La Restauración Borbónica en España: Un Régimen de Estabilidad y Conservadurismo

La Restauración Borbónica en España

Introducción

El sexenio democrático finalizó en 1874 con el pronunciamiento del general Arsenio Martínez Campos. En España comenzó así una nueva etapa, la Restauración, que significó el retorno de la dinastía Borbón. La Restauración fue el periodo comprendido entre 1875 y 1931. Abarcó dos siglos y dos reinados, Alfonso XII y Alfonso XIII, durante el primero se gestó el régimen de la Restauración.

Este régimen surgió de las experiencias anteriores y pretendía acabar con los problemas de agitación política y social en España, debido a la situación política de la clase dirigente y la participación de las masas sociales en política, desembocando en una crisis social. La burguesía se unió para crear un sistema político estable que defendiese sus intereses. El régimen tuvo un sistema estable en la España contemporánea y mantuvo el orden constitucional y los comportamientos políticos, que fueron modelo político liberal durante 50 años. Pero, pese a esto, la Restauración no fue totalmente democrática debido a su conservadurismo, la falta de libertad absoluta y el control político social.

Desarrollo

El principal valedor de los derechos borbones durante el sexenio fue Cánovas del Castillo, que consiguió que Isabel II abdicara en su hijo Alfonso, quien estudió en la Academia Militar de Sandhurst, Reino Unido. Allí firmó el Manifiesto de Sandhurst, que establecía un programa político basado en la monarquía constitucional integradora para acabar con la inestabilidad social. Cánovas quería que Alfonso XII fuese aceptado pacíficamente, pero, el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto en diciembre de 1874 sirvió de excusa a la oposición para alegar que la Restauración había sido impuesta.

La Restauración tuvo 2 etapas. En la primera (1875-1885) predominó el gobierno conservador de Cánovas. Estos afianzaron el sistema estableciendo la censura y restringiendo las libertades de cátedra, el asociacionismo obrero y el derecho a voto. La favorable coyuntura económica mejoró las condiciones de vida en la población. Los éxitos militares, el fin de las guerras cubanas y carlista y la popularidad del rey consolidaron el régimen.

En la segunda etapa (1885-1902) el rey falleció y María Cristina asumió la regencia. El Pacto del Pardo de 1885 estableció el turnismo por el cual Cánovas dejó el gobierno a Sagasta, que era más liberal y defendía los derechos individuales, la libertad de expresión, el asociacionismo y el sufragio universal masculino (1890).

Bases del Régimen

Cánovas del Castillo logró instalar la Restauración, que pretendía continuar la época moderada en sus bases sociales y sus ideales. La base social del régimen era cumplir dos objetivos, asentar la monarquía como forma de Estado y crear un marco de conciliación conservador y tradicional. Por ello su base social son los monárquicos alfonsinos, hombres de negocios, altos cargos de la iglesia y mandos militares, todos con unos intereses comunes; defensa del orden social, la propiedad y monarquía como estabilidad, el catolicismo nacional y la defensa de la patria manteniendo las colonias.

Los fundamentos ideológicos de Cánovas se basaron en las »verdades enmadre», que conformaban la constitución interna nacional. Estas verdades eran elementos indiscutibles como nación, libertad, monarquía, dinastía y soberanía. Para mantenerlas y que fuesen aceptadas se imponían elementos opuestos y contradictorios para establecer equilibrio a partir de la confrontación de estos, por lo que perduran y son aceptados. Así a la soberanía del rey se oponen las Cortes populares, la monarquía se opone a la existencia de partidos políticos y esto último a la existencia de otro contradictorio.

El Sistema Político

El sistema de Cánovas se resume en:

  1. La Restauración de los Borbones en Alfonso XII, respetuosos con los liberales, defensor del orden y del catolicismo y vencedor del carlismo.
  2. Constitución de 1876. Constitución moderada con elementos de la democrática del 69: la soberanía era de las Cortes y el rey, el rey tenía amplios derechos y era el jefe supremo del ejército, además nombraba a los ministros del consejo y al presidente, tenía derecho a veto y podía disolver las Cortes. Estaba por encima del Gobierno y de las Cámaras de legislatura. Las Cortes seguían un modelo bicameral dividido en Congreso de Diputados elegidos mediante sufragio censitario y más tarde, sufragio universal masculino (1890), y el Senado con senadores vitalicios nombrados por la Corona y el Estado. La constitución recogía los derechos fundamentales reproduciendo la del 69 y establecía la religión católica como oficial.
  3. Existencia de un sistema bipartidista según el modelo inglés, con dos partidos-el liberal conservador, moderado dirigido por Cánovas y el liberal funcionario, liberal y progresista desagasta. El partido conservador protegía la oligarquía y el clericalismo y los liberales las libertades, el sufragio universal y la separación iglesia-estado.
  4. Existencia del turnismo entre ambos partidos alternando el poder por el pacto del pardo para evitar enfrentamientos y pronunciamientos.
  5. El bipartidismo, favorecido por las circunscripciones unipersonales admitidas por el sufragio universal.
  6. Control sobre el sistema electoral, control del empleo público y el caciquismo en el medio rural y control económico con política proteccionista.

El Turnismo

El nacimiento del turnismo surgió por la necesidad de cambiar de gobierno sin recurrir a pronunciamientos. Su dinámica implicaba la mayoría de votos de un partido sobre el otro las selecciones eran pactadas y se imponían ante una crisis de gobierno donde el rey retiraba su confianza del presidente del gobierno convocando las elecciones en las que se practicaban todo tipo de fraudes para la victoria del partido elegido. El encargado de preparar dichas elecciones era el ministro de gobernación, que preparaba unos resultados de acuerdo con los jefes nacionales Sagasta y Cánovas que dejan un pequeño porcentaje de votos a republicanos y carlistas los jefes provinciales, conservador y liberal distribuyen el número de diputados en función de un mayor porcentaje para el partido elegido para el gobierno. Esto se lleva a cabo mediante el encasillado, proceso por el que se coloca en casillas, el distrito correspondiente, los candidatos que saldrán electos estos distritos correspondían a zonas rurales de fácil control de un cacique. Completado esto, el ministro de gobernación contacta con los gobernadores civiles de las provincias encargados de seguir sus órdenes. Se contaba con caciques para conseguir los resultados deseados en las zonas rurales. Si el voto popular no era suficiente se recurría al pucherazo por el cual se sustituían las papeletas de las urnas mediante el golpe de puchero. Además, en ocasiones, se utilizaba el fraude del censo haciendo votar a los muertos.

Conclusión

La Restauración supuso un paréntesis en la dinámica del S. XIX español, caracterizado por su inestabilidad. Se creó un sistema político estable y duradero con un desarrollo económico y estabilidad. Pero las bases supusieron un rechazo futuro de la sociedad. El turnismo de los partidos principales dejó al margen al resto de sectores políticos, el caciquismo fue mayor en Andalucía. Todo esto provocó un rechazo a la restauración, insostenible en el reinado de Alfonso XIII, favoreciendo el anarquismo, socialismo y nacionalismo.

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