliaria que accede a los Consejos. Las Cortes pierden totalmente su papel político al quedar marginadas en la toma de decisiones y una vez fracasado el intento del conde-duque de Olivares (valido de Felipe IV) de promover una profunda reforma tributaria.

Felipe III, quien al acceder al trono delegó el poder en su valido, el duque de Lerma, mantuvo su atención sobre los mismos problemas que ya se habían acuciado a su padre: la economía le obligó a buscar la paz en todos los frentes, lo que consiguió con la firma de la Tregua de los Doce Años en los Países Bajos.

Felipe IV y su valido, el conde-duque de Olivares, intentaron reformar y sanear los reinos de la monarquía católica mediante el fortalecimiento de la monarquía, el saneamiento de la Hacienda, la moralización de las costumbres, el ejército regional y la unidad política de los reinos. Al estallar la Guerra de los Treinta Años, la monarquía se ve empujada a una guerra contra Inglaterra y Holanda, que acosan a la América española y ponen en peligro el suministro de plata con la que se financia la guerra en Europa.

Las derrotas se suceden y la monarquía peligra, castigada por la crisis económica, las sublevaciones en Cataluña, Portugal, Nápoles y Sicilia, y las conjuras internas. Esta situación de crisis generalizada obligó a una guerra defensiva que tenía como única finalidad recuperar la unidad territorial.

El reinado de Carlos II marcó el punto más bajo de la decadencia, con nuevas derrotas ante Francia y las consiguientes pérdidas territoriales. La cuestión sucesoria se transformó en un problema internacional en el que Felipe de Anjou, de la casa de Borbón, fue nombrado heredero del trono español con la condición de mantener la integridad de la herencia y apoyado por Francia. En el interior, las medidas tomadas por el valido don Juan José de Austria estabilizaron la economía y sentaron las bases del desarrollo del siglo siguiente, puesto que los desórdenes públicos se multiplicaron. Especialmente violentas fueron la rebelión de los barretines catalanes (1688) y el rebrote de las Germanías en Valencia en 1693.

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