7.1. La Restauración Borbónica 1874-1902: Una inestabilidad política durante el Sexenio Democrático con el deseo de una restauración monárquica. Los partidarios de la restauración borbónica, en especial Cánovas del Castillo, al frente alfonsino, emprenden una labor diplomática para lograr apoyos en el futuro Alfonso XII. Cánovas quería regresar la monarquía, resultado del deseo del pueblo español. Alfonso XII firma el manifiesto de Sandhurst, exponiendo sus propósitos conciliadores y presentando la restauración de una monarquía constitucional como solución a los problemas de España. Contra Cánovas, el general Martínez Campos proclama rey a Alfonso XII, la monarquía restaurada. El primer objetivo de Cánovas es pacificar el país poniendo fin a la Tercera Guerra Carlista y a la Guerra de Cuba. El régimen político de la Restauración, llamado sistema canovista, toma como modelo el sistema británico, una monarquía parlamentaria en la que dos partidos se turnan en el poder. El partido conservador, liderado por Cánovas y apoyado por la burguesía.
El partido liberal, liderado por Sagasta, integra a progresistas, demócratas y republicanos modernos. Para mantener el turnismo era necesario el fraude electoral. El rey encargaba la formación de gobierno al partido que le tocara, se disolvían las Cortes y se convocaban elecciones. Se ponía en marcha el «encasillado». La lista se imponía mediante presión y compra de votos de los caciques, estas prácticas antidemocráticas conocidas como «pucherazo». La soberanía compartida entre rey y cortes. El ejecutivo en manos del rey, que elige al jefe de gobierno. El legislativo está en manos de unas Cortes bicamerales. La religión oficial será la católica. El reinado de Alfonso XII acaba con la muerte del monarca, y el gobierno es ejercido por la regencia de María Cristina de Augsburgo. María Cristina firma los Pactos del Pardo con Cánovas y Sagasta, comprometiéndose a apoyar la regencia y a respetar el turnismo.
7.2. La Restauración Borbónica: los nacionalismos catalán y vasco: La Restauración enfrenta a amplios sectores políticos y sociales. Las fuerzas de oposición al régimen están divididas y enfrentadas: -Carlismos: derrota en 1876, divididos en 2 grupos, los que rechazaban el régimen liderados por Nocedal y los liderados por Vázquez que formaron un partido político. -Republicanismo: muy desunidos. Castelar lidera a los posibilistas. Salmerón y Pi y Margall no están de acuerdo con su concepción de la República, piensan que debe ser unitaria y el segundo federal. -Nacionalismos y regionalismos: oposición al nuevo sistema de la Restauración, un gran desarrollo en los últimos años del siglo XIX. Sus objetivos son la creación de instituciones propias o autonomía administrativa. +El nacionalismo catalán: movimiento autonomista y democrático. Sus principales ideólogos son Valentí Almirall, que fundó el Centre Català, y Prat de la Riba. +El nacionalismo vasco: crítico con la industrialización, el capitalismo y la inmigración. El PNV, de ideología antiliberal, propone una Euskadi independiente. +Dentro del regionalismo gallego destacan Murguía y Barros, que proponen un modelo descentralizado designado como autonomía.
Los regionalismos andaluz y valenciano fueron débiles. Los antecedentes del movimiento obrero en España durante el reinado de Isabel II. En 1840 se formaron en Barcelona las agrupaciones de trabajadores para impedir el descenso de los salarios y conseguir el derecho de asociación. Las duras condiciones laborales de obreros y campesinos fueron motivo de conflictos. El movimiento obrero, tras un periodo de decadencia, se recuperó con la aprobación de la ley de asociación de 1887 de Sagasta. Siguió dos tendencias: los anarquistas fundaron la Federación de Trabajadores de la Región Española en 1881. Las divisiones internas y la represión les llevaron a un activismo sindical reivindicativo y una minoría se radicalizó. La tendencia marxista fue representada por el PSOE, fundado por Pablo Iglesias en 1879, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros. Hasta 1910 no se elegirá el primer diputado socialista, ya que no hubo representantes de la clase obrera en las Cortes debido al falseamiento electoral.
