La Restauración Borbónica en España (1874-1902): Política, Sociedad y Oposición

La Restauración Borbónica en España (1874-1902)

El Sistema Político Canovista y la Constitución de 1876

Tras la disolución de las Cortes por el general Pavía, se abre un periodo de regencia por parte del general Serrano, durante el cual Antonio Cánovas del Castillo tratará de crear un clima favorable al retorno de los Borbones en la figura de Alfonso XII. Para ello consigue que Isabel II abdique en su hijo y proclama el Manifiesto de Sandhurst (escrito por Cánovas), donde presenta a la monarquía como única solución a los problemas del Sexenio Democrático. El pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto precipitará la llegada del rey.

A pesar de no tener el tiempo suficiente para crear una mayoría social afín a las ideas de su partido alfonsino, Cánovas conseguirá que Serrano dimita y, tras la llegada de Alfonso XII, este le confirme como jefe del Gobierno tras un breve periodo de Gabinete-Regencia.

Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885), Cánovas creará un sistema monárquico liberal y parlamentario, aunque no democrático, que traerá estabilidad a España durante casi 40 años. Los objetivos de Cánovas durante esta Restauración serán:

  • Pacificar el país: Consiguiendo la paz con Cuba (Paz de Zanjón, 1878), que mantenía un conflicto armado por su independencia, y venciendo en la Tercera Guerra Carlista (1876). Conseguirá que la imagen de rey-soldado de Alfonso XII devuelva al Ejército a los cuarteles, evitando los habituales pronunciamientos vistos en el siglo XIX.
  • Establecer el Bipartidismo: Inspirado en el sistema parlamentario inglés de los whigs y los tories, alternando en el poder a dos partidos, el Partido Conservador (liderado por Cánovas) y el Partido Liberal (liderado por Práxedes Mateo Sagasta), que consoliden la figura del Rey y las Cortes como instituciones fundamentales. Alternándose con los liberales, conseguirá que estos eviten el pronunciamiento como forma de llegar al poder.
    • El Partido Conservador de Cánovas lo forman antiguos moderados, unionistas y miembros de la Unión Católica. Socialmente lo apoyarán la burguesía latifundista y financiera, junto con el clero y la aristocracia.
    • Por otro lado, el Partido Liberal de Sagasta tendrá a progresistas, demócratas y republicanos moderados, apoyados por funcionarios, profesiones liberales y la pequeña burguesía comercial e industrial.
  • Implementar el Turno Pacífico: Para poder turnarse en el gobierno, recurrirán al fraude electoral. Se disolvían las Cortes y se convocaban elecciones, las cuales se amañaban desde el Ministerio de la Gobernación, que creaba el encasillado (la lista de diputados que debían salir elegidos en cada provincia), con la ayuda de los gobernadores civiles. Una vez que esa lista electoral «ganaba» las elecciones, el rey les pedía formar Gobierno. Los votos se imponían por presión o amenazas por parte de los caciques locales, se compraban o se manipulaba el censo, creando un sistema de fraude conocido como el pucherazo.
  • Crear un marco legal con la Constitución de 1876: Necesaria para darle estabilidad jurídica al régimen de la Restauración. Será una mezcla entre la Constitución de 1845 y la Constitución de 1869, pero predominantemente conservadora. Establecerá el sufragio universal masculino (aunque sin validez real debido al pucherazo). No hay una estricta división de poderes:
    • El poder legislativo será bicameral (Congreso y Senado) y compartido entre el Rey y las Cortes. El Congreso será escogido por sufragio y el Senado estará conformado en parte por designación real y en parte por corporaciones y grandes contribuyentes.
    • El poder ejecutivo lo ostenta el rey, que escoge al jefe del Gobierno y posee amplios poderes, como un veto por legislatura, disolver y convocar Cortes, aprobar leyes o ser el jefe supremo del Ejército.
    • El poder judicial residirá en los tribunales, como en 1869.
    • En cuanto al credo, la religión oficial será la católica, permitiéndose otros cultos de forma no pública.

Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885), gobernó mayoritariamente el Partido Conservador de Cánovas, excepto entre 1881-1884, cuando gobernó Sagasta. En estos gobiernos conservadores se restituirá el Concordato con el Vaticano (devolviendo pocas tierras expropiadas y financiando a la Iglesia), se destituirá a alcaldes y gobernadores civiles no afines a la Restauración para facilitar las prácticas fraudulentas del pucherazo, volverán militares depuestos durante el Sexenio, se creará la ley electoral y la ley de imprenta (eliminando periódicos no afines), se quitará la libertad de cátedra y se limitarán las asociaciones obreras por el creciente movimiento proletario. Se suspenderán los matrimonios civiles aprobados durante el Sexenio.

En 1885, tras la muerte de Alfonso XII, su esposa, María Cristina de Habsburgo, ejercerá la regencia. Durante esta etapa, tras el Pacto del Pardo, continuará el sistema canovista (pactismo), que, una vez asentado, verá crecer la corrupción y los fraudes. Durante esta regencia, el Partido Liberal podrá proponer nuevas leyes, como el Código de Comercio (1885), la Ley de Asociaciones (1887), la Ley de Jurados (1888), el Código Civil (1889) y la Ley de Sufragio Universal masculino (1890).

En 1895 se iniciará una nueva guerra en Cuba tras no aprobarse su Estatuto de Autonomía, conflicto que acabará con la independencia de las últimas colonias españolas en 1898.

