I. FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN
1. El retorno de la dinastía borbónica
El retorno de la dinastía borbónica a España después del golpe del general Pavía en 1874. Tras este evento, el general Serrano lideró el gobierno, centrando sus esfuerzos en poner fin a la guerra carlista. Sin embargo, el «partido alfonsino», liderado por Antonio Cánovas del Castillo, abogaba por la restauración de la monarquía constitucional con Alfonso XII, hijo de Isabel II, como monarca. La burguesía catalana, los sectores vinculados al comercio con las colonias, especialmente Cuba, y los militares alfonsinos también respaldaron el cambio. El general Martínez Campos proclamó a Alfonso XII en Sagunto el 29 de diciembre de 1874. Alfonso XII, después de un breve matrimonio con su prima María de las Mercedes de Orleans, contrajo matrimonio nuevamente con María Cristina de Habsburgo y tuvo dos hijas.
4. El sistema político oficial: bipartidismo y turnismo
El sistema político durante la Restauración en España se caracterizaba por un bipartidismo entre el Partido Liberal-Conservador, liderado por Antonio Cánovas del Castillo, y el Partido Liberal-Fusionista, encabezado por Sagasta. Ambos partidos compartían ideología en aspectos fundamentales como la monarquía, la Constitución de 1876, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal. El sistema se basaba en un turno pacífico, donde los dos partidos se alternaban en el poder para asegurar la estabilidad institucional. Cuando el partido en el gobierno perdía la confianza de las Cortes, el monarca llamaba al líder del partido de la oposición para formar gobierno, seguido de la disolución de la Cámara y la convocatoria de elecciones. El fraude electoral y los mecanismos caciquiles garantizaban que estas elecciones favorecieran al partido en el poder.
5. El sistema político real: caciquismo y fraude electoral
El sistema político real durante la Restauración en España se caracterizaba por el caciquismo y el fraude electoral, a pesar de la aparente alternancia entre dos partidos. Este sistema corrupto implicaba la compra de votos, la falsificación de actas y la presión sobre los electores, todo bajo la influencia y el poder económico de ciertos individuos (caciquismo). El control del proceso electoral se ejercía a través de varias instituciones, como el ministro de la Gobernación, gobernadores civiles, alcaldes y caciques locales. El ministro elaboraba la lista de candidatos «ministeriales», que los gobernadores civiles transmitían a alcaldes y caciques, utilizando el aparato administrativo para garantizar su elección. Si este proceso fallaba, se recurría al fraude electoral, incluyendo la manipulación de actas y la compra de votos, en lo que se conocía como «pucherazo». Los caciques, individuos o familias con poder económico o influencias políticas, desempeñaban un papel fundamental en este proceso electoral.
II. LA OPOSICIÓN POLÍTICA AL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)
1. El carlismo
El carlismo seguía siendo contrario al régimen liberal y estaba a favor de los valores religiosos, de la monarquía tradicional y de los fueros.
2. El surgimiento de los nacionalismos periféricos
El liberalismo español, se basó en una idea centralista del Estado. Ahora bien, durante la Restauración aparecerán movimientos de recuperación cultural y lingüística que terminan adquiriendo formas de reivindicación política, los regionalismos o nacionalismos, que reclaman el autogobierno en diversas zonas de España, como Cataluña, País Vasco y Galicia bajo el apoyo social de sectores de la burguesía.
a) El nacionalismo catalán
El nacionalismo catalán se manifestó inicialmente a través de Valentí Almirall y el Centre Catalá, buscando que la burguesía catalana se distanciara de los partidos españoles. En 1885, presentaron al monarca Alfonso XII el Memorial de Greuges, defendiendo los intereses catalanes. La Unió Catalanista, fundada en 1891, consideraba a Cataluña como una entidad autónoma dentro de España con competencias propias. En 1901, surge la Lliga Regionalista de Catalunya, un partido político conservador a favor de la autonomía catalana. Este periodo marcó el inicio de la competencia entre regionalistas y republicanos, rompiendo con el tradicional turno entre conservadores y liberales en la historia política de Cataluña.
b) El nacionalismo vasco
El nacionalismo vasco surgió impulsado por el fuerismo y la industrialización. La abolición de los fueros vascos en 1876 y los cambios económicos e inmigración afectaron la identidad tradicional vasca. Sabino Arana, defensor de la cultura vasca, fundó el nacionalismo vasco en 1895, preocupado por la preservación del euskera y las tradiciones frente a la inmigración. Aunque inicialmente adoptó posturas xenófobas al defender la pureza racial, en 1895 fundó el Partido Nacionalista Vasco en Bilbao, declarándose independentista. Tras la muerte de Arana, la postura del partido se suavizó, aceptando la vía hacia la autonomía en lugar de la independencia total de España.
3. Los partidos republicanos
Después del fracaso de la Primera República, el republicanismo español se fragmentó en cuatro corrientes debido a diferencias doctrinales, estratégicas y rivalidades personales. Con el cambio de siglo, los líderes de estas corrientes desaparecieron, marcando el fin del republicanismo histórico. Alejandro Lerroux fundó el Partido Radical en 1908, iniciando una nueva etapa en la que el republicanismo español debía definir su programa social y político.
