Los Primeros Núcleos de Resistencia en la Península Ibérica
La expansión militar y repoblación dio paso de una sociedad de jefaturas a una sociedad y economía cuyo poder se encontraba en los vínculos de dependencia y en el control de la tierra por la realeza y la nobleza. Se crearon caudillos locales cuyo poder dependía de un séquito adscrito por relaciones personales y por la posesión de pequeñas propiedades en un ámbito donde predominaba la propiedad comunal.
En el siglo VIII-IX se creó el reino independiente de Asturias porque se negó a pagar tributos al Emirato de Córdoba. Pelayo derrotó a los musulmanes en Covadonga en una escaramuza militar, lo que le permitió el prestigio para crear el origen del reino de Asturias. Los sucesores de Pelayo, Alfonso I y Alfonso II, tomaron el título de rey, confirmaron su independencia del Emirato de Córdoba y extendieron sus dominios hacia las tierras de Galicia y hacia el País Vasco.
Para controlar mejor las nuevas tierras, Ordoño II (914) trasladó la capital a León y formó el reino de León, repoblando el territorio con gallegos, cántabros, vascos, astures y mozárabes huidos de Al-Andalus. El conde de Castilla, Fernán González, convirtió sus posesiones en hereditarias, rompiendo su dependencia con el reino de León y aprovechó un momento de debilidad de la monarquía leonesa para conseguir esta independencia.
Carlomagno, emperador franco, quería proteger su imperio de los musulmanes y estableció una franja fuertemente fortificada al sur de los Pirineos (este territorio se conoció como Marca Hispánica), que fue dividida en condados y gobernada por condes dependientes del emperador franco. Hacia el 817, los hispanos de Jaca (Aznar Galíndez) crearon el condado de Aragón y hacia el 830, se expulsó a los gobernadores francos de las tierras navarras (Íñigo Arista), creándose el reino de Pamplona, origen del reino de Navarra.
En las tierras más orientales de la Península Ibérica, hacia el año 897, el conde Wifredo el Velloso (conde de Urgel) convirtió sus cargos en hereditarios y, en el año 987, el conde Borrell II se negó a renovar el juramento de fidelidad al rey franco. A su muerte, el reino se dividió entre sus hijos (concepción patrimonialista): Ramiro I se convirtió en rey de Aragón, Fernando I en rey de Castilla y García Sánchez III en rey de Navarra.
Fernando I unió los reinos de Castilla y León bajo su corona, pero fueron de nuevo divididos a su muerte (1065), aunque su hijo, Alfonso VI, logró una nueva reunificación en 1072. En el año 1137, el matrimonio de Petronila, heredera del reino de Aragón, con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, dio lugar al nacimiento de una nueva institución: la Corona de Aragón, que unió el reino aragonés y los condados catalanes.
Alfonso I (1104-1134), último monarca de Aragón y Navarra, murió sin descendencia y los nobles aragoneses proclamaron rey a su hermano Ramiro, que era eclesiástico. Para tratar de consolidar el reino, el rey Sancho VII dejó Navarra a su sobrino Teobaldo I (1234-1253), que pertenecía a la dinastía francesa de Champaña. En el siglo XIII, los territorios cristianos abarcaban ya toda la península, excepto el reino musulmán de Granada, y presentaban una división política que se mantendría sin cambios hasta el final de la Edad Media: la Corona de Castilla, la Corona de Aragón, el reino de Portugal y el reino de Navarra. En la Corona de Aragón, el poder regio tenía un carácter pactista, es decir, era necesario alcanzar un acuerdo con los poderes…
Las Principales Etapas de la Reconquista
El término Reconquista hace referencia al proceso histórico por el cual los reinos cristianos de la Península Ibérica conquistaron o se expandieron militarmente por las tierras en poder de Al-Andalus.
Muchos historiadores consideran el término Reconquista inexacto, pues los reinos cristianos que reconquistaron el territorio peninsular se constituyeron con posterioridad a la invasión islámica. La expresión responde pues a un intento de legitimación política de estos reinos, que se consideraban herederos de la tradición cristiana de la monarquía visigoda.
Hay que comprender el proceso de expansión o conquista militar en relación con otros procesos que se dan en la Península Ibérica entre los siglos X y XIII:
- El reino astur-leonés (con los monarcas Alfonso III y Ordoño II) se expandió por el valle del Duero (zona despoblada que servía de frontera entre musulmanes y cristianos) y por la zona este castellana (Burgos, Rioja).
- El reino de Pamplona se expandió hacia el sur a partir del siglo X y se transformó en el reino de Navarra con Sancho III, que consiguió controlar gran parte de los territorios cristianos peninsulares. Su herencia significó la creación de los reinos de Castilla y de Aragón.
- Los reinos cristianos impusieron a los reinos taifas, por su debilidad, tributos anuales o parias. El cobro de las parias dio a los reinos cristianos la posibilidad de mejorar sus ejércitos y sus castillos.
- Fernando I (1035-1065) conquistó varias villas del norte de Portugal y consolidó el territorio entre el río Duero y el Sistema Central.
- Avances del reino de Aragón por el valle medio del Ebro: Zaragoza (1118), Calatayud.
- Avances de la Corona de Aragón por el bajo valle del Ebro (Lérida y Tortosa, 1149).
- Descomposición interna del Imperio almohade (batalla de las Navas de Tolosa, 1212) y formación de los terceros reinos de taifa.
- Configuración definitiva del mapa político de la Edad Media en la Península Ibérica: reino de Portugal, Corona de Castilla, reino de Navarra, Corona de Aragón y el musulmán reino de Granada.
Las dos entidades políticas más importantes en la Península Ibérica eran la Corona de Castilla y la Corona de Aragón, que se reparten los territorios peninsulares por los que se expanden militarmente. A finales del siglo XIII se configuró el futuro de la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo, rivalizando con Francia, y de la Corona de Castilla por el norte de África, rivalizando con Portugal.