La Política Exterior de los Borbones y el Retorno del Absolutismo en España

La Política Exterior de los Borbones

La Guerra de Sucesión fue un gran conflicto internacional: la muerte de Carlos II sin sucesión supuso el enfrentamiento de los dos principales pretendientes al trono, el francés Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Austria. El primero contó con importantes apoyos en Castilla y, a nivel internacional, en Francia; el segundo fue mayoritariamente apoyado en los reinos de la Corona de Aragón y contó con el apoyo de Austria, Inglaterra y Holanda.

El Tratado de Utrecht (1713) ratificó la victoria de Felipe de Anjou y su aceptación como rey de España, a cambio de la pérdida del imperio español en Europa y de la cesión a Inglaterra de las estratégicas posiciones de Gibraltar y Menorca.

Objetivos de la Política Exterior Borbónica

Una vez instalado en el trono, la política exterior de Felipe V y de sus sucesores se centró en lograr 2 objetivos principales:

  • Recuperar lo perdido en 1713. Esto se consiguió parcialmente cuando borbones españoles se establecieron en los tronos de Nápoles y Sicilia.
  • Defender el imperio español en América. España tuvo que enfrentarse con Inglaterra, que pretendía abrir las colonias españolas a su comercio y que mantenía un activo contrabando en estos territorios. En este contexto la corona española apoyó decididamente la independencia de los Estados Unidos de América en su lucha contra los ingleses.

España buscó el apoyo de Francia, con la que tenía fuertes lazos familiares y que pasó de ser la gran enemiga a su principal aliada. Esta alianza quedó refrendada por los famosos Pactos de Familia.

La Revolución Francesa y sus Consecuencias

A finales del siglo XVIII, la Revolución Francesa cambió la situación internacional. Carlos IV entró en guerra con la Francia revolucionaria y se alió con Gran Bretaña y Portugal. Posteriormente la revolución se moderó y mejoraron las relaciones entre los dos países. Tras la Paz de Basilea (1795) y el Tratado de San Ildefonso (1796), la España gobernada por el profrancés Godoy, favorito de Carlos IV, retornó a la alianza con Francia. Esta alianza llevó a un largo conflicto naval con Gran Bretaña, que entorpecía el comercio con las colonias americanas, y que terminó con el desastre de la batalla de Trafalgar (1805), donde la flota franco-española fue arrasada.

El Retorno del Absolutismo (1814-1820)

Un grave problema se planteaba con la salida de las tropas francesas de España, pues había que integrar a un monarca de tendencias absolutistas en un marco político liberal. Fernando VII mostró su voluntad de jurar la Constitución de 1812. La nobleza y el clero se organizaron para mostrar su apoyo al Rey y al absolutismo a través del Manifiesto de los Persas; este manifiesto lanzado en 1814 por los diputados proabsolutistas de las Cortes de Cádiz, pedía al Rey la derogación de la Constitución de 1812 y la reinstauración del absolutismo para evitar el caos y desorden que provocaba el régimen liberal. Fernando VII seguro entonces de la debilidad del sector liberal, traicionó sus promesas y protagonizó un golpe de Estado al llegar a España, anulando la Constitución y los decretos de Cádiz a través del Real Decreto del 4 de mayo de 1814. Se restauraba así el Antiguo Régimen y sus instituciones, el régimen señorial y la Inquisición.

Contexto Internacional y la Santa Alianza

Todo ello se producía en un contexto internacional favorable al absolutismo. Tras la derrota de Napoleón, las potencias absolutistas reunidas en el Congreso de Viena habían restaurado el Antiguo Régimen y a los monarcas absolutistas en toda Europa. Crearon la Santa Alianza, que garantizaba su defensa frente al liberalismo.

Factores Determinantes del Reinado de Fernando VII

El reinado de Fernando VII estuvo determinado por dos factores:

  • La fuerte represión contra los liberales que sufren la muerte y el exilio.
  • La crisis económica provocada por:
    1. La destrucción provocada por la guerra contra los franceses, que deja a España sin infraestructuras de comunicaciones y con una actividad industrial y comercial prácticamente nula.
    2. El inicio de la guerra de emancipación de las colonias americanas, rompe los flujos comerciales con la metrópoli y deja a España sin la principal fuente de ingresos.
    3. Esta situación provoca que la única fuente de obtener ingresos por parte del Estado proceda de los impuestos. La presión fiscal sobre la burguesía y el pueblo aumenta, pero la exención fiscal de la nobleza y el clero, impide que la Hacienda recaude lo suficiente de forma que ésta permanece siempre en difícil situación.

La Oposición Liberal y el Papel del Ejército

En esta situación la burguesía liberal se opondrá al monarca absoluto. Su debilidad y la falta de base social del liberalismo le impedirá acceder al poder a través de revoluciones o levantamientos populares. La única forma que tendrán los liberales de alcanzar el poder será a través del ejército, con pronunciamientos militares.

Todo ello era posible gracias a la democratización del ejército ocurrida tras la guerra de Independencia. Con el fin del conflicto los jefes guerrilleros, muchos de ellos de origen popular o burgués y de ideología liberal, se habían integrado en el ejército, hasta entonces controlado por la nobleza.

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