La Restauración Borbónica: Alfonso XII, el Sistema Canovista y la Constitución de 1876

El Reinado de Alfonso XII: El Sistema Canovista y la Constitución de 1876

Definición

Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885), el sistema político recibe el nombre de sistema canovista, ya que el político Antonio Cánovas del Castillo fue su principal figura e inspirador. Cánovas pretendía solucionar los problemas de los periodos anteriores mediante este sistema, que se plasma en la Constitución de 1876, pero sobre todo mediante su funcionamiento, que se caracteriza por el bipartidismo, el turno pacífico y el control de la población y el voto.

Causas y Objetivos

El nuevo régimen se planteó la necesidad de superar problemas anteriores, tales como:

  • La inestabilidad política
  • El radicalismo
  • Los pronunciamientos militares
  • El control del movimiento obrero surgido en los años anteriores.

Para esto, se buscó un sistema político que cumpliera con los siguientes objetivos:

  • Que fuera compartido por todos los sectores burgueses, de forma que ningún grupo se viera obligado a recurrir al pronunciamiento militar o a la movilización popular para acceder al poder.
  • Que el nuevo jefe de Estado aceptara un papel de árbitro y no eligiera siempre a los mismos, obligando a los otros a pronunciarse para poder gobernar, como había ocurrido con Isabel II.
  • La exclusión de las clases bajas de la vida política, dado que, según Cánovas, habían sido las protagonistas del desorden del Sexenio.

Desarrollo

Los Inicios del Reinado de Alfonso XII

Inspirado por Cánovas, en los últimos momentos de la Dictadura del General Serrano, Alfonso XII, desde su exilio en Gran Bretaña, presentó un documento llamado Manifiesto de Sandhurst, en el que se propuso como un rey legítimo, patriota, católico y liberal, que defendería una monarquía constitucional. Tras el pronunciamiento del general Martínez Campos a favor de la Restauración borbónica, Cánovas formó un ministerio-regencia, y Alfonso XII se presentó en Madrid.

El nuevo ministerio puso fin a las guerras Carlista (1876) y de Cuba (Convenio de Zanjón, 1878) y revisó muchos aspectos de las políticas del Sexenio. Así, restableció el matrimonio canónico (por la Iglesia), limitó la libertad de prensa, aprobó una Ley Electoral que establecía el voto censitario (limitado a los mayores contribuyentes y a las personas con estudios universitarios, en total, poco más del 5% de la población) y prohibió a los profesores universitarios que explicaran doctrinas contrarias al dogma católico o a la monarquía. En respuesta a esto, muchos profesores abandonaron la universidad y crearon la Institución Libre de Enseñanza.

La Constitución de 1876

El régimen de la Restauración se dotó de una nueva constitución que, en lo fundamental, es heredera de la moderada de 1845. Se reunieron unas Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal, pero con mayoría canovista. En ellas se debatió y aprobó un anteproyecto redactado por Alonso Martínez, aunque su verdadero inspirador fue el propio Cánovas del Castillo. Esta Constitución, vigente hasta 1923, ha sido la que más tiempo ha estado en vigor en la historia de España. Sus principales características fueron:

  • Soberanía compartida entre las Cortes y el Rey: Lo que significaba la negación de la idea de soberanía nacional.
  • Cortes Bicamerales: Congreso (elegido) y Senado (en el que se representan las clases poderosas del país). La mitad de los senadores eran elegidos por sufragio censitario de los mayores contribuyentes, y la otra mitad estaba compuesta por senadores “de derecho propio” (Grandes de España y jerarquías eclesiásticas y militares) y senadores “vitalicios” (nombrados por el rey).
  • Fortalecimiento del poder de la Corona, que se constituyó como eje del Estado: poder ejecutivo (designación de los ministros y mando directo del ejército), poder legislativo (compartido con las Cortes) y derecho de veto absoluto sobre las leyes aprobadas por las Cortes. Además, el rey tenía el poder de convocar, suspender o disolver las Cortes.
  • Reconocimiento teórico de derechos y libertades, que en la práctica fueron limitados o aplazados durante los gobiernos de Cánovas.
  • No se especificaba el tipo de sufragio para elegir el Congreso. En 1878, bajo el gobierno del Partido Conservador de Cánovas, se aprobó una ley que establecía el sufragio censitario.
  • Confesionalidad del Estado: La religión católica fue declarada religión oficial del Estado, pero con tolerancia al permitir el ejercicio privado de otras religiones.