Oposición Política, Nacionalismos y Movimiento Obrero

La Restauración Borbónica fue un sistema monárquico liberal y parlamentario, no democrático, que trajo estabilidad al Estado durante casi 40 años. Se apoyó en la figura del rey-soldado, la Constitución de 1876 y el turno y pacto de los partidos Conservador (liderado por Cánovas) y Liberal (liderado por Sagasta), en el contexto del pucherazo. Este sistema actuó bajo el gobierno de Alfonso XII y, tras su muerte, durante la regencia de María Cristina, consolidándose tras la firma del Pacto del Pardo y enfrentándose a problemas como la crisis de 1898 o la muerte de Cánovas (1897).

Este régimen excluía al resto de fuerzas y organizaciones políticas que, a pesar de la creciente corrupción del sistema, tenían dificultades para integrarse en él debido a la escasa implicación de la sociedad.

Fuerzas de Oposición al Turnismo

Republicanos

Movimiento muy fragmentado:

  • El grupo de Emilio Castelar y los posibilistas colaboraban con el turnismo y el Partido Liberal de Sagasta.
  • Otros, como Manuel Ruiz Zorrilla, abogaban por acciones violentas y armadas (pronunciamientos).
  • El resto se dividía entre los que querían una república unitaria (Nicolás Salmerón) y los que buscaban una República federal (Pi i Margall).
Carlistas

También divididos tras la derrota en la Tercera Guerra Carlista (1876):

  • Un sector colaboracionista con el turnismo, liderado por Vázquez de Mella, quería crear un partido dentro de la legalidad para concurrir a las elecciones.
  • Otro sector, con Ramón Nocedal a la cabeza, luchaba contra el régimen (integrismo).

Nacionalismos y Regionalismos

Se generaron movimientos nacionalistas y regionalistas que buscaban, en algunos casos, la independencia y, en otros, una mayor descentralización política. Se apoyaron en la creación y consolidación de instituciones propias que facilitaran una mayor autonomía frente al centralismo del turnismo.

Nacionalismo Catalán

Tiene su origen en las reivindicaciones culturales y literarias de la Renaixença. Esto dio pie a la creación del Centre Català (1882), que pedirá mayor autonomía política con el republicano federal Valentí Almirall al frente. Estas peticiones se plasmarán en las Bases de Manresa (1892), un proyecto de Estatuto de Autonomía impulsado desde la Unió Catalanista (1891). En 1901 se fundará la Lliga Regionalista, con Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó a la cabeza. Era un partido burgués de corte conservador, apoyado por clases medias y altas de la industria y la banca, que deseaba una autonomía catalana, convirtiéndose en el principal partido catalán en el primer tercio del siglo XX.

Nacionalismo Vasco

Sobre la base del antiguo carlismo, este movimiento pidió la restauración de los Fueros (abolidos definitivamente tras la Tercera Guerra Carlista). Criticó la industrialización, la inmigración («maketos»), el capitalismo y el liberalismo, basándose en el tradicionalismo, el catolicismo y la idealización de la sociedad rural tradicional. El Partido Nacionalista Vasco (PNV), fundado por Sabino Arana en 1895, será el partido que encabezará esta ideología. Durante el siglo XX, el PNV irá variando desde el independentismo inicial hacia posturas autonomistas dentro de España.

Regionalismo Gallego

De menor implantación social que los nacionalismos catalán y vasco, este regionalismo nace a partir de un movimiento cultural llamado O Rexurdimento. Manuel Murguía será el líder político que buscará durante el Turnismo la creación de un movimiento político, que se plasmará en la Asociación Regionalista Gallega.

En lugares como Andalucía o Valencia también surgirán regionalismos de este tipo, aunque con menor fuerza política inicial.

El Movimiento Obrero y Campesino

La llegada de las ideas marxistas y anarquistas desde diversos puntos de Europa tuvo un reflejo en la España de la época. En un principio, algunas iniciativas nacerán dentro del seno de la fe católica, como el Círculo Católico de Obreros (1879).

Desde el inicio del reinado de Alfonso XII (1875) y hasta el gobierno de Sagasta durante la regencia de María Cristina, las organizaciones obreras estuvieron prohibidas e ilegalizadas. Sin embargo, en 1887, con la aprobación de la Ley de Asociaciones, estos grupos serán permitidos y legalizados.

Ideológicamente, tanto el movimiento obrero como el campesino se dividirán en dos corrientes principales:

Anarquismo

Tendrá su matriz en la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Será predominante en las zonas rurales, especialmente en Andalucía, y también en las antiguas regiones de la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña y Valencia). Su gran fragmentación interna y el uso de la «propaganda por el hecho» (lucha armada, atentados) por parte de algunos sectores para reivindicar sus ideas, junto con el activismo sindical, hará que sean reprimidas con dureza. Algunos actos violentos, especialmente en Andalucía, se atribuyeron a la misteriosa organización Mano Negra, lo que sirvió de pretexto para una mayor represión.

Socialismo

Crecerá en el entorno de los obreros urbanos, especialmente tipógrafos. Junto con otros trabajadores, fundarán en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), presidido por Pablo Iglesias. Posteriormente, en 1888, crearán el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT). Sus reivindicaciones se centraban en mejorar las condiciones de vida y laborales de los obreros, utilizando instrumentos como la huelga, la negociación colectiva y las peticiones al poder político. Tuvieron en un principio menor implantación territorial que el anarquismo, pero fueron ganando importancia progresivamente en los entornos urbanos e industriales.

Durante gran parte de este periodo, las acciones sindicales como la huelga fueron consideradas delitos y reprimidas, situación que comenzaría a cambiar lentamente a inicios del siglo XX.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *