La Restauración Borbónica: Un Nuevo Orden Político
La Restauración se inició en 1874, marcando una nueva etapa en la historia de España donde se consolidó el sistema político del liberalismo moderado. Este periodo se caracterizó por el restablecimiento de la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII, pero también por el retorno al poder del liberalismo moderado tras el fracaso del sistema democrático. Contó con el apoyo de la burguesía, que buscaba orden, y del ejército, que se enfrentaba a la Guerra de Cuba y a la Guerra Carlista en el norte.
El Ascenso de Cánovas del Castillo
Tras el golpe de estado del general Pavía, el ejército se quedó con el poder, con Serrano al frente. Durante estos meses, Cánovas del Castillo logró extender el alfonsismo entre amplias capas de la burguesía y el ejército. En 1874, se publicó el Manifiesto de Sandhurst, firmado por el príncipe Alfonso y redactado por Cánovas, quien se convirtió en el artífice de la Restauración. En este manifiesto, el príncipe Alfonso se postulaba como la única solución a los graves problemas que sufría el país.
El Reinado de Alfonso XII y la Consolidación del Sistema
En diciembre de 1874, el general Martínez Campos proclamó en Sagunto rey a Alfonso XII, en contra de los deseos de Cánovas. Inmediatamente, Cánovas se convirtió en presidente del gobierno y tomó una serie de medidas para acabar con las guerras carlistas y la de Cuba. Con esta última, consiguió firmar la Paz de Zanjón en 1878, en la que se hicieron promesas a los cubanos que nunca fueron cumplidas. Buscó el apoyo de la iglesia y suspendió los periódicos de la oposición, creando tribunales especiales para los delitos de imprenta. Consiguió un ejército amigo poniendo al rey a su frente, con lo que el ejército quedó apartado de la vida política. En 1875 se produjo la entrada triunfal de Alfonso XII en Madrid.
La Teoría de la Constitución Interna de Cánovas
Aunque en las Cortes de la Constitución de 1869, Cánovas se definió a sí mismo como un doctrinario enemigo del sufragio universal y la soberanía nacional, ahora abandonó su postura doctrinaria para crear un sistema flexible que diera solidez a la institución monárquica, tratando de acabar para siempre con las constantes de partido, con los pronunciamientos y con la guerra civil. Así, Cánovas formuló su teoría de la constitución interna, como un conjunto de principios que han sido consagrados a lo largo de la historia y que están por encima de una decisión popular mayoritaria, por eso estaba en contra de la soberanía nacional.
Los Tres Elementos de la Constitución Interna
Los tres elementos de esta constitución interna son: la monarquía, las cortes y la constitución. La monarquía es una institución vigente a lo largo de la historia de España y no es cuestionable. Según Cánovas, la soberanía real y la soberanía nacional son una misma cosa, ya que históricamente la extensión de la soberanía nacional ha sido la monarquía hereditaria. Las cortes son otra institución permanente a lo largo de la historia y, junto con la monarquía, son el pilar básico de la nación.
Cánovas pensaba que era necesaria la existencia de una norma escrita (constitución) que articulara los diferentes ámbitos de la vida nacional (hacienda, educación…). Esta norma escrita, para ser permanente, debe ser flexible, para que pueda permitir diversas interpretaciones y que al producirse el relevo en el ejercicio del poder no haya necesidad de cambiar el texto constitucional, lo que ha sido una de las causas de la inestabilidad del liberalismo español. Las cortes constituyentes fueron convocadas por sufragio universal, porque la legalidad vigente era la constitución de 1869 y Cánovas no quería salirse de la ley, pero con un voto captado previamente.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876 era una constitución muy breve, en la que se establecía un férreo centralismo y, por último, estaba llena de ambigüedades y excepciones, por eso podía ser tan flexible. No establecía el modelo de sufragio, solo remitía a la ley electoral, de tal manera que en 1878 se censó el sufragio, mientras que en 1890 el sufragio fue universal.
