La Reconquista: El Surgimiento de los Reinos Cristianos en la Península Ibérica

En 711, tras la derrota de Don Rodrigo en la batalla de Guadalete, comenzó la invasión musulmana a la Península Ibérica, que se completó en pocos años. En el norte se formaron núcleos de resistencia que dieron lugar a los reinos cristianos, ligados a familias nobiliarias. En el siglo VIII se distinguen: el Reino Astur-Leones, Navarra, Aragón y los Condados Catalanes. Aragón y Cataluña tuvieron notable influencia carolingia. La consolidación de estos núcleos va unida a la supremacía cultural de la Iglesia y la penetración del románico a través de la ruta jacobea. Nacen dos grandes reinos: Castellano-Leones y Aragonés.

El Reino de Castilla

El primero aparece tras la batalla de Covadonga en 722 y su capital es Oviedo. Se extiende hacia el sur y oeste y con Alfonso III alcanza la línea del Duero. Inicia un proceso de repoblación y aparecen nuevos núcleos defensivos. Al oeste surge el Condado de Castilla, independiente desde el Conde Fernán González. En el siglo XI, Sancho III hace con el dominio de Aragón, Castilla, Navarra y León.

Con Fernando I, el condado pasa a ser reino y se produce el auge del Camino de Santiago. En 1085, Alfonso VI conquista Toledo. Se produce la separación del Reino de León y Castilla. En el siglo XII, los castellanos reanudan las conquistas con Cuenca en 1177. En ese mismo siglo nace el Reino de Portugal, que paraliza la expansión. En 1212, la batalla de Navas de Tolosa, derrota a los almohades y supone un avance decisivo para los reinos cristianos por Fernando III el Santo, y provoca que la España musulmana solo conserve el Reino Nazarí de Granada. Alfonso X conquista el Reino de Murcia y funda las Escuelas de Traductores de Toledo. En 1492 finalmente se logra conquistar Granada, finalizando la Reconquista.

La Corona de Aragón

En el siglo VIII este núcleo estaba dividido en dos espacios. En el siglo X incorporan el Reino de Navarra y en 1035 Ramiro I es el primer rey de Aragón. Los Condados Catalanes eran vasallos del monarca franco. Los reyes aragoneses siguen la conquista hacia el sur y acaban conquistando Zaragoza en 1118 con Alfonso I el Batallador. En el siglo XII se une Cataluña y Aragón con el matrimonio de Ramón Berenguer IV y Petronila. La formación de la Corona de Aragón afronta con más decisión la Reconquista, con el impulso definitivo de Jaime I el Conquistador, que conquista las Islas Baleares iniciada en 1229, el Reino de Valencia iniciada en 1238 y la toma de Valencia en 1245. La firma de los tratados de Tudilén (1151), Cazola (1179) y Almizra (1244) delimita las zonas de conquista de aragoneses y castellanos, que fijaron definitivamente en 1235 en el puerto de Biar. Esto provoca la expansión aragonesa por el Mediterráneo en los siglos XIV y XV que alcanzó un extenso imperio que abarcaba Cerdeña, Sicilia, Nápoles y los ducados de Atenas y Neopatria. Estos últimos fueron ocupados mediante la expedición de los almogávares. Estos territorios se incorporan a la Monarquía Hispánica con el matrimonio de Isabel y Fernando.

El Reino de Navarra

Al comenzar el siglo XI, Sancho III domina Castilla, León y Aragón. Muere y los reinos se reparten entre sus hijos, y Navarra pierde iniciativa reconquistadora, limitada por los reinos de Castilla y Aragón. Navarra se mantendrá aislada y solo intervendrá ocasionalmente en la Reconquista. Tras la derrota del Príncipe de Viana, Navarra vuelve a su autonomía en 1512, que será conquistada por Fernando el Católico e incorporada a la Monarquía Hispánica.

La Conquista del Sur

Una vez consolidados los reinos cristianos, comienza la expansión hacia el sur. En el siglo XI y la primera mitad del XII conquistan el valle del Tajo y el Ebro. En el siglo XI el avance es muy lento por conflictos internos y la política de parias. Los musulmanes llaman a los almorávides, que derrotan a los cristianos en Sagrajas y restablecen la unidad de la España musulmana. En la primera mitad del siglo XII se conquistan los cursos altos del Guadiana, Turia y Júcar. La unión de Aragón y Cataluña permitió la conquista de Lérida y Tortosa. Los conflictos entre los reinos de Castilla y León provocan su separación y Alfonso VIII fue derrotado por los almohades en la batalla de Alarcos (Ciudad Real). En la segunda mitad del siglo XII y el siglo XIII se conquista el valle del Guadalquivir, Murcia, Valencia y Baleares. Tras la batalla de Navas de Tolosa, los castellanos penetran en el valle del Guadalquivir.

La Repoblación

Se denomina repoblación al proceso de ocupación, reparto de tierras y organización de la explotación que se llevó a cabo durante la Reconquista en las tierras arrebatadas a los musulmanes. En las tierras del norte, la repoblación adquirió distintas formas, según las llevaran a cabo familias nobiliarias o campesinos libres.

Repoblación concejil y de órdenes militares

Al sur del río Duero se formó Extremadura, que se convirtió en tierra de libertades para los campesinos que querían escapar de la jurisdicción señorial. En estas tierras se formaron concejos que contaban con extensos alfoces y a los que el rey concedía privilegios por medio de fueros o cartas puebla, que permitían celebrar ferias y mercados y contar con milicias concejiles.

Repoblación del sur

Aquí se formaron grandes latifundios en manos de la nobleza y de la Iglesia. Zonas de Extremadura, Andalucía y Murcia se ocuparon mediante repartimientos, originando un proceso de feudalización.

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