Funcionamiento del Sistema Canovista

1. Bipartidismo y Turno

Cánovas diseñó un sistema basado en el turno pacífico de dos partidos en el poder:

  • El Partido Conservador, dirigido por el propio Cánovas del Castillo y heredero del moderantismo.
  • El Partido Liberal, liderado por Sagasta, al que se unirían progresistas y demócratas del Sexenio.

El sistema de turno tuvo la gran virtud de garantizar la alternancia pacífica en el poder, poniendo fin, durante un largo periodo, al intervencionismo militar y a los pronunciamientos. Sin embargo, el turno fue un montaje, destinado a mantener apartados del poder a las fuerzas que quedaban fuera del estrecho sistema diseñado por Cánovas: las fuerzas de izquierda, el movimiento obrero, los regionalismos y nacionalismos. El turno en el poder no era la expresión de la voluntad de los electores, sino que los dirigentes de los partidos lo acordaban y pactaban previamente. Una vez acordada la alternancia, se producía el siguiente mecanismo: el Rey nombraba un nuevo Jefe de Gobierno y le otorgaba el decreto de disolución de Cortes. El nuevo gobierno convocaba unas elecciones completamente adulteradas y “fabricaba” los resultados mediante el “encasillado” (la asignación previa de escaños, en la que se dejaba un número suficiente a la oposición). Este sistema de adulteración electoral no fue único de la España de la época; el transformismo en Italia y el rotativismo en Portugal fueron sistemas similares.

2. El Caciquismo

El fraude electoral generalizado que caracterizó el sistema del turno tuvo lugar en el contexto de un país agrario y atrasado. Los caciques eran personajes ricos e influyentes en la España rural (terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes…), quienes, siguiendo las instrucciones del Gobernador Civil de cada provincia, amañaban las elecciones. Los gobernadores habían sido, a su vez, informados por el ministro de Gobernación de los resultados que “debían” salir en sus provincias, siguiendo el “encasillado” (la asignación previa acordada por los dirigentes políticos de Madrid). La clave de la adulteración electoral estaba en los “caciques”, que eran los encargados de llevar a la práctica los resultados electorales acordados por las élites de los partidos. El cacique se convertía en un intermediario entre la administración y la comunidad, haciendo un uso ilegal de sus influencias: cambiaba votos por favores. De este modo, compensaba el apoyo electoral con la entrega de cargos, recomendaciones y obras públicas en la comarca. Protegían y defendían a sus “clientes electorales”, es decir, a sus votantes, que sabían lo que tenían que hacer para que el cacique estuviera contento. Los métodos desplegados por los caciques durante las elecciones fueron muy variados: violencia y amenazas; cambio de votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos, saldo de préstamos, agilizar expedientes que se eternizaban en las oficinas estatales…); o, simplemente, trampas en las elecciones (el conocido popularmente como “pucherazo”).

Consecuencias

Pacto del Pardo y Regencia de María Cristina

Alfonso XII muere en 1885 sin descendencia masculina y con su esposa María Cristina embarazada. Cánovas y Sagasta acuerdan, mediante lo que se ha conocido como Pacto del Pardo, continuar turnándose pacíficamente en el poder y aceptar a María Cristina como regente. Meses después, el nacimiento de un varón hace que este sea proclamado heredero, y María Cristina continúa como regente hasta que, en 1902, es proclamado rey como Alfonso XIII.

Aparente Estabilidad

El falseamiento político permanente produjo una aparente estabilidad.

No Integración de Nuevas Fuerzas Políticas y Sociales

El sistema canovista, por sus métodos, no permitió la integración de las nuevas fuerzas políticas y sociales (obreros, nacionalistas, clases medias democráticas), que se vieron obligadas a pasar a la oposición.

El Sistema Canovista Favoreció a los Sectores Más Conservadores del País

Grandes propietarios, jefes militares y alto clero formaron lo que, a partir de aquí, denominaremos como oligarquía financiera y terrateniente, que veían en la monarquía borbónica la mejor garantía para sus intereses.

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