El Sistema Bipartidista y el Turnismo
El sistema se sustentó en la existencia de dos partidos, así nació el bipartidismo, que se basaba en la existencia de dos partidos oficiales, dinásticos, que aceptaban la constitución. No eran partidos de masas, sino partidos de minorías. Estos dos partidos eran el Partido Conservador, constituido por los antiguos moderados y unionistas, que representaban a la alta burguesía terrateniente, al alto funcionariado y a la nobleza, liderado por Cánovas; y el Partido Liberal, que estaba formado por antiguos progresistas y demócratas, que representaban a la burguesía urbana. Cánovas le ofreció la presidencia a Sagasta, quien aceptó con la condición de que cuando llegase al poder aprobaría el sufragio universal. Con este partido se consiguió que la oposición dejara de ser revolucionaria y se convirtiera en una oposición legal.
El sistema funcionaba a través del sistema del turnismo o turno legal de partidos. Cuando un partido consideraba que estaba agotado, cedía el poder a otro. El nuevo gobierno disolvía las cámaras y convocaba elecciones que siempre ganaban gracias al fraude, a la corrupción y a un complejo sistema sociopolítico denominado caciquismo. Las técnicas fraudulentas se basaban en el pucherazo, que era el cambio de urnas, y el encasillado. Con esto se fabricaban las mayorías y minorías.
El Caciquismo
El caciquismo era un sistema sociopolítico que era usado con fines políticos por los políticos de la Restauración. Consistía en el control del poder en determinadas zonas por personas de gran influencia y prestigio social. Era un residuo de las antiguas relaciones señoriales, y suponía la dependencia personal y el dominio del cacique sobre los campesinos como un auténtico señor de vidas y haciendas.
Centralismo y Fin de los Fueros Vascos
El sistema político de la Restauración era moderadamente centralista. Algunos ejemplos de este centralismo eran el control de los ayuntamientos, el establecimiento de la censura política y religiosa, y, por último, en 1876, el fin de la guerra carlista, que supuso el fin de los fueros vascos, aunque se le dieron una serie de beneficios económicos a los habitantes del País Vasco.
El Pacto del Pardo y la Regencia de María Cristina
En 1885 murió Alfonso XII. A la muerte del rey, Cánovas y Sagasta firmaron el Pacto del Pardo, en el que acordaron mantener el sistema de turno y mantener la regencia de María Cristina. Así comenzó su regencia en 1885.
La Apertura Liberal de Sagasta
El partido de Sagasta, en el turno liberal, en 1881 estableció la libertad de expresión y reunión. Con ello salieron a la luz los partidos republicanos, demócratas y el movimiento obrero, que hasta entonces eran ilegales. En 1883 se aprobó la ley de prensa, que eliminó la censura. En 1887, se aprobó la ley sindical que permitió la creación de sindicatos. En 1890 se estableció el sufragio universal. Este conjunto de leyes provocó una cierta democratización del régimen y permitió que saliera a la luz la oposición social, republicana y los movimientos obreros.
La Oposición al Sistema: Republicanos, Socialistas y Anarquistas
Los republicanos se dividieron en tres partidos: el republicano posibilista, cuyo líder era Castelar y defendía una democracia conservadora (orden social y centralismo); el republicano federal, liderado por Pi y Margall; y el republicano progresista demócrata, liderado por Ruiz Zorrilla. Estos tres partidos consiguieron en 1893 formar una coalición y se fundó la Unión Republicana, la cual, por sus diferencias internas, acabó en 1895.
Los socialistas se caracterizaron principalmente por su rigidez ideológica y su disciplina táctica. En 1879 se fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con carácter marxista y como un partido de clases. En 1888 se fundó la UGT, sindicato socialista. El padre del socialismo español es Pablo Iglesias.
