1. El Sistema Canovista de la Restauración
Tras cuatro cambios de presidente durante la corta república, el 29 de diciembre de 1874, el golpe militar de Martínez Campos en Sagunto proclamó a Alfonso XII como rey. A partir de este evento, Alfonso XII encomendó a Cánovas del Castillo la restauración de la monarquía borbónica en España.
El sistema canovista se basaba en tres pilares fundamentales (el trípode):
- El Rey: como figura de autoridad y árbitro en la política.
- La Constitución de 1876: que establecía un sistema político basado en una monarquía parlamentaria.
- El Bipartidismo: con la alternancia pacífica y regular en el poder entre el Partido Conservador de Cánovas y el Partido Liberal de Sagasta.
Cánovas del Castillo se enfocó en acabar con los pronunciamientos militares y la sublevación cubana, buscando la estabilidad del país. Sin embargo, el sistema comenzó a fallar con la muerte de Alfonso XII en 1885. Tras este evento, se estableció el Pacto del Pardo, un acuerdo para la alternancia pacífica en el poder. No obstante, las elecciones se caracterizaron por el fraude electoral, con prácticas como el caciquismo, el encasillado y el pucherazo.
El asesinato de Cánovas del Castillo en 1897 y el desastre del 98 debilitaron aún más el sistema. La imposición de la dictadura de Primo de Rivera en 1923 y la posterior proclamación de la Segunda República en 1931 marcaron el fin definitivo de la Restauración Borbónica.
El Pacto del Pardo y el Fraude Electoral
Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, se estableció el Pacto del Pardo, un acuerdo entre Cánovas del Castillo y Sagasta para turnarse en el gobierno de forma pacífica. Sin embargo, este pacto se vio empañado por el fraude electoral generalizado.
Las principales formas de fraude electoral fueron:
- Caciquismo: personas ricas e influyentes que controlaban el voto de la población local mediante la extorsión y el clientelismo.
- Pucherazo: manipulación directa de los resultados electorales.
- Encasillado: designación previa de los diputados que serían elegidos en cada distrito.
El descontento popular con el fraude electoral y la situación política, junto con el auge del movimiento obrero y los nacionalismos, contribuyeron a la crisis del sistema de la Restauración.
2. El Movimiento Obrero y su Repercusión en España
El movimiento obrero en España se desarrolló entre 1864 y 1921, influenciado por las ideas socialistas y anarquistas que surgieron en Europa a raíz de la Revolución Industrial.
En 1864 se fundó la Primera Internacional en Londres, con dos corrientes principales: el comunismo y el anarquismo. En España, las ideas socialistas fueron introducidas por Paul Lafargue, mientras que el anarquismo se difundió gracias a Giuseppe Fanelli.
En 1879, Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en 1888 la Unión General de Trabajadores (UGT). Por su parte, los anarquistas crearon Solidaridad Obrera en 1907, que posteriormente se convirtió en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910.
La dictadura de Primo de Rivera suprimió todos los partidos políticos y sindicatos, lo que supuso un duro golpe para el movimiento obrero en España.
3. Los Regionalismos y Nacionalismos
A finales del siglo XIX surgieron en España movimientos regionalistas y nacionalistas, especialmente en Cataluña y el País Vasco, que cuestionaban la existencia de una única nación española.
El regionalismo defendía una mayor autonomía para las regiones, mientras que el nacionalismo sostenía el derecho de cada nación a ejercer la soberanía sobre su territorio.
En Cataluña, destacaron figuras como Prat de la Riba, fundador de la Unió Catalanista, y Francesc Cambó, líder de la Lliga Regionalista. En el País Vasco, Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en 1895.
Los nacionalismos y regionalismos surgieron como respuesta a la centralización del Estado y la defensa de las identidades culturales y lingüísticas propias. Estos movimientos siguen teniendo una gran relevancia en la España actual.