La Restauración en España: El Sistema Canovista y sus Contradicciones

Introducción

La Revolución del 68 y la breve experiencia republicana no consiguieron instaurar un régimen político estable. A esta situación se pone fin en 1875 mediante un pronunciamiento que inicia la Restauración: el reinado de Alfonso XII, hijo de Isabel II (1875-1885), y la regencia de su esposa María Cristina. Con ella vuelven también algunas de las características que habían presidido la etapa anterior al Sexenio Democrático, sobre todo en lo que respecta al dominio político real de una élite constituida por los dirigentes de los grandes partidos, herederos de los viejos grupos moderados y progresistas, y que ahora van a ser llamados conservador y liberal. Dos personajes caracterizan políticamente la Restauración: D. Antonio Cánovas del Castillo y D. Práxedes Mateo Sagasta.

El Sistema Canovista. La Constitución de 1876 y el Turno de Partidos

El 3 de enero de 1874 se produjo el golpe de Estado del General Pavía y el general Serrano asume la Jefatura de Gobierno con dos objetivos: imponer un régimen militar que garantice el orden y acabar con el carlismo. Serrano transforma su papel de jefe de gobierno de una República, por una dictadura personal y consiguió que sectores burgueses y clases medias apoyen la causa alfonsina. Los grupos de presión alfonsinos encabezados por Cánovas no habían sido partidarios del golpe de Pavía ni de una dictadura militar. Establecen contactos con Alfonso de Borbón, el príncipe firmó el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas, dirigido a la Nación. Pero sin contar con Cánovas, el 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos precipitó los hechos tras su alzamiento en Sagunto, proclamando rey de España a Alfonso XII. Cánovas hubiera preferido un monarca sin pronunciamiento pero al ver el amplio apoyo del ejército apeló a la burguesía para que sostuviera la opción.

Sus primeras medidas: suspensión de periódicos, tribunal especial para delitos de imprenta, eliminación del matrimonio civil, restablecer relaciones con la Iglesia, renovación de cargos, por personas afines a la Corona, orden de mantenimiento a ultranza del orden público y control de la oposición, convocatoria de Cortes Constituyentes por sufragio universal. Por tanto es clara la vuelta al moderantismo.

Constitución de 1876

Es una Constitución doctrinaria y conservadora, que quiere ser un compromiso entre la moderada de 1845 y la liberal de 1869. Características:

  • Soberanía compartida
  • Declaración de derechos y libertades individuales amplia
  • Separación de poderes:
    • Poder legislativo: las Cortes con el Rey
    • El poder ejecutivo reside en la Corona
    • Poder judicial es independiente
  • Confesionalidad católica
  • El Estado se organizaba de forma centralista

Con respaldo del rey, Cánovas lideró el gobierno entre 1875-1881 y es creador de un sistema político que funcionó inalterable durante el periodo de la Restauración.

El sistema canovista y el turno de partidos. Los fundamentos políticos de la Restauración.

Antonio Cánovas es el hombre clave de la Restauración borbónica. Desde 1873 es el jefe de la causa alfonsina. Para él el régimen político debía cumplir dos objetivos:

  • Asentar firmemente la Monarquía como forma de Estado
  • Fundar el marco constitucional en una filosofía política ecléctica

Para Cánovas el Ejército debía cumplir su misión constitucional. Los generales debían abandonar la vida política. El nuevo régimen contó con un amplio respaldo: vieja nobleza, terratenientes, financieros; todos ellos compartían unos intereses y una visión comunes: la defensa del orden social y de la propiedad. El modelo de Cánovas, supuso el retorno a la sociedad liberal moderada anterior al 68 pero con nuevas formas de conducir la política.

Partidos políticos

  • El partido liberal conservador (Cánovas)
  • El partido liberal fusionista (Sagasta)

El turnismo

Tenía la ventaja de permitir que ambos partidos se alternasen pacíficamente y de forma pactada lo que llevó al problema del caciquismo. Se amparaban mutuamente en una serie de acuerdos cuyos objetivos eran la estabilidad para evitar que ningún partido legal fuera excluido. El bipartidismo se inició con el triunfo conservador en las primeras elecciones y bajo su tutela fue redactada la nueva Constitución. A la altura de 1885 el funcionamiento constitucional experimentaba una clara adulteración. Este falseamiento electoral funcionó sin grandes problemas durante los veinticinco años primeros de la Restauración, pero el sistema comenzó a resquebrajarse.

El caciquismo

Es un hecho sociopolítico de España, durante finales del siglo XIX y principios del XX, consistente en el control del poder, en zonas rurales, por personas de gran influencia económica y prestigio social, que imponían una dependencia personal y de dominio sobre los campesinos. Se encargaban de recopilar votos o amañar las elecciones para el candidato oficial.

La oposición al sistema. Regionalismos y nacionalismos

Los republicanos

Se percibían tres grandes grupos: el posibilista o republicano histórico (Castelar) que en sus pretensiones se mostraba a favor de una democracia conservadora; los federales, más cercanos a asociaciones obreras y mejor organizados; y por último los progresistas-demócratas (Ruiz Zorrilla) que pretendían el cambio de régimen mediante acciones subversivas. Entre 1875 y 1890 las elecciones proporcionaron algún diputado republicano que en el Congreso solo podía hablar en nombre propio. Sus posibilidades de éxito eran muy pequeñas: siempre fueron vistos con recelo por parte de los partidos del turno, ya no tenían el respaldo de importantes sectores obreros, la implantación del sufragio universal, en la década de los noventa, provocó la mejora de sus resultados electorales.

El movimiento obrero

Las organizaciones obreras habían quedado divididas en dos corrientes: marxista y anarquista. En 1874 el general Serrano había declarado ilegales las organizaciones obreras de la Primera Internacional, las organizaciones obreras se vieron obligadas a actuar en la clandestinidad.

El movimiento anarquista

La implantación del anarquismo era notable en Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía. A finales de los ochenta los obreros y campesinos anarquistas se inclinaron por un activismo predominantemente sindical y reivindicativo. La respuesta contundente de las autoridades no hizo sino alimentar una dinámica continua de acción-represión. Esta táctica de los más radicales sirvió para etiquetar de violento a todo el anarquismo.

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