B. Los Reyes Católicos
Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, entre finales del siglo XV y principios del XVI, sentaron las bases del futuro imperio español y del Estado Moderno: al unir los dos reinos más importantes del país (Castilla-León y Aragón-Cataluña), bajo una sola monarquía. Aunque cada uno permanecía independiente y todavía debía reunir las Cortes, impuso su autoridad a todo el país, tanto a los estamentos privilegiados como al Tercer Estado; apoyándose en un ejército permanente, Administración civil-judicial (Consejos, Consejo Real, Corregidores, Virrey en Cataluña, Justicia Mayor en Aragón, Cuerpo Diplomático), sistema fiscal y organismos como la Santa Hermandad o el Tribunal de la Inquisición para asegurar la uniformidad religiosa mediante el control ideológico del país. Con los RRCC se organizaron las bases del futuro imperio español, que incluía toda la Península, una pequeña parte de Europa (Nápoles; Rosellón y Cerdaña), Norte de la Costa Africana (Melilla, Orán, Trípoli), Canarias y la inmensa América, de la que solo se habían descubierto y dominado las Antillas por Colón; quedando la conquista y colonización del continente para el resto del XVI, con los Austrias. Este predominio europeo es asegurado a través de una inteligente política de alianzas, al casar sus hijas: Imperio Alemán (Juana con Felipe, hijo de Maximiliano I), Inglaterra (Catalina con Enrique VIII) y Portugal (Isabel y Mº con Manuel el afortunado).
C. Los Austrias Mayores: Máximo Imperio
Los primeros Austrias, Carlos I y Felipe II acaban el siglo XVI con el paso de una monarquía autoritaria a una monarquía absoluta (no se convocan las Cortes, el rey impone todo el poder…), la hegemonía española y su imperio alcanzan la máxima expansión, por la incorporación de mayores territorios europeos como Portugal, pero muy derivados de la condición de emperador de Carlos I desde 1519 (Nápoles, Sicilia, Cerdaña, Franco Condado, Luxemburgo) y el descubrimiento del continente americano, tanto del Méxicoazteca y América Central Maya, como de la inca de América del Sur (Perú, Ecuador, Bolivia, Amazonas, Chile), parte de América del Norte (Texas, California) y de Asia (Filipinas). Todo esto organizado en virreinatos (Nueva España (Las Antillas y América Central), Perú (América del Sur)) y sometida la población indígena mediante la encomienda (cada conquistador recibía un grupo de indígenas, que debían pagarle tributos y trabajar para él) o la mita (trabajos forzosos aportados por cada comunidad indígena por sorteo), esta explotación fue denunciada por Bartolomé de Las Casas, mediante el mercado colonial centralizado en la Casa de Contratación de Sevilla, pero todo este beneficio al país no sirvió para modificar ni las estructuras económicas ni sociales del país. Los obstáculos que terminarían por destruir este inmenso y heterogéneo imperio derivaron de la subordinación de nuestro país a la política imperial y de la concepción intransigente y fanática de los Austrias como defensores del catolicismo en Europa, provocando guerras que arruinarán todo el imperio. Durante el XVI, los primeros Austrias tuvieron que hacer frente al poderío turco en el Mediterráneo, a Francia por el dominio de territorios europeos, pero, sobre todo, por las guerras de religión para defender el catolicismo frente al protestantismo, tanto contra los príncipes alemanes, los Países Bajos o Inglaterra (esta última convertida en protestante con Isabel).
D. Austrias Menores: Crisis Imperial
Durante el XVII, los siguientes Austrias, Felipe III, Felipe IV y Carlos II, provocaron una Castilla exhausta y paupérrima (pérdida demográfica, colapso agrario, epidemias, guerras…) que facilitó la bancarrota de la Hacienda y la miseria del pueblo, todavía más hundido por guerras:
- à1º la Guerra de los Treinta Años (1618-1648); contra las potencias europeas, donde se continúan las antiguas guerras de religión contra los protestantes y por el querer de dominar Europa, en la que los católicos Habsburgo españoles y austriacos combaten contra la coalición protestante de Provincias Unidas del Norte, Dinamarca, Suecia y Francia, que salvo algunas victorias iniciales, terminan con la derrota de los tercios españoles en la Paz de Westfalia, por la que se reconoce la independencia de las Provincias Unidas y la Paz de los Pirineos con Francia.
- à2º, dos guerras civiles, contra Cataluña y Portugal, facilitadas por el autoritarismo de Felipe IV y la deficiente integración de Cataluña-Aragón. Todo esto acaba con la independencia de Portugal y la integración de Cataluña por la fuerza militar.
- àFinalmente muere Carlos II sin descendencia, por lo que se da la Guerra de Sucesión, que acaba con los Austrias en España siendo sustituidos por los Borbones Franceses.
C. Despotismo Ilustrado: Carlos III:
Durante la segunda mitad del siglo, (impulsada por la Ilustración), la monarquía borbónica (Carlos III, el gran reformador ilustrado) diseña la mayor parte de los planes de reforma orientados a la modernización del país. La ilustración española con Cadalso, Jovellanos, Campomanes…; además de difundir el pensamiento ilustrado francés (racionalismo, cientificismo, deísmo), salvo la crítica del poder (división de poderes, soberanía nacional), se centra en la necesidad de lograr un mayor desarrollo económico, con la liberación de la gran propiedad privada agraria amortizada, acompañada de una reforma educativa paralela que mejorará la formación del ciudadano, universal y obligatoria que estimularán el cambio social. La monarquía ilustrada integra en los gobiernos a los principales ilustrados como ministros o colaboradores, que diseñan un reformismo con la esperanza de su financiación por el rey (llamado despotismo ilustrado). Los principales planes reformistas, tras superar el conflicto del Motín de Esquilache y el regalismo, se centraron en aspectos educativos y económicos. Entre los 1º encontramos la creación de escuelas de arte y oficios para la cualificación profesional de la juventud. Entre los 2º (además de las esenciales Sociedades Económicas Amigos del País) los principales pretendieron impulsar la agricultura (aumento y diversificación de cultivos), la manufactura mediante el capitalismo del Estado y el proteccionismo de las manufacturas nacionales frente a las extranjeras; el libre comercio colonial o la fundación de nuevas poblaciones en Andalucía, Sierra Morena con Pablo de Olavide (La Luisiana, El Campillo o Cañada del Rosal) o la construcción de grandes obras públicas (Canal de Castilla; para el regadío de la Meseta Norte y Canal Imperial de Aragón), junto a la creación del Banco Nacional de San Carlos. El conjunto de medidas no modificó el A.Régimen y buena parte perdió por falta de presupuesto en los despachos, así fracasando dos de los proyectos: las reformas agraria y fiscal. En el Tratador de la regalía de amortización de Campomanes se pretendía aumentar la producción agraria creando un sector de propietarios que fueran capaces de pagar al Estado para elevar los ingresos fiscales (pero esto fue muriendo en los despachos). El fracaso más rotunda afectó a la reforma agraria: fuera de la única contribución en Aragón y Cataluña, el Estado fue incapaz de extenderlo al resto nacional por la oposición de estamentos privilegiados.