La organización del Estado e instituciones de gobierno bajo el reinado de los RR.CC.
Los RR.CC. sentaron las bases del Estado moderno, reforzaron considerablemente la autoridad real estableciendo la monarquía autoritaria, reorganizaron la administración y practicaron la política tendente a lograr la unidad política y religiosa. Para fortalecer el poder real, quitaron poder político a la alta nobleza, de forma que los principales cargos fueron ocupados por miembros de la baja nobleza, eclesiásticos y letrados formados en las universidades y, por tanto, expertos en leyes. Desde el punto de vista económico, obligaron a la nobleza a devolver las rentas reales usurpadas durante el reinado de Enrique IV.
Se presentaron como garantes del orden público para lo cual crearon la Santa Hermandad en 1476, organismo de carácter policial y judicial que ejercía su jurisdicción en los caminos.
El Consejo Real de Castilla se convirtió en el principal órgano de asesoramiento, junto a él se encontraba el Consejo de Aragón o el Consejo de Órdenes Militares. El Tribunal de la Inquisición se encargaba de velar por la ortodoxia católica y la unidad de la verdadera fe.
Los reyes reorganizaron el sistema de Hacienda (1480). A nivel judicial crearon dos Reales Chancillerías (órgano supremo de la administración de justicia), una en Granada y otra en Valladolid. También existían Audiencias en los reinos de la Corona de Aragón.
En el ámbito local, crearon la figura del corregidor, representante del rey en los municipios, encargado de funciones judiciales y policiales y de hacer cumplir las normas del poder central.
La tendencia a gobernar sin convocar las Cortes como símbolo de fortalecimiento de la autoridad real se hizo habitual en Castilla en el reinado de los RR.CC. En Aragón, al dominar la doctrina pactista resultó más difícil el fortalecimiento de la autoridad real. Las constantes ausencias del rey Fernando hicieron necesario el mantenimiento de la figura del virrey en cada territorio cuya figura se reforzó y consolidó durante el reinado.
La proyección exterior y política italiana y norteafricana bajo los RR.CC.
Fernando el Católico siguió una política en Italia que era la continuación de la mantenida en los siglos anteriores por la Corona de Aragón. Se aspiraba a controlar una parte importante de Italia lo que llevó a la clara confrontación con Francia, en la que los intereses aragoneses salieron claramente vencedores. Cerdeña y Sicilia pertenecían a la Corona de Aragón desde el s. XIV y en Nápoles reinaba una rama de descendientes de Alfonso V el Magnánimo. En 1495, Carlos VIII de Francia invadió Nápoles. La reacción aragonesa fue fulminante. Fernando logró crear la Liga en la que participaron el Papado, el Imperio, Venecia, Milán y la Corona de Aragón contra Francia. Los Tercios dirigidos por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, derrotaron repetidamente a los franceses. Tras las victorias del Gran Capitán en Ceriñola y Garellano, Nápoles se incorporó de manera definitiva a la Corona de Aragón en 1503.
Castilla se había lanzado a la expansión atlántica y mediterránea. Para frenar la amenaza de los piratas berberiscos, Castilla empezó a intervenir en el norte de África. El duque de Medina Sidonia conquistó Melilla en 1497 y el rey Fernando hizo lo mismo con el Peñón de Vélez de la Gomera (1508), Orán (1509), Bujía (1510) y estableció protectorados en Argel y Trípoli. La política expansionista se vio frenada por la derrota de las islas Gelves (1510). Pese a las posiciones tomadas en la zona, no se puso fin a la acción de los piratas berberiscos.
El descubrimiento de América
La conquista de Constantinopla por los turcos en 1453 obligó a buscar rutas alternativas para comerciar con Extremo Oriente. Los portugueses lo lograron bordeando la costa africana. La otra alternativa era la planteada por Colón de llegar navegando hacia el oeste, basándose en que la Tierra es esférica. Juan II de Portugal desestimó su proyecto, pero los RR.CC terminaron aceptándolo en 1492.
Se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe por las que los reyes se comprometieron a financiar una expedición integrada por dos carabelas y una nao concediendo a Colón plenos poderes sobre la expedición así como los títulos de Almirante y Virrey de los territorios descubiertos y una décima parte de las riquezas encontradas.
El 3 de agosto de 1492, Colón salió del puerto de Palos de Moguer (Huelva). Tras hacer escala en las Islas Canarias, el 12 de octubre llegó a una pequeña isla de las Antillas que los indígenas llamaban Guanahaní y que él rebautizó como El Salvador. Poco después llegó a la isla de La Española. Tras su regreso en 1493, Colón realizó tres viajes más al nuevo continente. Colón creyó que había llegado a Asia por la ruta occidental, pero en realidad había encontrado un continente desconocido para Europa: América.
En 1494 se firmó el Tratado de Tordesillas por el que se trazaba una línea imaginaria situada a 370 leguas al oeste de Cabo Verde, y que separaba dos zonas de influencia: la occidental para Castilla y la oriental para Portugal. De esta manera, la costa africana y el actual Brasil quedaron en manos portuguesas, y el resto de América, en manos castellanas.