La Oposición Política al Régimen de la Restauración (1874-1902)
El Liberalismo y el Auge de los Regionalismos
El liberalismo en España, forjado durante la primera guerra carlista, se caracterizaba por el dominio de la alta burguesía, un grupo reducido y conservador. La confluencia de particularismos regionales, el espíritu romántico y el renacimiento cultural permitieron la manifestación de una diversidad regional o nacional, especialmente en Cataluña y el País Vasco, regiones con mayor independencia económica.
El movimiento regionalista y nacionalista inicial fue burgués, pero es preciso puntualizar qué burguesía lo impulsó. La gran burguesía industrial y financiera, de diversas regiones, estuvo vinculada a la política oficial y colaboró con el gobierno de Madrid, que a cambio otorgó proteccionismo a sus negocios.
Los regionalismos periféricos fueron manifestaciones de las medianas y pequeñas burguesías que buscaban recuperar su identidad nacional defendiendo sus peculiaridades forales frente al Estado liberal. A medida que el fenómeno se amplió y se hizo interclasista, las burguesías dirigentes se adhirieron y lo utilizaron como arma política para obtener ventajas económicas.
Cataluña: La Renaixença y el Catalanismo
A mediados del siglo XIX surgió la Renaixença, un movimiento cultural que buscaba recuperar la lengua y cultura catalanas. Se implantaron los Juegos Florales en 1859. Valentí Almirall, ex republicano federal, inició el catalanismo con el Centre Catalá (1882) y la obra Lo catalanisme (1886), defendiendo la autonomía. Almirall promovió el Memorial de Greuges, que defendía el proteccionismo industrial y el derecho particular de Cataluña.
La Unió Catalanista (1891) elaboró las Bases de Manresa (1892), el primer programa catalanista, escrito por Enric Prat de la Riba, representante del catalanismo conservador, católico y burgués. En 1901 nació la Lliga Regionalista, dirigida por Prat de la Riba y Francesc Cambó, que aspiraba a la autonomía de Cataluña para impulsar su modernización.
País Vasco: El Nacionalismo Vasco
Sabino Arana Goiri fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en 1895. Arana, proveniente de una familia carlista, defendía la raza vasca, el euskera, el integrismo católico y los fueros tradicionales, abolidos en 1876. Ferviente antiespañolista, reclamaba la independencia de la Nación Vasca. Su lema era «Dios y ley vieja».
Arana idealizó el medio rural vasco y rechazó la industrialización, considerando que los inmigrantes no vascos (maketos) degeneraban la raza vasca. Diseñó la ikurriña, la bandera nacionalista. El PNV osciló entre el independentismo radical y una tendencia moderada que buscaba la autonomía, obteniendo votos entre las clases medias.
Regionalismo en Otras Regiones
En Galicia, el regionalismo surgió como reacción contra el atraso secular. Se inició con el Rexurdimento, un movimiento cultural de intelectuales como Manuel Murguía, de tendencia liberal-democrática, y Alfredo Brañas, tradicionalista.
En Andalucía, Blas Infante impulsó un primer intento de regionalismo, que tardaría en consolidarse. Lo mismo ocurrió en Valencia, Aragón y Baleares.
Opositores al Sistema Canovista: Los Partidos Antidinásticos
Los opositores al sistema canovista fueron minoría. Fuera del sistema quedaron los partidos antidinásticos:
Los Carlistas
Los carlistas, que no aceptaban la dinastía borbónica, se escindieron en 1888 tras su derrota en la tercera guerra carlista (1876). La Unión Católica, fundada por Pidal y Mon, se integró en el partido conservador, mientras los integristas de Nocedal formaron el Partido Tradicionalista.
El Republicanismo
El republicanismo perdió el apoyo de las clases medias, que se adaptaron a la Restauración. Tras su legalización en 1881, se fragmentó en facciones:
- Castelar fundó el Partido Posibilista, aceptando la Restauración con sufragio universal. Tras 1890 se integró en el partido Liberal.
- Salmerón dirigió a los republicanos unitarios.
- Pi y Margall lideró el federalismo, defendiendo el reformismo social.
- Ruiz Zorrilla agrupó a los radicales en el Partido Progresista, organizando pronunciamientos fracasados desde el exilio.
Tras el sufragio universal (1890), se reunificaron (excepto los posibilistas) en la Unión Republicana (1903), creando una importante minoría republicana en las Cortes.
El Movimiento Obrero
El movimiento obrero, dividido en anarquismo y socialismo, se opuso al sistema canovista. Con la industrialización, experimentó un desarrollo, pero conservó malas condiciones de vida y trabajo. Ambas tendencias, integradas en la Internacional, se separaron tras el Congreso de Zaragoza de 1872 por la discrepancia entre Marx y Bakunin. Esta división causó su debilidad. Durante la Restauración, las asociaciones obreras fueron ilegales hasta 1881.
El Anarquismo
El anarquismo, de base campesina, se implantó en Andalucía y Cataluña. Clandestino desde 1874, se debilitó por disensiones internas y la persecución del gobierno tras el asunto de la Mano Negra (1883). A partir de 1881 creció, organizado en la Federación de Trabajadores de la Región Española. Algunas organizaciones anarquistas realizaron atentados, destacando la etapa de Barcelona (1893-1896). En 1911 se creó la CNT (Confederación Nacional del Trabajo).
El Socialismo
, ambas revolucionarias. Integradas en la Internacional, su ruptura se produjo a raíz del Congreso de Zaragoza de 1872, debido a la discrepancia entre Marx y Bakunin. Esta división fue causa de su debilidad. Durante la Restauración las asociaciones obreras fueron ilegales hasta 1881.