7.3. El problema de Cuba y la guerra entre España: Los restos del imperio colonial español, tras perder América continental durante el reinado de Fernando VII, consistían en Cuba y Puerto Rico. Cuba y Puerto Rico presentaban rasgos coloniales: -Situados muy cerca de Estados Unidos, considerados «backyard». -Economía basada en la agricultura de exportación. -Beneficios a la economía gracias a unas leyes arancelarias. -Dependían totalmente de la administración española, con un capitán general y sus tropas. La explotación esclavista beneficiaba a una reducida oligarquía.
La población española era escasa y los capitales invertidos no eran relevantes. La relación con la metrópolis se centró en la explotación de recursos agrarios y la presencia de clérigos y misioneros. En 1868 comenzaron en Cuba movimientos independentistas dirigidos por Céspedes para conseguir la abolición de la esclavitud y la autonomía política. La guerra de los Diez Años concluye con la Paz de Zanjón, y Cuba se convierte en provincia de España. Surgieron algunos líderes independentistas como Maceo, que rechazan la paz.
En 1892, el Partido Revolucionario Cubano y Maura presentaron un proyecto de autonomía para Cuba y Puerto Rico. La guerra vuelve a estallar en 1895, dirigida por Martí. Martínez Campos es enviado para sofocar la rebelión. El conflicto termina con la Paz de París en 1898, por la que España reconoce la independencia de Cuba. La pérdida de las últimas colonias fue conocida como el Desastre del 98 y tuvo repercusiones: -Ideológicas: una crisis de la conciencia nacional, aparece el Regeneracionismo y el rechazo del sistema político y social. Destacan Joaquín Costa o Almirall. -Políticas: propuesta de reforma y modernización, provoca un cambio en el liderazgo de los partidos dinásticos. -Económicas: la industria nacional se recupera a pesar de la pérdida del monopolio con América y la repatriación de capitales americanos. -Sociales: sentimiento antimilitarista, los soldados se reclutan entre los más pobres. +La estabilidad política y económica que sigue al Desastre deja entrever que la crisis del 98 fue una crisis moral e ideológica.
8.1. Evolución demográfica y movimientos migratorios: En España, los cambios provocados por la revolución liberal e industrial a lo largo del siglo XIX se dieron a un ritmo menor. La evolución demográfica durante el siglo XIX muestra un crecimiento estable, aunque lento. España se mantiene en un régimen demográfico antiguo, con tasas de natalidad y mortalidad altas y un bajo crecimiento vegetativo. La esperanza de vida no llegaba a los 35 años. Durante el segundo cuarto del siglo XIX, el crecimiento vegetativo aumentó gracias a las mejoras en la alimentación y a la introducción de mejoras higiénicas. La demografía española estará condicionada por crisis de subsistencia y epidemias de cólera, tifus y fiebre amarilla. La mortalidad manifestó las diferencias sociales, con acceso a la sanidad y viviendas que cumplían los requisitos de salubridad solo para las clases altas y medias. La estructura demográfica por sectores económicos era arcaica y desequilibrada, con un predominio del sector primario. Hubo una pequeña migración internacional en busca de un trabajo agrícola mejor remunerado y otros por la situación política durante la Década Ominosa. A mediados del siglo se anularon los obstáculos legales que se oponían a la inmigración y se incrementó una corriente migratoria. El desarrollo urbano fue considerable durante el siglo XIX, pero no alcanzó las cotas de los países industrializados europeos. Entre 1850 y 1900 España duplicó su nivel de urbanización. El crecimiento urbano estuvo ligado a las transformaciones provocadas por el liberalismo, la industrialización y sobretodo las desamortizaciones que favorecieron un trasvase de población del campo a la ciudad. Se instalaron nuevos arrabales sin ningún tipo de planificación, se ampliaron las infraestructuras urbanas como el alcantarillado y la iluminación, y se tuvieron que adaptar al tranvía o ferrocarril.