4. El movimiento obrero
El movimiento obrero en España alcanzó madurez y una amplia organización durante el Sexenio Democrático. Aunque las corrientes marxista y anarquista de la Internacional tuvieron presencia en España, fue la anarquista la que predominó y ganó mayor relevancia en este contexto histórico.
a) Los anarquistas
En 1874, la comisión federal anarquista comenzó a operar clandestinamente, y en 1881 se fundó la Federación de Trabajadores de la Región Española. Sin embargo, la nueva organización enfrentó una fuerte represión, especialmente después del caso de la Mano Negra en el campo andaluz, acusada de asesinatos y llevando a la detención masiva de personas en Jerez, Cádiz y Sevilla. El anarquismo andaluz fue acusado de diversos crímenes, y se intentó implicar a los miembros de la Federación de Trabajadores de la Región Española. En agosto de 1897, como parte de estas tensiones, el presidente del gobierno, Cánovas de Castillo, fue asesinado en San Sebastián.
b) Los marxistas o socialistas
En 1874, la tendencia socialista en el movimiento obrero español estaba limitada a pequeños grupos seguidores de las ideas de Marx. Pablo Iglesias, llamado a presidir la Asociación del Arte de Imprimir en Madrid, convenció a sus compañeros de la necesidad de formar un partido socialista. Así, el 2 de mayo de 1879, durante un banquete en Madrid, se constituyó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con objetivos marxistas, buscando la conquista del poder político por la clase trabajadora mediante vías electorales o revolucionarias. El PSOE, desde sus inicios, se presentó como un partido exclusivamente obrero, enfrentándose a los partidos burgueses en la lucha por el poder a través de las elecciones. En 1888, se creó el sindicato socialista, la Unión General de Trabajadores (UGT), seguido por el I Congreso del PSOE en Barcelona, que buscaba perfilar la organización del partido.
III. CRISIS DEL 98: LIQUIDACIÓN DEL IMPERIO COLONIAL
1. La guerra en Cuba y en Filipinas
La Paz del Zanjón (1878), había puesto fin a la Guerra de los Diez Años. Pero la falta de un verdadero proceso descentralizador que dotase a la isla de órganos representativos, y la política fuertemente proteccionista con que se estrangulaba la economía cubana favorecieron el surgimiento de nuevas revueltas que condujeron a la independencia.
a) La política española en Cuba
La política española en Cuba, destaca dos medidas importantes: la abolición definitiva de la esclavitud en 1886 y la concesión de representación propia para los cubanos en las Cortes españolas. Las
tensiones entre Cuba y España se intensificaron debido a la oposición cubana a los altos aranceles proteccionistas impuestos por España para dificultar el comercio con Estados Unidos, que era el principal comprador de productos cubanos a finales del siglo XIX.
b) La guerra de Cuba y Filipinas.
La guerra de Cuba y Filipinas fue iniciada en 1895 con la fundación del Partido Revolucionario Cubano por José Martí. El gobierno español respondió enviando un ejército a Cuba, liderado por el general Martínez Campos. Tras el asesinato del presidente Cánovas en 1897, el nuevo gobierno de Sagasta intentó una estrategia de conciliación, pero las reformas llegaron tarde y los independentistas, con respaldo estadounidense, rechazaron el fin de las hostilidades declarado unilateralmente por España. Coincidiendo con la insurrección cubana, Filipinas también se rebeló en 1896-1897.
c) La intervención de Estados Unidos.
La intervención de Estados Unidos en 1898, comenzando con la declaración de guerra a España tras el hundimiento del USS Maine en el puerto de La Habana. Estados Unidos amenazó con intervenir si España no vendía Cuba por 300 millones de dólares, oferta que fue rechazada. En abril, Estados Unidos declaró la guerra a España y combatió en Cuba y Filipinas, logrando una rápida victoria sobre la escuadra española en Cavite y Santiago. La Paz de París, firmada en diciembre de 1898, implicó la renuncia de España a Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que pasaron a estar bajo la influencia y dominio estadounidense.
2. Las consecuencias del 98
La derrota de España en 1898 generó desencanto y frustración en la sociedad y la clase política del país. Esta derrota marcó la destrucción del mito del imperio español y relegó a España a un papel secundario en el contexto internacional. Esto contrastó con el momento en el que otras potencias europeas estaban construyendo vastos imperios coloniales en Asia y África.
a) Repercusiones económicas y políticas.
A pesar de la envergadura del «desastre» y de su significado simbólico, sus repercusiones inmediatas fueron menores de lo que se esperaba.
b) El regeneracionismo.Tras la derrota en 1898, surgieron movimientos regeneracionistas que abogaban por la modernización política en España, respaldados principalmente por las clases medias. Estos movimientos, encabezados por figuras como Joaquín Costa, buscaban reformas que incluyeran la eliminación del sistema caciquil y la transparencia electoral, así como la organización política independiente del turno dinástico. La Generación del 98, compuesta por destacados intelectuales como Unamuno, Valle-Inclán, Pío Baroja y Azorín, encontró cohesión tras el desastre del 98. Paralelamente, el gobierno conservador de Francisco Silvela implementó reformas regeneracionistas, pero el sistema político demostró su capacidad para adaptarse a cualquier intento de cambio. En 1901, la regente María Cristina entregó el poder a los liberales liderados por Sagasta. El 17 de mayo de 1902, Alfonso XIII comenzó su reinado al cumplir 16 años de edad.