La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)

La pervivencia del sistema

La regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902). La prematura muerte de Alfonso XII en 1885 abrió el período de la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902) hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Tras la muerte del rey, Cánovas y Sagasta reafirmaron en el denominado Pacto del Pardo (1885) el funcionamiento del sistema de turno. En el denominado ‘gobierno largo’ de Sagasta (1885-1890) se aprobaron diversas medidas de reforma política: 1887 Libertades de cátedra, asociación y prensa, suprimiendo la censura, 1890 Sufragio universal masculino. Sin embargo, el sistema de turno siguió basándose en la adulteración sistemática de las elecciones, aunque el sufragio universal permitió que los republicanos obtuvieran un puñado de diputados en las ciudades, donde no funcionaba el caciquismo. El sistema político creado por Cánovas del Castillo basado en el turnismo generó una considerable oposición de todos los grupos y partidos dejados de lado. Varios grupos políticos, sociales e ideológicos se opusieron con escaso éxito hasta 1923 al régimen de la Restauración. Junto a los grupos políticos habría que destacar la oposición intelectual compuesta por pensadores, profesores universitarios o novelistas contrarios a un sistema que impedía la modernización del país y la aproximación a la Europa avanzada. Junto al carlismo, ya residual, destaca el republicanismo. Aunque estos últimos estuvieron bastante desorganizados y no será hasta el reinado de Alfonso XIII cuando vuelvan a estar activos en política, especialmente con el Partido Radical de Alejandro Lerroux.

El movimiento obrero

Se convirtió en una fuerza política y social nada desdeñable. Los anarquistas con la Confederación Nacional del Trabajo, la CNT, el mayor sindicato español con gran fuerza entre los obreros agrícolas andaluces y los obreros industriales catalanes. Los socialistas fundaron, en 1879 en Madrid el Partido Socialista Obrero España, PSOE, con Pablo Iglesias como principal figura. En 1888, el PSOE celebró su primer congreso y se fundó la Unión General de Trabajadores, la UGT, sindicato socialista.

El nacionalismo incipiente

Cabe mencionar los casos catalán y vasco. El catalán, con Valentí Almirall que creó el Centre Catalá y Enric Prat de la Riba que fundó la Unió Catalanista, configuraron una ideología reflejada en las Bases de Manresa, alejada del separatismo y centrada en la defensa de los intereses económicos de los industriales catalanes, con una política comercial proteccionista. En el caso vasco, Sabino Arana creó el Partido Nacionalista Vasco, que reclama un estado independiente con marcado radicalismo español, exaltación racista de la etnia vasca e integrismo religioso católico.

La crisis del 98

El mayor problema de la Regencia de María Cristina fue sin duda la crisis del 98, la guerra de Cuba. La guerra del 98 no es sino el final de una serie de levantamientos. En sus raíces estaba la negativa a conceder ningún tipo de autonomía por parte de las élites políticas y económicas, temerosas de perder el monopolio económico cubano, y descontentas por la tardía abolición del esclavismo. A esto hay que añadir los intereses económicos de EE.UU. (exportación de más del 90% del azúcar y el tabaco), más destacados que los propios españoles, lo que favoreció la intromisión estadounidense en los asuntos cubanos y su apoyo a los independentistas. La guerra estalló en 1895 (Grito de Baire) liderada por José Martí y Máximo Gómez al frente del Partido Revolucionario Cubano (paralelamente estalló en Filipinas otra revuelta en 1896 duramente reprimida). La dura represión iniciada por Weyler provocó su cese y la concesión de una amplia autonomía para Cuba y Puerto Rico en 1898. Fue demasiado tarde. La voladura del Maine en 1898 provocó la entrada de EE.UU en la guerra y la consiguiente derrota española (batallas navales de Cavite en Manila y Santiago de Cuba). El 10 de diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París por el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía a EE.UU. Puerto Rico, Filipinas y Guam, vendiendo posteriormente a Alemania las Carolinas, las Marianas y Palaos. España pierde así las últimas colonias de su antaño inmenso imperio.

Conclusion

En conclusión podemos decir que la Restauración fue un sistema con luces y sombras. Entre sus logros podemos destacar la estabilidad política y la larga vigencia de la Constitución de 1876, el fin de los conflictos bélicos así como cierta prosperidad económica. Mientras que entre sus defectos se encontraría un sistema bipartidista que excluye a las demás fuerzas políticas y a la propia democracia, basado en la corrupción, el fraude electoral permanente, el caciquismo y muy especialmente la marginación de la mayor parte de la población de la vida política del país, un país que entrará en grave crisis a raíz del Desastre del 98.

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