La Península Ibérica en la Antigüedad: Hominización, Pueblos Prerromanos y Romanización

El Proceso de Hominización en la Península Ibérica: Nuevos Hallazgos

El proceso evolutivo que experimentó la especie humana desde los primeros homínidos hasta nuestros días se conoce como hominización. Este proceso se inicia en África con el Homo habilis hace 2,5 millones de años y finaliza con la aparición del Homo sapiens sapiens. A este proceso, le acompañan cambios en los rasgos físicos como el bipedismo, la aparición del lenguaje y el aumento de la capacidad craneal, así como en los rasgos culturales con el dominio del fuego, la industria lítica, el nomadismo con economía depredadora, los ritos funerarios y el arte rupestre.

En España, durante el Paleolítico Inferior, en la sierra de Atapuerca aparecieron los restos del Homo antecessor (Gran Dolina, 1994), que es el homínido más antiguo de Europa y adelantó a 800.000 años la presencia humana en la península, y los restos del Homo heidelbergensis (Sima de los Huesos), hace 400.000 años y predecesor de los posteriores homínidos.

Durante el Paleolítico Medio, existen restos del Homo neanderthalensis en toda la península. Gran cazador de grandes mamíferos que se refugiaba en cuevas, con él aparecieron las primeras creencias espirituales.

El Paleolítico Superior vio la llegada del Homo sapiens sapiens (Cromagnon), quien desarrolló una cultura más evolucionada, vivió en cuevas o cabañas, fabricó una industria lítica refinada y protagonizó la aparición del arte rupestre. En la zona cantábrica destacan las representaciones de las cuevas de Altamira, El Castillo y Tito Bustillo.

Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Históricas: Fenicios, Griegos y Cartagineses

La fusión entre los colonizadores y las culturas autóctonas dio origen a las llamadas culturas de la Edad del Hierro (800-218 a. C.), que serán los pueblos que habitan la península antes del siglo III a. C. Destacan:

Tartessos

Los Tartessos (siglos IX-VII a. C.) se situaron en Andalucía occidental y el sur de Portugal. Su esplendor se debió al intercambio de minerales por productos elaborados fenicios. Es famoso el tesoro de Carambolo (Sevilla).

Iberos

Los Iberos (siglos V-III a. C.) ocuparon el área levantina y destacan por su gran actividad comercial, su tipo de gobierno monárquico y una sociedad jerarquizada. Vivían en poblados fortificados, desarrollaron una lengua propia y bellas manifestaciones artísticas como la Dama de Elche.

Celtíberos

Los Celtíberos (siglos V-III a. C.), de origen indoeuropeo, estaban situados en la Meseta y el noroeste peninsular. Tuvieron una economía agraria pobre, pero una metalurgia del hierro avanzada. Formaban confederaciones de tribus que vivían en castros.

Desde el siglo VIII al IV a. C., la costa mediterránea española fue colonizada por diferentes pueblos procedentes del este del Mediterráneo, cuyo objeto era el comercio y el control de los minerales.

Fenicios

Los fenicios (siglo VIII a. C.) se asentaron en las costas de Andalucía, fundaron Gadir (Cádiz) y comerciaron con los Tartessos. Introdujeron la metalurgia del hierro y el torno alfarero.

Griegos

Los griegos (siglo VI a. C.) fundaron ciudades de intercambio con los indígenas como Emporion (Ampurias) e influyeron en el arte y la cultura ibéricos.

Cartagineses

Los cartagineses (siglo IV a. C.) sustituyeron a los fenicios en las factorías comerciales y fundaron Ebusus (Ibiza) como enclave de control del Mediterráneo occidental.

Conquista y Romanización: La Pervivencia del Legado Cultural Romano en la Cultura Hispánica

La presencia romana en la península comprende desde el siglo III a. C. al V d. C. La conquista se inició tras la Segunda Guerra Púnica (218 a. C.), cuando los romanos vencieron a los cartagineses y les sustituyeron en las zonas ocupadas del Mediterráneo y el valle del Guadalquivir. Durante dos siglos, los romanos fueron extendiendo su dominio y enfrentándose a la población autóctona. A mediados del siglo II a. C., derrotaron a los lusitanos y a los celtíberos, incorporando la Meseta. Y a finales del siglo I a. C., ya bajo el dominio de Augusto, sometieron a las tribus de cántabros, astures y galaicos del norte.

Los romanos organizaron la explotación sistemática del territorio y dividieron Hispania en diversas provincias (Bética, Lusitania y Tarraconense), en base a la extracción de la riqueza mineral y la exportación de vino, aceite y salazones.

La romanización fue un lento proceso de asimilación que significó una nueva organización política, una economía de explotación y una sociedad urbana. A lo largo de los siglos, los romanos introdujeron su lengua, sus leyes, sus costumbres y sus avances culturales. El latín fue el principal vehículo de civilización, junto con el derecho romano. Igualmente, se fomentó la urbanización del territorio, fundando ciudades unidas por una magnífica red de calzadas. Y, además, construyeron grandes obras de ingeniería. Por último, introdujeron sus cultos religiosos, permitieron los ritos autóctonos y, a partir del siglo I, el cristianismo.

Fueron de procedencia hispana el emperador Trajano y escritores como Marcial o Séneca.

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