Regencias y problema carlista:
Con el triunfo del Estado Liberal surgieron las diferencias entre los moderados y progresistas. Los moderados defendían la soberanía compartida entre las Cortes y el rey, Cortes bicamerales, una organización administrativa uniforme y centralizada y un sufragio censitario. Los progresistas, partidarios de un liberalismo más amplio, defendían la soberanía nacional, el establecimiento de limitaciones etc.
Los comienzos moderados de la revolución liberal:
Al frente del gobierno seguía Cae Bermúdez. Aparece Martínez de la Rosa para formar gobierno durante el Trienio. Este buscó una fórmula de equilibrio entre las tendencias pero el resultado fue la aprobación del Estatuto Real que era una carta otorgada. Para la elección del Estamento de Procuradores se aprobó una ley electoral con sufragio restringido. De la Rosa dimitió siendo sustituido por el conde Toreno. La regente llamó a Mendizábal, un liberal progresista.
La fase progresista de la revolución liberal (1835-1837):
Mendizábal contó con una hacienda casi sin fondos y ante una guerra que necesitaba un giro a favor de los isabelinos. Amplió el alistamiento de hombres para el ejército y se aprobó la desamortización de los bienes del clero regular. Mendizábal dimitió y el regente encargó a Isturiz formar gobierno pero este no contaba con el apoyo del Estamento de Procuradores. Poco después se consiguió el motín de los sargentos de la granja, que obligó a la regente a restablecer la constitución y formar gobierno con José María Calatrava al frente y Mendizábal en hacienda. El programa del gobierno consistió en acabar con el Antiguo Régimen e implantar un régimen liberal con una monarquía constitucional. Esto culminó con la promulgación de la Constitución de 1837.
El problema carlista y la primera guerra (1833-1839):
En 1833 murió Fernando VII. Su hermano Carlos María Isidro, reclama el trono a través del Manifiesto de Abrantes. Esto se convierte en una guerra dinástica entre los que quieren el Antiguo Régimen (carlistas) y los que prefieren el Estado Liberal (isabelinos). Los carlistas defendían el absolutismo monárquico, la religión y los fueros. Los partidarios eran el ejército, el clero regular y la nobleza.
La regencia de Espartero (1840-1842):
Proclamado regente por las Cortes en 1842 se intenta poner fin a esta regencia mediante el nombramiento realizado por aliados de María Cristina, pero este intento es fallido. Destacan unos sucesos en Barcelona: se forma una junta en contra, una negociación a la cual Espartero responde con un bombardeo. Con esto el partido progresista sigue dividido en en camarilla militar y el sector progresista de la cámara. Poco después Isabel II es nombrada reina por las Cortes.
La década Moderada (1844-1854):
Encontramos 16 gobiernos y aunque es símbolo de inestabilidad, Narvaez es el liberal moderado que preside en la época. El primer gobierno sería el de González Bravo que puso en vigor la ley de los ayuntamientos, suprimió la Milicia Nacional y creó la Guardia Civil. Con Narvaez al frente se celebraron elecciones para formar una asamblea constitucional, triunfando los moderados. Narvaez redactaría la constitución de 1845 donde se defendió un Estado centralizado y uniforme.
El desarrollo político de la época:
En el matrimonio de la reina Isabel II debido a que Francia y Inglaterra limitaron los candidatos al ámbito familiar, se casó con su primo Francisco de Asís, siendo el otro rechazado Carlos VI. En la segunda guerra carlista como los carlistas confiaron en que se casara con Carlos VI estalló la segunda guerra carlista (1846-1849) con centro en Cataluña. Novedades del gobierno de Bravo Murillo: después de Narvaez le siguió Bravo Murillo el cual firmó el Concordato con la Santa Sede, donde el papa reconocía a Isabel II como reina y aceptaba la pérdida de los bienes vendidos. La crisis política: donde la división interna en el gobierno de Murillo hizo que le sucedieran dos gobiernos cortos y el de Sartorís y un grupo de militares se pronunció contra el gobierno la «Vicalvorada»