La Oposición Obrera
Durante el desarrollismo, los conflictos obreros fueron constantes. El sindicato más activo fue CCOO, fundado por Marcelino Camacho desde la Comisión Obrera del Metal. Llevó a cabo actuaciones que planteaban tanto la negociación sindical como la reivindicación activa en los conflictos obreros. Fue declarado ilegal por el Tribunal Supremo y sus dirigentes condenados a penas de cárcel. A partir de los años sesenta, UGT y CCOO se convirtieron en los sindicatos mayoritarios.
La Oposición Estudiantil Universitaria
La Universidad planteó una clara oposición al régimen desde 1956 y en los años siguientes se mantuvo y creció. Las conferencias de estudiantes fueron el medio de canalizar las protestas y por ello numerosos estudiantes fueron detenidos, muchos profesores sancionados por declaraciones a favor de la democratización, muchos expedientados y separados de sus cátedras.
La Oposición Política
En 1960 no existían en España partidos políticos como los entendemos hoy en día, pero el activismo en la clandestinidad era muy vivo. La oposición socialista fue activa en Asturias, País Vasco, Madrid y Sevilla. Los comunistas del PCE tuvieron vinculación muy directa con la lucha obrera a través de CCOO. Una formación de gran fuerza desde el año sesenta fue el FLP, cuyos miembros se autoproclamaban de izquierda. Sufrió una dura represión y con el tiempo sus miembros o se integraron en el PCE o abandonaron.
Los Nacionalismos
También en Cataluña cabe destacar la campaña contra el director de La Vanguardia, liderada entre otros por Jordi Pujol, que por entonces fue detenido y condenado. En el País Vasco en 1959 dio lugar a la aparición de ETA que defendía la oposición armada contra el régimen.
En 1962 se celebró el IV Congreso del Movimiento Europeísta celebrado en Múnich y en que participaron destacadas figuras de la política y la intelectualidad española, tanto procedentes de España como del exilio. Aquel hecho se conoce por el nombre franquista de “El Contubernio de Múnich” y la respuesta del gobierno hacia los participantes fue darles a elegir entre el destierro o el exilio.
A partir de los años sesenta la supresión de los supuestos derechos del Fuero de los Españoles resultaba un hecho frecuente.
Por otro lado, una serie de organizaciones terroristas como el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) o como ETA, recrudecieron sus acciones contra, principalmente, miembros de las fuerzas de orden público, además de ser responsable ETA del asesinato del presidente de gobierno en diciembre de 1973, Luis Carrero Blanco.
La reacción del franquismo en sus últimos coletazos fue muy dura: El proceso de Burgos en 1970 fue famoso porque condenó a nueve etarras a pena de muerte y a 7 más a cadena perpetua. En marzo de 1974 fue ejecutado a morir a garrote vil el anarquista Salvador Puig Antic. La lucha contra el terrorismo de ETA y el FRAP llevó a que en septiembre de 1975 fueran condenados a muerte y ejecutados a 5 miembros de estos grupos terroristas.
El Papel de la Cultura
El exilio provocó la destrucción de la llamada Edad de Plata de la cultura española del primer tercio del siglo XX. Aquellos que habían alentado la modernización de España y la orientación a Europa fueron perseguidos por ser portadores de valores democráticos. Esto provocó los bajos niveles de producción cultural y científica durante la Dictadura.
Una serie de factores provocan un cambio en el panorama cultural:
- Las nuevas generaciones están alejadas de la experiencia de la guerra y del primer franquismo.
- La relativa liberalización del régimen: permite una oleada de nuevas publicaciones, el régimen no tiene capacidad para controlar todo lo que se escribe y publica en España.
- Hay una masificación de los centros educativos, tanto de enseñanza media como universitarios, adonde llegan incluso hijos de la clase obrera.
Aparece una auténtica cultura alternativa que no tiene nada que ver con la cultura del régimen. En el panorama musical, el “rock and roll” influye en el potente pop español, al tiempo que la música de cantautor populariza canciones con clara intencionalidad política. En Cataluña los cantautores de la nova cançò combinan la denuncia política y social con la reivindicación del catalán. En el cine, directores como Carlos Saura hablan de temas prohibidos relacionados con el sexo o frustraciones personales. En Madrid y Barcelona proliferan librerías en las que se podían adquirir libros de autores del exilio y extranjeros.
En conclusión, las élites culturales e intelectuales del tardofranquismo estaban ya totalmente integradas en el panorama cultural de los países de Occidente.