A partir de 1875, el movimiento obrero cayó en la clandestinidad. La Restauración nunca elaboró una legislación social y apartó a las nuevas fuerzas sociales y políticas que crecieron al amparo de la Internacional.
El anarquismo tiene tres áreas fundamentales: Barcelona, Zaragoza y la Baja Andalucía. En 1881 se fundó la Federación de Trabajadores de la Región Española, que se dividió entre Madrid y Barcelona, que optaron por la resistencia pacífica; mientras que en la Baja Andalucía apareció la Mano Negra, la cual provocó terrorismo.
Los Nacionalismos Periféricos
Los nacionalismos periféricos surgieron debido a la realidad española: las comarcas mal comunicadas, los localismos, la falta de una burguesía nacional y el espíritu romántico.
Nació el catalanismo, cuyo origen se encuentra en la defensa del proteccionismo económico y en la Renaixença. Así nació el nacionalismo político. Este era federal, burgués, europeo y regeneracionista. En 1892 redactaron un proyecto de constitución federal catalana, las Bases de Manresa. Sobre esta, se fundó la Lliga Regionalista, la cual entró en la política nacional en 1898 por la pérdida de las colonias, ya que culparon de todo al gobierno de Madrid.
Por otra parte, el País Vasco pretendía recuperar sus fueros. En estas circunstancias, Sabino Arana, padre de la patria vasca, separó la cultura del País Vasco del carlismo y unificó la lengua vasca. Así, en 1894 Sabino fundó el PNV, partido católico que defendía la independencia.
La Crisis del 98 y el Fin de la Restauración
En 1898 se produjo la pérdida de las colonias y se inició la crisis del 98, la cual sacó a la luz las contradicciones del sistema. A partir de ahí se inició la crisis de la Restauración. Comenzó la descomposición del sistema hasta 1923, cuando se inició la dictadura de Primo de Rivera, ya que el régimen canovista no fue capaz de integrar a las nuevas fuerzas políticas y sociales que habían surgido en su seno.
Guerra de Cuba y Crisis del 98
En 1895 se produjo un levantamiento independentista en Cuba que se convirtió en insurrección en toda la isla. En 1896 sucedió lo mismo en Filipinas. En 1898 España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas, tras una derrota militar. Esto desencadenó una crisis nacional, ante la desmoralización, el escándalo, la debilidad militar y la política, a todo esto, se le denominó Desastre del 98.
Antecedentes de la Crisis Colonial
En 1820, durante el reinado de Fernando VII, España perdió el imperio de América, pero permanecía con el poder de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La economía de Cuba y Puerto Rico se dedicaba a la agricultura de plantación, sometida a duras leyes arancelarias, constituyendo un mercado cautivo. El ejército español se aseguraba de la explotación esclavista en beneficio de una reducidísima oligarquía. En Filipinas, la población española era escasa y los capitales invertidos no eran relevantes. La soberanía se mantenía gracias a la fuerza militar y a las órdenes religiosas. José Rizal fundó la Liga Filipina basado en la expulsión de los españoles, de las órdenes religiosas y en la confiscación de los latifundios para lograr la independencia.
El Estallido de la Guerra en Cuba
La primera Guerra de Cuba se inició tras el Grito de Yara. Las Cortes republicanas en 1873 aprobaron la abolición de la esclavitud. En 1878, con la Paz de Zanjón se puso fin a la guerra, con promesas que nunca fueron cumplidas. A la frustración acumulada se unió el respaldo norteamericano a los insurgentes. Los políticos estadounidenses eran partidarios de la independencia de Cuba. En 1894 los liberales sacaron un proyecto de autonomía. En 1895 estalló una revuelta liderada por Antonio Maceo y José Martí, estos en 1892 fundaron el Partido Revolucionario Cubano.
