La Restauración Borbónica: Funcionamiento, Oposición y Nacionalismos en España

La Restauración Borbónica en España: Sistema Canovista, Oposición y Nacionalismos

1. Funcionamiento del Sistema Canovista

Cánovas del Castillo pretendía crear un nuevo modelo político que superase los problemas del liberalismo y, para ello, se propuso dos objetivos principales: elaborar una constitución bipartidista y pacificar el país, acabando con la Guerra de Cuba y el conflicto carlista.

La primera medida fue la convocatoria de elecciones para unas Cortes Constituyentes. La Constitución de 1876 es una muestra del liberalismo doctrinario y se caracteriza por el sufragio censitario y la soberanía compartida entre el rey y las Cortes. Es una constitución conservadora y las Cortes eran bicamerales, formadas por el Congreso y el Senado.

Cánovas introdujo un sistema de gobierno basado en el bipartidismo y en la alternancia en el poder de los partidos Conservador y Liberal. La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlistas y cubana. La derrota carlista fue debida a la abolición del régimen foral. Esto permitió acabar con la Guerra de Cuba, y como resultado, en 1878 se firmó la Paz de Zanjón.

Cánovas había sido el principal dirigente del partido alfonsino y, tras el regreso de Alfonso XII, lo transformó en el Partido Liberal-Conservador, aunque acabó llamándose Partido Conservador. El proyecto bipartidista de Cánovas requería otro partido más progresista, y así surgió el Partido Liberal, liderado por Sagasta.

Conservadores y liberales defendían la monarquía, la constitución, la propiedad privada y la consolidación del estado liberal. Los conservadores proponían un sufragio censitario y la defensa de la Iglesia y del orden social. Los liberales defendían el sufragio universal masculino y se inclinaban hacia un reformismo social progresista y laico.

El caciquismo fue un fenómeno que se dio en toda España, aunque su máximo desarrollo fue en Andalucía, Galicia y Castilla. La adulteración del voto era una práctica habitual en todas las elecciones, y el triunfo del partido que convocaba las elecciones se debía a que había sido requerido para formar gobierno y se conseguía gracias al falseamiento de los resultados. Los caciques eran personas que tenían influencia en la vida local y manipulaban las elecciones de acuerdo con las autoridades. El conjunto de trampas electorales que conseguía la adulteración de los resultados se conoce como pucherazo. Para conseguir la elección del candidato, manipulaban las actas electorales, amenazaban, votaban por muertos, etc.

El Partido Conservador estuvo en el gobierno desde 1875 hasta 1881, cuando Sagasta creó un gobierno liberal. En 1884, Cánovas volvió al poder, pero se impuso el Pacto del Pardo. La reforma de mayor trascendencia fue la implantación del sufragio universal masculino. En la última década del siglo se mantuvo el turno pacífico de partidos.

2. Oposición Política al Régimen

La adaptación rápida a las nuevas condiciones la protagonizó Emilio Castelar, que evolucionó a posturas moderadas. Castelar creó el Partido Republicano Posibilista, y Ruiz Zorrilla fundó el Partido Republicano Progresista.

Las prácticas insurreccionales provocaron la ruptura de Salmerón con el partido de Zorrilla y la creación del Partido Republicano Centralista. El republicanismo más fiel al ideario inicial fue el Partido Republicano Federal, que tenía como líder a Pi y Margall. El sufragio universal masculino revitalizó el republicanismo y con ello se creó la Unión Republicana.

El carlismo tardó en readaptar su actividad para convertirse en un nuevo partido. Carlos VII depositó su confianza como Jefe del Carlismo en Cándido Nocedal. La renovación del partido fue por Juan Vázquez de Mella, que en 1886 propuso un programa adaptado a la nueva situación política, y éste se conoce como Acta de Loredan. Una parte del carlismo acusó a Carlos VII de “cesarismo”. El líder de esta corriente fue Román Nocedal, que protagonizó una escisión en 1888 y fundó el Partido Católico Nacional. En 1881 se fundó la Unión Católica liderada por Alejandro Pidal. Los liberales también tuvieron disidencias y en 1881 Segismundo Moret fundó el Partido Democrático-Monárquico. En 1882 Serrano creó la Izquierda Dinástica.

3. Los Nacionalismos

La región pionera en desarrollar un movimiento regionalista fue Cataluña, y en el siglo XIX nació la Renaixença. En 1880 se desarrolló el catalanismo político, que tuvo varias corrientes, una basada en el tradicionalismo y otra progresista. Este catalanismo político se consolidó con las Bases de Manresa en 1892 y el regionalismo se convirtió en nacionalismo. En 1901 se creó la Lliga Regionalista fundada por Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó.

El nacionalismo vasco surgió en 1890 con Sabino Arana y en 1895 se creó el Partido Nacionalista Vasco (PNV).

Otro nacionalismo fue el galleguismo, con la corriente llamada Rexurdimento, y su mayor representante fue Rosalía de Castro.

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