La Intervención de Estados Unidos
El gobierno español envió al general Martínez Campos para que aplicase las medidas de represión, más tarde se envió al general Weyler, que recuperó el control del territorio y creó campos de concentración. Así que, a pesar de esta dura política represiva, la guerra continuó. En 1897, tras el asesinato de Cánovas, Sagasta intentó otro proyecto de autonomía. Estados Unidos decidió intervenir. La opinión pública, preparada por los periódicos estadounidenses, presionaba a favor de la guerra. En 1898 el acorazado norteamericano Maine fue dinamitado, atribuyéndole la responsabilidad a España. El gobierno estadounidense propuso la compra de la isla, pero el Senado y la Cámara de Representación de los EE. UU. reunidos declararon la guerra a España.
La Derrota Española y el Tratado de París
En Filipinas la situación era crítica. Los norteamericanos se dirigieron a la isla para apoyar a los insurrectos. El desarrollo de las operaciones durante la guerra fue rápido. La superioridad técnica y material de los estadounidenses y la cercanía del objetivo era apabullante. Destrozaron la flota española. Se firmó el Tratado de París, en el que España renunció a la soberanía sobre Cuba, que sería ocupada más tarde por los EE. UU. Las islas de Puerto Rico y Guam pasaron a ser de soberanía estadounidense, mientras que Filipinas fue comprada por los americanos. El imperio español quedaba así definitivamente desmantelado.
Consecuencias del Desastre del 98
El desastre supuso un auténtico aldabonazo en la conciencia de los españoles y arrastró una serie de importantes consecuencias. En primer lugar, están las pérdidas humanas, debido a la guerra o enfermedades infecciosas. Se le sumaron las escasas medidas sanitarias con las que contaba el ejército y el medio que los acompañaba, tropical y hostil. Las muertes y las enfermedades afectaron a los más pobres, todo esto se debe a que el régimen de la Restauración nunca elaboró una legislación de carácter social que aliviara la situación del proletariado. Hay que añadirle también la desmoralización de un país, expresada a través de grandes autores que quedaron marcados por la Generación del 98.
Las pérdidas materiales fueron graves a largo plazo. Perdían ingresos y mercados privilegiados. Pero la financiación de la guerra permitió el saneamiento de la Hacienda y que el estado estuviera en superávit. Se produjo una repartición de capitales. Surgieron críticas hacia el funcionamiento del sistema político, solo aparecieron entre políticos e intelectuales. Entre ellos destacaban los Regeneracionistas. El regeneracionismo fue un movimiento sin estructura que reflexionó sobre el sistema político, la corrupción de partidos, el sistema electoral y de gobierno. Uno de ellos era Joaquín Costa, para él era esencial acabar con el caciquismo para recuperar la verdadera democracia. No quisieron organizar un sistema político.
La Crisis Política y Social
En el ámbito político, la crisis del 98 provocó el inicio de la crisis del sistema de la Restauración. En los partidos dinásticos hubo un relevo generacional. Estos partidos ya no eran tan sólidos y comenzaron a aparecer escisiones internas provocadas por el excesivo personalismo de los líderes (Maurismo). En Cataluña, el nacionalismo, que había sido un credo minoritario, alcanzó cotas inesperadas por los políticos de turno. La burguesía catalana acusaba a Madrid de no haber protegido sus intereses, así apareció la Liga y en 1907, Solidaritat Catalana, que tuvo un éxito electoral. Tomó auge la oposición republicana y socialista. La conflictividad social crecía en las calles y se respondía con duras represiones. En 1906 se suspendieron las garantías constitucionales, tras el asalto a Cu-Cut. Comenzó la guerra de Marruecos, debido al desprestigio militar tras la pérdida de las islas, y todo esto se convirtió en la mecha que prendería en 1909 en Barcelona. Durante la Semana Trágica se inició la descomposición del régimen de la Restauración.
El desastre del 98 no había hecho más que sacar a la luz las graves contradicciones e insuficiencias del régimen creado por Cánovas y que lograría sobrevivir a duras penas hasta 1923.